Elisa Delibes: «Pienso que los valores de la obra de mi padre van a interesar siempre»

–¿Qué es importante resaltar de su padre en este primer centenario de su nacimiento?

–Lo importante realmente era que la gente respondiera, y lo han hecho instituciones como Acción Cultural y la Biblioteca Nacional –en su sede madrileña se inauguró el jueves una exposición dedicada al escritor cuyo estreno presidieron los Reyes–, y desde luego todos los medios de comunicación. No podemos estar más contentos de la respuesta de todos, no solo en Valladolid sino otros muchos lugares como en Sedano –municipio burgalés en el que Delibes pasó varias temporadas– o en Murcia, donde se están celebrando conmemoraciones. No esperábamos esto diez años después de su muerte.

–¿Es demasiado pronto?

–No, me parece tarde, fíjate. Estamos en una sociedad en la que solo interesa lo inmediato; si ayer se presentó un libro, ese es el que interesa hoy, pero si se presentó hace diez días, ya se ha olvidado. Con un poco de suerte, si es un 'best-seller' se vende mucho, pero lo otro no interesa.

–¿Cree que esa inmediatez no figura en la obra de su padre?

–A mí lo que me extraña es que mi padre siga interesando cuando ya no va a publicar nada nuevo y no se puede esperar nada de él porque ha muerto. Por un lado, quizá es demasiado pronto convertirse en un clásico a los diez años, pero por otro pienso que a lo mejor es que los valores de la obra de mi padre van a interesar siempre. Su figura es la de un hombre al que todo el mundo le consideró honrado y austero. Esa honradez y austeridad ahora no se lleva, y creo que la gente la ha valorado y por eso le premia.

–Habla de clásicos, ¿lo fue ya en vida?

–No lo sé. Creo que él no tuvo esa sensación y tampoco la tuvieron quienes eran más jóvenes y no le consideraban moderno. Hubo una generación donde Delibes gustó poco, y ahora le alaba. Fue un hombre que se mantuvo fiel a sus principios estéticos y éticos y eso se ha valorado ahora, además de su obra literaria, que es importante y amplia.

–¿Cómo cree que él hubiera vivido estos tiempos tan extraños?

–Él era muy pesimista y todo lo que está sucediendo hubiera acrecentado su pesimismo. Creíamos que éramos capaces de dominar el mundo y ha venido un virus y nos ha doblegado a todos. Esto a él le hubiera llenado de zozobra y le hubiera horrorizado. Creo que hubiera preferido no vivirlo, y ha estado bien que no lo hiciera; es demasiado para esa mente que preveía lo peor para el mundo, aunque esto ni se le había pasado por la imaginación.

–¿La pandemia está tiñendo de gris un año que debería ser de celebración en torno a la figura de Delibes?

–Por supuesto. Hemos visto tantas cosas y ha muerto tanta gente que el hecho de que el año de Delibes haya quedado reducido es casi lo de menos, pero sí que es una pena porque no solo nosotros, la Fundación y sus hijos, sino todas las instituciones llevan trabajando varios años en, por ejemplo, una exposición –la instalada en la Biblioteca Nacional– que tenía que haberse abierto en marzo y ha estado a punto de no inaugurarse. En Sedano y Molledo, que son pueblos típicos de Delibes, estaba programado todo un verano de celebración, y ya no sabemos si se hará algo el año que viene. Realmente ha sido mala suerte, pero hay quienes lo han tenido peor, por lo que no nos podemos quejar.

–¿Le encuentra cuando relee sus escritos?

–Sí, sobre todo encuentro su sentido del humor, porque incluso las obras más pesimistas tienen su sentido del humor. Ahí es donde más le encuentro, en esa mirada cómplice que nos hace reír. Mis hermanos dicen lo mismo, que encuentran al Delibes más cómplice en el humor.

–¿Qué lección le legó?

–Su honestidad y su honradez. Siempre actuó con esas actitudes aunque no le beneficiaran.

–¿Qué descubren de él las exposiciones que se inauguran en Murcia y la instalada en Madrid?

–En Murcia se podrá ver 'Cinco horas con Mario', que es una exposición muy completa sobre una de las obras emblemáticas de mi padre, que ha sido muy traducida; y en Madrid, bueno, se recoge toda su vida y su obra. Es una muestra muy bonita y verdaderamente austera, sin elementos de relleno.

–Al margen de aniversarios, ¿cómo le gustaría que se recordara la figura de su padre?

–Como novelista, ensayista y periodista. Que se siga leyendo su obra me parece maravilloso. Ese es el objetivo de la Fundación: difundir su vida y su obra. Somos una fundación modesta pero no nos arredramos ante nada.