Han pasado once años desde que el actual catedrático de Violonchelo del Conservatorio Superior de Música y Artes Escénicas de Castilla y León, Lorenzo Meseguer ... Luján (Murcia, 1990), comenzara su andadura como academicista en la Orquesta Balthasar Neumann de Friburgo bajo el mecenazgo de su director Thomas Hengelbrock. Desde entonces, Lorenzo se ha vinculado con este ensemble fundado en Alemania hace tres décadas, participando tanto en las giras de conciertos como en los proyectos de formación de jóvenes músicos por Europa y América Latina.
–¿Qué significó para usted el pertenecer a esta consagrada formación orquestal?
–Durante mi etapa de estudiante en 2014, pasé dos años apasionantes de formación musical centrado sobre todo en el periodo barroco y clásico, interpretando las obras maestras del repertorio en los lugares más icónicos de la historia de la música clásica como son el Theater an der Wien (Viena), donde Mozart estrenó algunas de sus óperas, las salas de Salzburgo, la Ópera Garnier de París, la Philharmonie y el Konzerthaus berlineses, entre otros grandes foros europeos.
–¿Qué singularidades tiene la Balthasar Neumann Choir & Orchestra para ser considerada la mejor orquesta barroca y clásica del planeta?
–La particularidad de esta orquesta y coro radica en la búsqueda de una aproximación sonora y estética hacia la autenticidad en la interpretación de cada obra, respetando tanto la sonoridad de los instrumentos históricos de cada periodo como el concepto estético de la misma, basado en un estudio previo muy laborioso del contexto musical de cada obra y de cada compositor. Así, la afinación o frecuencia de referencia difiere según el repertorio que interpretemos y eso influye notablemente en el color del sonido. Cada proyecto es muy diferente en dimensiones y repertorio, ya que abarca desde obras de Monteverdi a Schumann pasando por óperas desde Gluck, Verdi o Wagner.
–¿Y cómo es la comunión entre el coro y el ensemble de la Balthasar Neumann?
–El escuchar a un conjunto vocal de estas dimensiones, características y calidad es un auténtico privilegio, ya que es uno de los mejores coros a nivel mundial. La conjunción de orquesta y coro es absoluta y una de las señas de identidad de esta formación. No existe el acompañamiento de una parte sobre otra, sino la dramatización del texto, lo que supone una búsqueda continua y profunda por parte de los dos conjuntos para fundirse en un solo instrumento. Thomas Hengelbrock es una de las batutas más experimentadas de Europa, con una larguísima trayectoria en la recuperación musical desde el renacimiento y barroco temprano hasta el siglo XX.
–La gira de la Balthasar Neumann interpretando la 'Missa Solemnis' de Beethoven empezó en Friburgo y, antes de llegar a España, pasará por Luxemburgo, Dortmund y Hamburgo. ¿Qué le espera al público de Murcia?
–La 'Misa Solemne' es un trabajo espiritual que refleja un gran y profundo abanico de sentimientos e ideas. Dentro de la estructura de una misa católica, Beethoven hace una interpretación personal, enfatizando temas tan universales como la fe, la humanidad y lo trascendental. En la primera parte de la misa, el Kyrie Eleison expresa una inmensa majestuosidad y compasión, en contraposición con la grandeza y luminosidad del Gloria. En cuanto a la tensión y el remordimiento, éstos se pueden apreciar perfectamente en el Crucifixus del Credo, que es particularmente dramático por las oscuras armonías que logran esa sensación de angustia. Quizás, la paz y la serenidad son propias del Sanctus y del Benedictus, donde un sublime solo de violín simboliza la presencia de Cristo, todo con una profunda calma y una belleza espiritual mostrada en su mayor expresión.
–El genio de Bonn compone la 'Misa Solemne' entre las sinfonías octava y novena. ¿Qué conexiones musicales y temáticas hay con estas obras?
–Tanto la 'Misa Solemne opus 123' como la 'Novena Sinfonía Coral opus 125' se estrenaron en 1824 y tienen una conexión muy profunda dentro de los ideales humanísticos y espirituales que enarbolan el mensaje universal de la música de Beethoven. Esta misa tiene su sello personal y expresivo remarcando la fe en los ideales universales de paz y fraternidad. La inscripción 'Desde el corazón que vuelva al corazón' encontrada en el manuscrito, da una idea de su determinación en esta obra colosal a la que Beethoven dedicó cinco años para componerla dada su complejidad.
–Se trata de una misa donde los elementos vocales e instrumentales son tratados al mismo nivel. ¿Qué quiere decir esto?
–Es una obra en la que orquesta, coro y solistas vocales son considerados en igualdad de importancia creando una integración entre voces e instrumentos. Con esta innovación, Beethoven logra que la combinación de texto, melodía y orquestación esté en perfecta sintonía. En este sentido, la orquesta no es un mero acompañamiento, sino que juega un papel esencial en torno a la intensidad dramática y emocional de la obra.
–¿Qué explicación tiene el que Beethoven eleve la voz de los cantantes solistas hasta un registro muy agudo?
–Quién sabe. Quizás pretenda aproximarse a lo divino y espiritual, alzando el timbre de la voz buscando la complejidad técnica, emocional y espiritual de la obra.
–Wilhelm Furtwängler, el célebre director de orquesta experto en Beethoven, evitó dirigir esta misa al final de su carrera por considerarla muy compleja y difícil de entender. ¿Comparte esta idea?
–Si se trabaja la obra con intensidad, no me extraña que tuviese esa sensación ya que es una pieza muy compleja para dirigirla, cantarla, interpretarla y quizás también para escucharla. Personalmente, creo que el hecho de que su composición se dilatara tanto en el tiempo, tiene el peligro de trabajarla en exceso. Además, la 'Misa Solemne' fue escrita durante uno de los periodos más abstractos e intelectuales del compositor al igual que los últimos cuartetos de cuerda, como la 'Gran Fuga opus 135', de una complejidad musical e instrumental altísima, que demanda un profundo y detallado estudio cognitivo para poder ser comprendido por el interprete y el oyente.
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Qué
Beethoven, 'Missa solemnis', op. 123. Balthasar Neumann Choir & Orchestra. Regula Mühlemann (soprano), Eva Zaicik (contralto), Julian Prégardien (tenor) y Gabriel Rollinson (barítono); Thomas Hengelbrock (director).
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Dónde
Auditorio Víctor Villegas de Murcia.
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Cuándo
Sábado 8 de marzo, 20.00 horas. Entradas: 35 y 45 €.
Tras un fructífero periodo de formación en Madrid, Salzburgo y Londres, actualmente es uno de los mejores solistas e intérpretes de música de cámara a nivel internacional. Galardonado en distintos certámenes, obtuvo el año pasado la prestigiosa Beca Leonardo de la Fundación BBVA para su proyecto 'Los cuartetos del Conservatorio'. Con su violonchelo Richard Duke (Londres 1770), se rodeará de los músicos del Balthasar Neumann Choir & Orchestra para crear una comunión perfecta entre la 'Missa Solemnis' y el público que se cite hoy en el Auditorio Víctor Villegas.
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