Ángel Calvo: «Murcia me ayuda a combatir la sensación de desarraigo del siglo XXI»

- Tras varios días de la salida del disco y ver la acogida, ¿está satisfecho?

- Me siento muy satisfecho por una parte. He recibido mucho cariño del público y de los compañeros y los datos no han sido del todo malos. Pero es cierto que por el trabajo invertido, el dinero y lo importante que es para mí este disco, en el que considero que he hecho todo lo que he podido y no cambiaría nada, tengo una sensación un poco agridulce. Desde la música independiente, desde la autoedición, al margen de las grandes discográficas es difícil llegar a más público y la verdad es que no puedo evitar tener una sensación agridulce con eso.

- Habéis tocado todas las aristas en el proyecto, por ejemplo con videoclips muy cuidados.

- Como todo en mi carrera musical, es como un maravilloso ejercicio de romanticismo. Todo el mundo se ha bajado el sueldo para sacarlo adelante y es un trabajo muy bueno. Hemos hecho videoclips, la parte gráfica está muy bien, otro compañero con otro sello nos ha sacado copias físicas que nos han quedado de lujo. Pero hace bastante frío haciendo música contra las grandes multinacionales.

- Hay iniciativas necesarias como el Festichachi, un encuentro de sellos independientes organizado este mes.

- Sí. La escena alternativa de España es muy pequeña porque no hay una cultura fuerte como en el mundo anglosajón. Yo siempre pienso en el ejemplo de la banda asturiana Autoescuela, que es increíble, pero es un sonido y un rollo muy concreto que no tiene suficiente público. Sellos multinacionales y algunos medianos con bastante dinero son capaces de meter mucho marketing digital, que es lo que manda, para llevar a una banda a lo más alto con dos o tres canciones. Y ahora tenemos menos espacio que antes, en festivales, en salas. Si eres pequeño ahora es todavía más difícil.

- ¿Cómo definirías el siglo XXI que da nombre al disco?

- Yo ahora tengo una mejor relación con el siglo XXI, pero hubo un momento en el que estaba muy desconectado. El disco parte de una premisa de conflicto y termina con una canción de catarsis. En ese sentido creo que es mi mejor disco porque hay una correlación entre todas las canciones y pretende contar una historia: cómo yo me adapto al siglo XXI.

- Como siempre, Murcia está muy presente.

- Yo nací en Valencia y vine con 7 años pero me considero murciano. Además, me identifico con la cultura murciana, hasta el punto de que la considero una nación con unas características culturales, o al menos el sureste en general. Y es un sitio donde me siento a gusto, tranquilo, que es lo más importante, y arropado. Murcia me ayuda un poco a combatir esa sensación de desarraigo del siglo XXI.

- 'Luz de Murcia entre tú y yo' es además una versión de Nacho Vegas.

Sí, hemos estado hablando y él está encantado. Y yo también porque le admiro un montón. Me fascina que en su carrera siempre haya sido independiente trabajando con sellos medianos-pequeños. En un músico me parece tan importante la obra en sí como de dónde procede, la historia material que hay detrás.

- Hablas por primera vez sobre salud mental, por ejemplo en 'Anticiclón'. Parece que la sociedad en general se está abriendo poco a poco en ese sentido.

- Conforme ha ido pasando el tiempo, mi enfermedad mental se ha hecho más acuciante en mi vida y ha ido determinándola hasta el punto de que a día de hoy me considero una persona incapaz, por lo que tenía que aparecer en el disco. Cuando me diagnosticaron hace diez años, mi psiquiatra me dijo que creía que se lo contaba a demasiada gente y que podía estigmatizarme. Pero cómo no voy a hablar con naturalidad si tengo una enfermedad mental que me afecta a nivel académico, laboral y social. Cómo no vas a hablar con naturalidad de la enfermedad para que la gente entienda qué es ser bipolar. Por ejemplo, cuando se describe en el cine o en la literatura qué es ser bipolar le dan un punto de excentricidad, de romanticismo o de histrionismo que la enfermedad puede tener o no. Es una enfermedad que tiene un montón de ciclos y la mayor parte del tiempo es un sufrimiento mucho más estéril y miserable, no tiene nada de divertido. En general, se ha empezado por hablar de las enfermedades mentales que afectan a la mayoría de la gente, pero se sigue hablando poco de las crónicas porque son incurables y requieren de una medicación farmacológica junto a la terapia.

- ¿Cómo te ayuda la música en ese sentido?

- Es lo único que puedo hacer de forma constante porque cuando estoy un poco mal puedo seguir componiendo y ensayando, y cuando estoy muy mal puedo dejarlo sin molestar a nadie. No es que me ayude a salir de la enfermedad mental, la música me acompaña. Me permite que cuando salgo de mis brotes fuertes tengo una identidad a la que volver.

- Pese a todas las complicaciones, hay una escena independiente murciana muy interesante.

- Que haya tantos grupos y con proyección nacional me parece que deja claro que estamos en el mejor momento de la música murciana. Y la mayoría son grupos que hacen música desde abajo y eso me llena de orgullo: cuando pienso en Perdón, en [Firmado,] Carlota, en Marcelo [Criminal]. O en Perro, un grupo que tiene bastantes oyentes, pero sobre todo reputación. Mi objetivo sería ser como ellos. Y, sobre todo, recuperar lo que he invertido en la música, no perder dinero.

- ¿Qué piensas hacer tras este disco?

Lo primero es reflexionar sobre por qué tengo este sabor agridulce. Quiero quitármelo y pensar cuáles son los motivos internos que han hecho que pase eso. Y te puedo adelantar que voy a sacar el mismo disco con todas las canciones en acústico. Aún no sé cuándo pero haré un lanzamiento, seguramente en primavera.