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Se cruza de piernas y deja suspendidos en el aire sus zapatos de tacón negros, nada que ver con los de estilo masculino que tanto ... apreciaba Katharine Hepburn, inolvidable protagonista de 'Un león en invierno' (1968), la película en la que daba vida a Leonor de Aquitania, nada menos que dos veces reina consorte: de Francia y de Inglaterra. Precisamente, Leonor de Aquitania, una pieza histórica de alto voltaje y cero interés por la sumisión y por no llevar con fiereza las riendas de su propia vida, es la protagonista de 'Aquitania', la novela –un 'thriller' histórico que, de paso, rinde un libérrimo homenaje a 'Juego de Tronos – con la que Eva García Sáenz de Urturi (Álava, 1972) acaba de ganar el Premio Planeta 2020, dotado con ¡601.000 euros! La charla con la autora de la trilogía de novelas 'La ciudad blanca', de las que Planeta lleva ya vendidas un millón de ejemplares, transcurre –tras la más extraña gala del Planeta de su historia– en un rincón del imponente Palau de la Música Catalana, en Barcelona. Me muestra feliz las tres eses que dan forma a su sortija de plata, correspondientes al lema que atraviesa todo el relato, un apasionante tapiz del medievo, por el que ha sido galardonada: 'Solo Sé Seguir'. Durante los dos años y medio empleados en la documentación de la novela, aprendió incluso a hacer sopa de ortigas. Con 'Aquitania' nos lleva de viaje, lleno de sobresaltos, amores, sangre y pasión política, a la Alta Edad Media. ¡Ah!: si hacemos caso a Juan Eslava Galán, 'portavoz' del jurado, estamos ante una novela es-plén-di-da. Hace años que no vertía tantos elogios como los que dedicó a 'Aquitania'. A Sáenz de Urturi le temblaba todo el cuerpo.
–¿Cómo empezó todo?
–Me enamoré de Leonor de Aquitania. La novela comienza con un hecho histórico: el duque de Aquitania marchó de peregrino a Santiago de Compostela, a expiar sus pecados, y el día que llegó, un Viernes Santo, frente al altar de la catedral cayó fulminado, envenenado. Su heredera, una joven de 13 años, Leonor, queda al frente del ducado más rico de toda Europa. Y ella, obsesionada con vengar a su padre, trama un plan suicida con los 'gatos aquitanos', los legendarios espías de los duques de Aquitania. Ella está convencida de que su gran enemigo, el rey de Francia, está detrás de la muerte de su padre, y lo que decide es casarse con el hijo de su peor enemigo para parir aquitanos y que sea uno de ellos el que acabe en el trono de Francia. Todos sus familiares eran tremendos. Su tío Raimundo de Poitiers, hermano de su padre, era su amante desde que tenían 8 y 17 años. Reconozco que, con estas personalidades tan fuertes, estos personajes me lo han puesto fácil [sonríe].
–¿Qué le sedujo tanto de ella?
–Leonor tuvo la fuerza y se le permitió, siendo muy joven, romper el equilibro del poder del continente; siendo muy joven y siendo mujer. Me sedujeron muchísimo su inteligencia política y su cultura: dominaba cuatro idiomas, sabía tocar el laúd, desde niña era muy buena cetrera...; era una pasada, una mujer completísima. En 'Aquitania' vive una historia de amor, preciosa, a tres bandas.
–¿Por qué ha elegido el lema 'Solo Sé Seguir'?
–El lema de los duques aquitanos, al principio de la novela, era 'Solo Sé Subir'; eran muy destructivos, también muy poderosos y muy ricos. Al final, Leonor y Raimundo de Poitiers reflexionan y deciden cambiar el lema de la familia por el de 'Solo Sé Seguir': sabemos que la vida no va a ser fácil, pero tenemos la obligación de ser fuertes. Creo que debemos serlo.
–Ha dicho hace un rato Javier Cercas que lo mejor que le puede ocurrir a la literatura es ser popular. Usted es una autora superventas desde hace tiempo.
–Que la buena literatura no puede ser popular es un prejuicio que no se sostiene. Se trata de un dilema yo creo que ya superado. No podemos insultar a los lectores, ¿de verdad que porque sean un millón los lectores de una novela tienen peor gusto literario que los cien lectores de otra? ¡No tiene ningún sentido! Yo tengo lectores de todo tipo y de todas las edades, soy una privilegiada y respeto muchísimo la inteligencia de todos ellos. Siempre he dicho que escribo para un lector inteligente. Como en todos los oficios, si tienes mucho éxito es porque has hecho bien tu trabajo. ¿A que nadie piensa que un Iphone, por venderse tanto, es el peor móvil del mundo? ¡Algo tiene el agua para que la bendigan!
–¿Cómo ha vivido estos últimos meses?
–Cuando llegó el confinamiento, yo estaba metida de lleno en la novela, intentando llegar al plazo de entrega para el Planeta; ese primer mes y medio estaba tan centrada en acabarla, después de tantos otros meses trabajando intensamente en ella, que no noté ningún cambio en mi vida, además de que no me podía permitir, emocionalmente, dejarme llevar por los aplausos de las ocho y todo eso; a mí me pillaban siempre escribiendo en el despacho. Cuando por fin entregué la novela, empece a vivir, como el resto del mundo y de los españoles, todo lo que suponía la pandemia.
Llevo un año entero sin salir de Alicante, y eso es algo inédito en mi caso. Un año entero que ha pasado muy, muy lentamente, ha sido como vivir en un limbo.
–Y, ahora, le espera, ojalá, una larga gira por toda España...
–¡Ojalá! No estamos, como nos gustaría, en los últimos coletazos de la pandemia. Creo que el sentir general es de cierta desesperanza... No sé si a nivel individual estamos a la altura de este momento, y no parece que tampoco lo estén los dirigentes. No sé que está pasando, porque, si no es ahora, ¿cuándo vamos a estar a la altura necesaria? Eso me preocupa tanto. Cada vez que veo a una persona sin mascarilla, o a alguien haciendo una fiesta, pienso: si no es ahora, ¿cuándo vas a ser responsable? Porque todos tenemos familia, por muy invulnerable que te creas; y, también, cuando veo a quienes tienen que tomar las decisiones, me planteo: si no es ahora, ¿cuándo os vais a poner de acuerdo? No es momento de ser pesimista, pero es inevitable ver lo que está pasando con desesperanza. Al principio éramos todos más optimistas, quizá porque teníamos ese optimismo del que no ha pasado por una guerra, pero ahora ...
–Como lectora, ¿qué busca en las novelas?
–Busco mundos en los que quiera estar unas cuantas horas. La literatura nos salva de la realidad, que ahora mismo es muy incómoda porque, de repente, nos ha puesto a todos frente al espejo.
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