MAPAS SIN MUNDO (09/02/2020)

De la relación de PP y Cs con Vox un aspecto que no termino de entender: en casos como el del 'veto parental', los dos partidos de centro-derecha no se limitan a aceptar el chantaje de la ultraderecha, sino que adoptan la medida exigida como algo íntimamente suyo, mediante un argumentario sobreactuado que parece dar a entender que lo que se les impone es algo tan sensato que, por fin, alguien les ha abierto los ojos y han visto la luz. Hay dos formas de claudicar a un chantaje: 1) como una derrota y, por ende, como un desvío de tus principios; 2) o con el entusiasmo de a quien le ha tocado la lotería. Y, en lo tocante al 'veto parental', es esta segunda opción la que se impone. El tándem PP-Cs ha hecho de este instrumento de censura una suerte de cruzada en la que el futuro de la civilización está en juego. Y, conforme ambos partidos se afanan en justificar 'intelectualmente' lo injustificable, la bola de la polémica y el cabreo de la ciudadanía crece y crece. ¿De verdad se creen tan ciegamente todo lo que dicen? Porque, de ser así, el chantaje de Vox deberá ser entendido como una oportunidad pintiparada para que ambos partidos manifiesten un lado ultraconservador que tenían reprimido. La radicalidad del 'veto parental' es tal que su aceptación supone la asunción de todo el programa extremista de la ultraderecha. En este punto, la teoría del todo por la parte cuadra. Y así sucede por el hecho evidente de que el 'veto parental' no es una medida 'intermedia' que se halle más cerca de la orilla del centro-derecha que de la ultraderecha. El 'veto parental' es el corazón de un programa de odio que tiene como objetivo último arrasar con la diversidad social y cultural. No se puede poner en marcha un Observatorio de la Igualdad mientras que, al mismo tiempo, se acepta y se defiende a pecho descubierto el 'veto parental'. Ambas circunstancias son incompatibles: el veto fomenta la desigualdad desde la misma raíz de la educación. Y, a partir de aquí, cualquier otra actuación en pos de la igualdad quedará invalidada, desenmascarada como lo que es: una burda labor de maquillaje. Quien acepta el 'veto parental' asume toda la cultura de la muerte y de la exclusión de Vox. La realidad es así de cruda. No permite matices.

***

Somos infelices porque no nos hemos equivocado lo suficiente.

***

Tantas veces he criticado el sistema educativo que, cuando te encuentras con alguien -una profesora- con la sensibilidad suficiente como para valorar y apoyar aquellos comportamientos que disienten de los estándares y estereotipos establecidos, comprendes que todavía hay esperanza y que no todo está perdido. El sistema es defectuoso, pero está salpicado de personas maravillosas. Ojalá algún día se pacte una ley de educación cosida con el hilo de todas las excepciones y de los admirables ejemplos individuales. Solo así salvaguardaremos -como nuestro más preciado patrimonio- la diversidad de lo humano.

***

Los indígenas cubanos -desprovistos de armas y de un espíritu guerrero- solo tenían una forma de rebelarse contra la violencia de los colonizadores: comer tierra hasta morir. Era una forma brutal de suicidio, con la que se asumía la imposibilidad de luchar contra el sistema. Por momentos, y habida cuenta del crecimiento pandémico del odio y de la violencia hacia el otro que caracteriza nuestro tiempo, llego a pensar que la única salida que nos queda a los pacíficos, a los que solo queremos que se respete el derecho de cada individuo a vivir y a amar como le venga en gana, es comer tierra. La sinrazón se petrifica y amenaza con ser algo más que un mal cíclico. Mientras unos disparan rifles, otros comemos tierra. Y lo peor de todo es que, a los que disparan, les importaría una mierda que desapareciéramos. 'Comed tierra -dirán-, a ver si reventáis'.

***

La víctima sufre; el victimista hace sufrir. Una diferencia no pequeña.