![Vetusta Mora en el Warm Up Days.](https://s1.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/202110/12/media/vetusta-morla/1vetustamorla%20(11).jpg)
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Himnos en la tierra prometida
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Vetusta Morla repasa lo mejor de su trayectoria en un concierto que rozó la perfección y Niños Mutantes cumple con nota en la jornada final del Warm Up DaysLo que tienen las crónicas musicales es que, a la hora de la verdad, solamente quedáis tú y el folio en blanco para destripar un ... conjunto de sensaciones etéreas para las que cualquier palabra se queda corta. Se trata entonces de escuchar el rugido de las entrañas, caminar sobre la piel erizada y reinventar los latidos de un corazón a punto de independizarse. Cuando la música golpea, solamente deja una puerta abierta. Y da al callejón de lo indescriptible.
Partiendo de esta base, lo que queda, que no es poco, es identificar el punto exacto en el que el verbo se hace invisible y la única tinta que queda en el bolsillo corresponde a la lágrima agradecida y reverencial. Allá voy. Llegaba el desenlace, tanto del concierto de Vetusta Morla como del propio Warm Up Days, cuando Pucho se acercó al micrófono para entregarnos su último obsequio: «Nos quedan muchos más regalos por abrir. monedas que, al girar, descubran un perfil. Y empieza el celofán. Y acaba en eco». Es curioso como una frase que anuncia una conclusión puede sonar al inicio de todas las cosas. Y en ese preciso momento, cuando 'Los días raros' nos arrastró una vez más a su excelso clímax, la matrícula de honor quedó como única solución posible a la compleja incógnita de la valoración. Digamos que, si se tratara de calificar las dimensiones del impacto emocional en estrellas, necesitaríamos un cielo de papel más grande.
Artistas: Niños mutantes/Vetusta Morla
Dónde y cuándo: La Fica, lunes 11 de octubre
Calificación: Bueno/Matrícula de honor
Fue la epifanía final de un impresionante concierto en el que los hallazgos se sucedieron con el vértigo de un desatado oleaje musical. Eléctrico y conmovedor. Trepidante y cauto. Devorador y delicado. Intenso y equilibrado. Radical y clásico. Descarga eléctrica de afortunada taquicardia y rumor de madera acústica acariciando el prólogo de la madrugada. Resumiendo: Vetusta Morla en su estado más puro y evolucionado. A lo largo de cerca de dos horas que pasaron con la fugacidad de un suspiro de melancolía estival, la banda trazó un apasionante y apasionado recorrido por su discografía, desde su inolvidable debut con la infalible 'Copenhague' y unas 'Sálvese quien pueda', 'Valiente' y 'Saharabbey road' encadenadas para delirio general, hasta sus temas más recientes ('La virgen de la humanidad' y 'Finisterre'). No se olvidaron, por supuesto, de su cima artística, 'Mapas', felizmente representado por su imparable canción homónima, auténtico frenesí en el escenario; la citada 'Los días raros'; una 'Boca en la tierra' plena de épica; 'Maldita dulzura' con su embriagador encanto; y una 'Lo que te hace grande' de sonido apoteósico. Tampoco obviaron su formidable tercer trabajo, 'La deriva', tremendo como sonaron 'Golpe maestro', 'Fuego', 'Cuarteles de invierno' y su tema canción titular, cediendo por último un significativo espacio al rotundo 'Mismo sitio, distinto lugar' con 'Palmeras en La Mancha'; 'Consejo de sabios'; la preciosa '23 de junio'; y, sobre todo, 'La vieja escuela' y una brutal 'Punto sin retorno'. Completado con una reivindicativa versión a guitarra y voz de la conmovedora 'Iglús', nos encontramos ante un repertorio de primerísima categoría defendido con la característica entrega, virtuosismo y perfección técnica de sus responsables, seis tipos capaces de mimetizarse y estrujar cada canción al límite sin reventarla hasta extraer cada pepita de oro que reside en su interior. En términos cuantitativos y cualitativos, el concierto de Vetusta Morla en el Warm Up Days resultó, en definitiva, uno de esos valiosos tesoros destinados a perdurar en la historia del festival. Y en nuestra memoria.
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No conviene olvidarse tampoco de la gran labor previa realizada por Niños Mutantes, una de esas formaciones con décadas de experiencia, discos y carretera en su espalda. También de un conjunto de muy buenas canciones que tuvimos la oportunidad de disfrutar en un primer concierto del lunes marcado por la clase y el saber hacer de un grupo que continúa prefiriendo apretar el acelerador camino al encuentro del próximo destino antes que aminorar la marcha para quedarse embobados con el paisaje. Perfectamente engrasados y haciendo de la complicidad sobre el escenario el aullido de su motor, los granadinos firmaron una estupenda actuación en la que brillaron tanto en su vertiente de rock bailable ('Todo tiene un precio', 'Hermana mía) como en su perfil más pop con las irresistibles 'No puedo más contigo' y 'Un tiro en el pie' a la cabeza. Así, Niños Mutantes volvieron a mostrar lo inoxidable de su pasado, la energía de su presente y su condición de apuesta segura.
De esta manera tan notable dio comienzo la última jornada de una edición de la cual podríamos citar alguno de sus principales defectos, especialmente en lo que corresponde a los más que cuestionables horarios y las eternas esperas entre artista y artista, pero de la que es preferible quedarse con lo bueno, que es numeroso y variado. Y entre la enorme lista de recompensas que deja el Warm Up Days sobresale la recuperación de sensaciones que temíamos perdidas en el limbo de lo extraviado; la comunión extrema en la proa de los estribillos; el rugir de una multitud cuando suena una nota en la que caben decenas de historias; la construcción colectiva de un recuerdo; la resaca emocional, la única en su especia capaz de generar adicción; las miradas al cielo cuando estalla esa canción que parece cambiarte un poco la vida en cada escucha; el dolor muscular cuando alcanzas la orilla de la cama; la capacidad de transformar lo efímero en eterno; el deseo irrefrenable de saltarse uno de los diez mandamientos del Bombín para tratar de volver al lugar donde has sido feliz. No es cuestión de ver el vaso medio vacío o medio lleno, sino de celebrar que, tras una larga temporada en el desierto, nos hemos reencontrado con un buen puñado de himnos en un asfalto de La Fica convertido, de nuevo, en nuestra particular tierra prometida.
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