![Marc Anthony durante su esperado concierto en Murcia.](https://s2.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/202207/03/media/cortadas/marc-anthony-concierto-kgDD-U170610974995h1G-1248x770@La%20Verdad.jpg)
Ver fotos
Secciones
Servicios
Destacamos
Ver fotos
El riesgo de observar una corona de cerca es que el peso de la expectativa puede acabar situándote más cerca de la decepción que de la epifanía. Y es que, a la hora de la verdad, la figura de un rey impresiona más cuando está ... rodeada de leyenda y peso histórico que cuando se convierte en carne, hueso y, en el peor de los casos, óxido.
Desde sus primeros pasos discográficos, ubicados a comienzos de la década de los noventa, hasta este 2022 en el que nos encontramos, Marc Anthony ha sabido mantenerse en las posiciones más altas del Olimpo de la música latina, obteniendo múltiples reconocimientos por parte de la industria al mismo tiempo que aumentaba su parroquia de fieles y mantenía una admirable capacidad para alcanzar el número uno con cada nuevo trabajo publicado. Una serie de incontestables victorias que llevó al ilustre New York Times a bautizarle como el rey de la salsa.
¿Sobre el papel? Ni una duda, las cifras y datos para justificar semejante apodo están ahí y sería absurdo negarlos, ya habrá otros momentos para batallar contra la evidencia. Sin embargo, se necesita algo más que una lista de conquistas pasadas para mantener un estatus de ese nivel, así que nada mejor que ver al supuesto monarca en acción sobre un escenario para terminar de desnivelar la citada corona hacia un lado u otro. Pues bien, una vez observado y escuchado con atención su concierto del pasado sábado en el Recinto ferial de La Fica, la respuesta es clara: sí, el trono le sigue perteneciendo, pero más por inteligencia a la hora de dosificar su hechizo que por una cuestión de magnificencia incontestable.
Y es que, consciente de que los años no pasan en balde y los kilómetros se acumulan en su privilegiada garganta, el artista controla al máximo los esfuerzos, ya sea apostando por una ciertamente molesta costumbre de dejar que sea el público el encargado de cantar gran parte de sus canciones como apoyándose en la tremenda banda que le guarda las espaldas. Por suerte, esta segunda opción ocupa la práctica totalidad de un espectáculo que debe gran parte de su grandeza a un conjunto de músicos y coristas, más de quince en total, que facilitan el desparrame, la lujuria, el delirio y la celebración de la salsa como género de pálpito sudoroso y excitante.
Anthony, tipo listo, lo sabe y actúa en consecuencia, dejándose mecer, abrazar, agitar, ensalzar y llevar por sus compañeros y compañeras de escenario. Así, cuando lanza su inconfundible voz, mueve ligeramente sus caderas, anima a la banda y nos invita a sumarnos a la fiesta con temas tan notables como 'Y hubo alguien', 'Te conozco bien' o 'Tu amor me hace bien', de lo mejor del repertorio, el estallido general se convierte en un fenómeno felizmente inevitable.
Momentos de éxtasis total donde también jugó un papel clave la entrega absoluta mostrada por un público que festejaba cada tema como si fuera el primero (o el último) de una noche que, a lo largo de poco más de hora y media de duración, ofreció otros instantes tan destacados como la apertura y cierre con 'Valió la pena' y 'Vivir mi vida' respectivamente, 'Contra la corriente' y su festival de percusión, incluyendo al propio Anthony probando suerte en la batería, la gozosa 'Parecen viernes' o una espléndida 'Flor pálida' señalada por el artista como una de sus grandes favoritas, algo comprensible escuchándola en su máximo esplendor.
Junto a ellas, subrayar también la estupenda reivindicación del presente con 'Mala' y 'Pa'lla voy', irresistibles representantes del último trabajo publicado por el artista, y la emotiva versión de '¿Y cómo es él?', inagotable clásico de José Luis Perales que logró incluso que nos olvidáramos del empacho de glucosa y melodrama protagonizado por 'Abrázame muy fuerte' y 'Almohada', los puntos más flojos del concierto junto a las paradas entre canción y canción, tiempos muertos de silencio que se excedían claramente de tiempo.
Por suerte, cada vez que la atención estaba a punto de marcharse hacia otro lugar por culpa de estos paréntesis mudos, la música volvía a resonar en una Fica abarrotada que hondeó con orgullo la bandera de la salsa para rendirse a Marc Anthony, un rey que se las sigue apañando para sobrevivir a base de destellos de genio y cantidades industriales de talento cómplice en su castillo de ritmo, romanticismo y baile.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.