Borrar

Tengo miedo

Mesa para cinco ·

Imagina las bandas primerizas, las bandas que no han salido aún del cascarón. Tengo miedo de que esa gente joven no pueda intentar lo que yo intenté hace diez años

Domingo, 18 de julio 2021, 09:26

Tengo miedo, como aquella última escena de aquella última película de Berlanga. Tengo miedo porque estoy harto de aparentar que no lo tengo. Porque ahora vuelven los conciertos. Yo soy músico y vuelven los conciertos, y tengo miedo de no ser el que era. Tengo ... miedo de que la música que hacía no sea la música que necesita el mundo ahora. Tengo miedo de no hacer bailar a la gente, de no resultar impactante, de no ser moderno y radical. Tengo miedo. Tengo miedo de no encontrar a la gente con la que he caminado estos años. Tengo miedo de que las formas no sean las que eran, de que los negocios no funcionen, de que la gente no se anime a salir, de que los ritmos cambien, los usos muten, las modas se disuelvan. Tengo miedo de que muchos compañeros se hayan quedado por el camino, porque muchos se han quedado, porque muchos formaban parte de eso que llamamos «escena», y ahora, un año después, sin ayudas ni colchón ni soporte, no podrán volver a apostar por la música. No podrán volver a su vida. Tendrán otros trabajos, soñarán con el pasado de hace apenas unos meses. Tal vez muchos no vuelvan a tener la oportunidad de estar en un festival grande ante miles de personas, no lo sé, yo eso no lo sé. Eso da miedo. Y mi banda, una banda grande y bien, limpia y aseada económicamente, que no debe tener problemas para volver, tiene por delante una incógnita gigante y voraz, como todos, y nosotros estamos en el lado del río más o menos seguro. Imagina las bandas nuevas, las bandas primerizas, las bandas que no han salido aún del cascarón. Tengo miedo de que esa gente joven no pueda intentar lo que yo intenté hace diez años. Tengo miedo de que todo haya desaparecido. Tengo mucho miedo. Ahora nos damos abrazos por Twitter y nos felicitamos por Instagram y estamos ya casi a punto de una cosita pequeña de nada de arrancar el principio del inicio de la vuelta de la esperada vida antigua de nuevo. Ok, ok. Pero yo sigo cagado de miedo. Un miedo atávico y natural. Una nueva temerosidad. El eterno temor, que retorna. No sé donde están mis compañeros técnicos de sonido, montadores de escenarios, público, camellos, pacientes recepcionistas de hotel. No sé qué ha pasado con ellos. En cada ciudad. En Vigo, en México, en Cieza. No sé nada. Tengo mucho miedo a abrir la puerta de mis últimos quince años de vida y no saber lo que voy a encontrar. Y no es un miedo artístico solo, no es solamente un miedo a no estar ubicado, a ser un carroza, a que la gente que me encuentre ni siquiera entienda la expresión «ser un carroza». Yo a lo que tengo miedo es a no poder ganarme la vida. Es el miedo de todos. No le temo a la vida ni a la muerte cuando siento en mi pecho palpitar tu corazón, decía Aute. A lo que le tengo miedo es a no tener dinero. Así de sencillo. Le tengo miedo a que mi poco talento y dedicación, que mi vida, mi trabajo y mi elección y mi día a día haya dejado de ser rentable. Qué mierda, ¿no? Pues así es. Ese es mi miedo, ese es mi miedo terrible. No poder pagar cosas para un hijo que no tengo, no poder, con mi vida y mi ego y mi esfuerzo ser una persona solvente en un mundo tan sencillo y prosaico como este. Miedo de que mi sueño no dé para pagar una hipoteca y un coche que no se rompa mucho. Miedo a que mis canciones, mis libros, mis ilusiones, mi biografía laboral, mi background, mis palabras y mis melodías no sean suficientes ahora, miedo a perder lo que parecía ya de alguna manera real y sólido. Estoy dentro de un camerino de lata. Intento calcular en silencio, como hago siempre, por el rumor de la gente, la cantidad de público que nos espera ahí afuera. Las luces se están encendiendo en el escenario, otra vez. Tocan a la puerta y tengo que volver a salir, como siempre, como tantos y tantos millones de veces, de nuevo, pero esta vez no sé qué va a pasar, no sé si estáis ahí. Tengo mucho miedo, tengo muchos miedos. Tal vez contarlo así y verlo impreso muchas veces hoy me ayude a sentirme un poquito más seguro. Así que voy a intentar que la última palabra de este artículo sea esperanza.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

laverdad Tengo miedo