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El flamenco, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO desde 2010, definido por nuestro siempre recordado José Gelardo Navarro en su obra 'Las claras del día' como una cultura musical-gestual-coreográfica de origen y tradición populares, ha ido pasando desde hace unos años por el mismo proceso de cambios escénicos a la hora de estructurar espectáculos que otros estilos de danza y baile. En su día se hablaba de flamenquismo cuando se consideraba imitación de estilo y voces, y en otras los nuevos públicos se han ido viendo sorprendidos con montajes cuyo argumento plantea una narrativa, argumento, historia, cuya dramaturgia hace de los palos tradicionales una expresión de vivencias personales. Este es el proceso creativo en el que Lucía Campillo ha ido trabajando durante un año para su obra 'Un Lucero', cuyo estreno en Murcia ha sido un órdago a la mayor. La bailaora murciana, tras sus años de aprendizaje y experiencia profesional en diferentes compañías, ha tomado la decisión de crear una obra en la que una sola bailaora es la coreógrafa e intérprete de un intimista viaje emocional. Esto no es una apuesta fácil cuando quieres ir más allá del tradicional espectáculo de baile flamenco, y en el caso de 'Un lucero', la dirección escénica y dramaturgia de María Jaimez ordena el carácter de cada una de las escenas de la obra. Comienzo en oscuro. Pasos, tacones, entrada a modo de ensayo, preparación de músicos, muy buenos, saludos entre ellos. Empieza el baile con un explosivo taranto para ir sucediéndose los palos con matices muy personales y obteniendo movimientos que llaman la atención, en los que implica el vestuario como una segunda piel de la que te puedes ir desprendiendo y cambiar para cada momento.

Momentos serios de soleá, petenera, momentos alegres como esas alegrías con castañuela, además de zapato muy sonoro para todo y bien acentuado. La dureza de dar a luz impactante con el sonido del agua, quizás algo larga esta escena. La perfecta conexión entre músicos y bailaora ayuda mucho cuando no hay cuerpo de baile o más protagonistas intercalando apuntes divertidos o breve folclore murciano. Ole. Homenaje a Manolo Sanlúcar ('Oración') y a Enrique Morente a pie de escalera en el tema por fandango.

Y otro aspecto básico es la luminotecnia de Olga García, rayos como luceros, caminos de luz, las diagonales son metáforas de caminos de la vida. Empezar en colores fríos, agua, y después poco color o nada. Un acompañamiento sobrio y a la vez sutil y delicado en el éxito de esta obra adornada de talento flamenco y mucho más.

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laverdad Lucía Campillo: talento flamenco y mucho más