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Mapas sin mundo (28-03-2021)

Domingo, 28 de marzo 2021, 09:39

Cuando el partido nazi ascendió al poder en 1933, una de las primeras decisiones que tomó fue decretar el cierre de la Bauhaus por comunista ... y antialemana. En la Región de Murcia, se corre el riesgo de que la ultraderecha se haga cargo de las competencias de cultura y educación. En contra de lo que se pueda pensar, ambas áreas no constituyen para ella 'asuntos menores'. Cualquier sistema se desmonta desde sus cimientos. Y qué duda cabe que la cultura y la educación forman parte fundamental de la base de cualquier democracia. En caso de que finalmente el departamento de Cultura sea entregado a la extrema derecha, la pregunta qué surge es cuál sería el comportamiento de su titular con respecto a las manifestaciones artísticas realizadas en los espacios institucionales: ¿de una táctica permisividad o de intervencionismo? Conocido es que el franquismo &ndashreferente moral de Vox y sus derivados&ndash sostuvo una actitud blanda con las corrientes vanguardistas españolas surgidas a finales de la década de los 50. Necesitaba proyectar una imagen aperturista del régimen, y el arte del grupo El Paso y compañía le proporcionaba una perfecta coartada de libertad creativa que asentaba esta percepción. Sin embargo, la relación entre totalitarismo y cultura ha cambiado, en tanto en cuanto ya no se trata de emplear la praxis cultural para maquillar una dictadura, sino, por el contrario, de combatir el libertinaje de la cultura para propiciar un regreso a la 'ley y orden'. Si realizamos un breve recorrido por el contexto más reciente, nos encontramos con la reducción de fondos destinados al NationalEndowmentfortheArts por parte de la administración Trump &ndashcon el fin de menguar las ayudas a las inmorales prácticas artísticas contemporáneas; el ejercicio de violencia del gobierno cubano contra el Movimiento San Isidro; o los diferentes episodios de represión llevados a cabo por Putin contra colectivos como el de las PussyRiot&ndash. La cultura estorba al totalitarismo. O dicho de otro modo: todas aquellas prácticas culturales que no reflejen un código moral premoderno son tachadas de inmediato como peligrosas y erradicables. En el caso de que la extrema derecha gestionara la cultura de esta Región, ¿qué sucedería con todas aquellas actividades y experiencias artísticas que reflexionan sobre la violencia de género, la LGTIfobia o el feminismo? ¿Desaparecerían? Casi la totalidad de las propuestas artísticas contemporáneas están impregnadas de estas preocupaciones, de modo que su erradicación conllevaría la imposición de un panorama que sería cualquier cosa menos 'moderado y liberal'. El riesgo de una 'trumpización' o 'putinización' de la cultura regional es real. Espero que los pronósticos no se cumplan y que no se entreguen a posiciones filofranquistas los mayores bienes que tiene una sociedad: su educación y su cultura.

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