![Alexis Grohmann: «Pérez-Reverte ha inventado novelas y géneros que no existían en España»](https://s3.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/202301/10/media/cortadas/176564628--1248x768.jpg)
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Alexis Grohmann (Grecia, 1967), catedrático de Literatura Española Contemporánea en la Universidad de Edimburgo y académico correspondiente extranjero de la Real Academia Española, asumió en agosto de 2022 la dirección de la Cátedra Arturo Pérez-Reverte de la Universidad de Murcia y la Fundación Cajamurcia, ... donde sustituyó a José Belmonte, profesor de la UMU, quien incluso antes de que se creara la Cátedra «muy generosa y amablemente me invitaba a venir a Murcia una o dos veces al año». La catedrática de Historia Medieval en la UMU María Martínez, autora del ensayo 'Entre la historia y la novela' [sobre 'Sidi', el celebrado relato de frontera del académico cartagenero], es la subdirectora. Desde 1996, Grohmann lleva enseñando a Pérez-Reverte en la universidad y aceptó el reto de dirigir la Cátedra desde Edimburgo por difundir la obra del autor de 'Revolución' (2022), 'El italiano' (2021) y 'Sidi' (2019), últimas novelas de una infatigable carrera de fondo como periodista, escritor y guionista que arrancó con 'El húsar' (1986) y 'El maestro de esgrima' (1988). «Pero también por tener en cuenta un marco más amplio dentro de la literatura española en general. Las bases que se han sentado han sido buenísimas, y ya se ha hecho un trabajo. Seguiremos por la senda que ya se ha iniciado y veremos donde acabamos», afirma Grohmann en esta entrevista que tuvo lugar en su última visita a Murcia, a finales de 2022.
Pensar en un marco más amplio para la obra de Pérez-Reverte es uno de los propósitos del nuevo equipo al frente de la Cátedra. «Es un autor muy conocido dentro de España, pero también fuera. Yo siempre he hablado, en realidad, de Javier Marías y de Arturo Pérez-Reverte como el Henry James y el Robert Louis Stevenson de las letras españolas, guardando un poco las distancias. Un escritor como Marías, que cuidaba mucho el estilo, la prosa, el ritmo y las historias, que tenían una trama más compacta y minimalista. Y, por otro lado, un escritor de novelas de aventuras y 'best sellers' como Pérez-Reverte, novelas de trama, que también escribe muy bien y que, como ocurría entre Henry James y Robert Louis Stevenson, ambos se apreciaban mutuamente. Arturo siempre ha hablado de Marías como un escritor de verdad y que él es solo es un escribano, un artesano».
ALEXIS GROHMANN
Javier Marías –fallecido el 11 de septiembre de 2022– y Arturo Pérez-Reverte, ambos nacidos en 1951, apenas se llevaban tres meses de diferencia; el primero en septiembre, el segundo en noviembre. «Yo creo que esto –observa Grohmann– les ha condicionado bastante, porque nacieron y se educaron en una época parecida, en familias no adineradas del todo, pero sí acomodadas, y con muchos libros, cómics, en casa, y mucho cine y aventuras. Todo eso compone su maqueta, su prisma a través del cual miran el mundo. Y hacían novelas muy distintas Marías decía que empezó a escribir para escribir las novelas que estaba leyendo, mientras que Arturo no publicó su primera novela hasta mediados de los 80, y él quería vivir las historias que estaba leyendo. Las trayectorias y el acercamiento son bien distintos».
–Tanto Marías como Pérez-Reverte compartieron el hábito del columnismo en los dominicales.
–Cuando empezaron, de hecho, no se conocían, habían coincidiendo en algún que otro acto. Si no me equivoco, en Viena, en los años 80, en un congreso. Arturo le había ofrecido a una chica joven que usara el teléfono de Javier Marías para hacer una llamada. En realidad, empezaron a tratarse en sus columnas, en los años 90, porque como eran vecinos de página se fue forjando a partir de ahí una amistad. Cuando Marías dejó 'El Semanal', el único que le dijo si necesitas algo, aquí estoy, fue Arturo. Y un tiempo después Marías empezó en 'El País'. Arturo también le propuso para la Real Academia, aunque lo habían propuesto antes y se negó porque todavía vivía su padre. Ellos eran los dos novelistas que más me gustaban y que me siguen gustando más, de todos los que escriben en español. Siempre ha sido así, y me han gustado por muy distintas razones. Antes de estudiarlos, ya los leía con fruición, como tantos lectores. Muchos leen a los dos y los disfrutan, sus obras son distintas.
–¿Cuándo y dónde empezó a estudiar el español como lengua?
–Fue a mediados de los 80. Un lector que teníamos me recomendaba leer una obra, 'El húsar', y me fui a hacer el doctorado a Cambridge y me decían «tienes que leer 'Todas las almas'». Era la literatura que se estaba haciendo. Yo soy de Grecia. Mi familia son griegos, pero mi padre tenía una herencia alemana, por eso mi apellido. Yo estudié en el colegio alemán estatal de Tesalónica. Mi padre era de una familia que se había venido a Grecia con el primer rey de Grecia, a finales del siglo XIX, y se quedaron. Pero, durante la ocupación nazi, los Grohmann colaboraron con las fuerzas alemanas, y cuando se liberó Grecia, los echaron. Mi padre, que era niño, y sus hermanos, tuvieron que marcharse con su madre, que era griega, y se fueron a Alemania en trenes. Luego muere su padre en el frente, porque se alistan en el Ejército todos los varones que tienen esa edad, y, de hecho, algunos volvieron y combatieron en Creta. Una historia un poco rara. Por otra parte, teníamos la herencia griega, y Tesalónica era el centro de la emigración judía en Europa, todos los sefardíes de origen español y los askenazi de Hungría, la gran mayoría llegó a Tesalónica. Tenían a una familia judía viviendo en casa y escondidos en el sótano y esas historias. Yo nací en los 60, cuando mi padre volvió a Tesalónica, y nos educó a mí y a mis hermanos en un colegio alemán. Luego yo ya me marché a estudiar a Suiza, donde hice estudios de traducción e interpretación, y luego a Alemania y acabé en Escocia. Hice primero estudios de cine, y podía escoger la asignatura de español, y yo buscaba italiano porque hablaba ya el francés, el alemán, el inglés, el griego... y en los años 80 el paso siguiente era el italiano...
–Al final acaba estudiando español y viviendo en Reino Unido...
–Es curioso, sí. La gente me pregunta hoy por el Brexit, pero entonces era el mismo espacio. Viajar a España o viajar a Alemania o a Escocia, que sí quedaba un poco más lejos, era moverse por el espacio común de la Unión Europea, con becas. Eso ahora se lo ha cargado este gobierno, y yo no sé qué quedará dentro de unos años. Yo cuando empecé mis profesores de español me hablaban de una España que habían conocido en los años 50 o 60, que no tenía nada que ver con la España real de los años 80 o 90. Hablaban de una España rural, de pueblo, de unas tradiciones, un poco tercermundista, y con trenes muy lentos, y esa no era la experiencia que yo tenía con España. Ahora es al revés, el país tercermundista en comparación con España es el Reino Unido, porque las empresas españolas lo compran todo, son ahora las más poderosas.
–Griego nacido en Tesalónica con orígenes alemanes y sefardíes, viviendo por años ya en Escocia y dirigiendo una cátedra en español. ¿Qué no fue nunca?
–Ante todo soy europeo. Me identifico con varios países, con Grecia también, obviamente. Pero helenos de verdad, de pura casta, nunca fuimos tampoco, siempre fue ambigua nuestra identidad en Grecia, por el pasado medio alemán, medio turbio o mixto.
–Algunos de los mejores hispanistas han sido británicos.
–Tiene Gran Bretaña una gran tradición. En Edimburgo hemos tenido a expertos en el Siglo de Oro y Cervantes, y también en la época moderna. Sí, la verdad es que ha tenido una gran tradición, especialmente en el siglo XX. En Alemania quizás la tradición sea más larga, porque se asentó en el siglo XIX, y en Reino Unido los departamentos más antiguos quizás tengan cien años y pico, como mucho, y empezaron como departamentos de lenguas romances, o incluso como partes de un departamento de francés, porque eran muy pequeños y no se enseñaba mucho, porque había que enseñarlo de la nada. Pero sí hay hispanistas insignes, o había.
–Ahora es usted quien recomienda la lectura de Pérez-Reverte y de Javier Marías a sus alumnos. ¿Con el mismo interés que se lo transmitieron a usted? ¿Está costando más motivar a estas nuevas generaciones de alumnos?
–Yo creo que las cosas han cambiado. Porque la gente por lo menos en el Reino Unido ya no lee tanto. Está más dispersa. Yo no sé si los conocían antes de ponerse a escucharlos. Yo los llevo enseñando desde hace más de 25 años, y la actitud ha cambiado. Muchos se entusiasman todavía. En segundo de carrera, por ejemplo, enseñamos 'Corazón tan blanco', de Marías, y 'El club Dumas', de Pérez-Reverte, en semanas sucesivas. Dos semanas a uno, dos semanas a otro. Ambas suponen un reto para muchos alumnos, porque acaban de aprender español, y con la trama de 'El club Dumas' hay que ayudarles a entender lo que sucede, porque no entienden lo que sucede. Es que 'Los tres mosqueteros' ya no están en su imaginario. Ha cambiado la cosa bastante, y espero que algo quede, que se les pueda comunicar ese entusiasmo.
–En América son también conocidos Marías y Pérez-Reverte.
–Sí, Javier Marías se ha vendido bastante en América Latina, y también Pérez-Reverte, pero yo creo que Marías es más europeo, sobre todo ha tenido más éxito en Francia y Alemania que en Estados Unidos y América Latina. Pero Marías está bien traducido, ha tenido suerte con sus traductores, y Pérez-Reverte menos, en realidad, por lo menos al inglés ha tenido varios y algunos son un poco irregulares, no todas sus traducciones son buenas. Por ejemplo, la traducción de 'El club Dumas' no es de las mejores que se han hecho de literatura española, y eso perjudica a los escritores. A Arturo, con 'La reina del sur' y 'Revolución', como dicen los mexicanos de Enrique Vila-Matas, casi lo consideran a veces un autor mexicano.
–¿Qué le sigue sorprendiendo de Pérez-Reverte, especialmente de su última obra, 'Revolución'? Su universo literario es mutante...
–Es un libro bastante largo, sí. Y aunque su universo muta mucho, las coordenadas son las mismas, son reconocibles, giran en torno a ciertas ideas clave: la guerra, la lealtad, la amistad, la traición, el honor, el amor, el joven que se inicia en la guerra... 'Revolución', en cierta medida, es como 'El húsar', es mucho más expandido, en otro periodo, pero es la misma historia. Un joven que va a la guerra con ciertas ideas que nunca han sido comprobadas, y que se enfrenta a una situación límite, y descubre mucho de sí mismo, y se convierte un poco al final en héroe cansado. Ya no me sorprende, quizás, como en la primera etapa. Pero sí me sorprende cómo en tan poco tiempo es capaz de tocar temas tan dispares y tan nuevos. Estuve escuchando 'Revolución' en audiolibro, leída por Imanol Arias, y está muy bien, es la primera vez que lo hago, tenía curiosidad, y se presta a ser leída.
–¿De qué se ha dado cuenta?
–Al leerle novelas a mis hijos me doy cuenta de si la prosa es buena o no cuando la leo en voz alta. Hay una serie de novelas, 'Little House on the Prairie' ('La pequeña casa de la pradera') [escritas por Laura Ingalls Wilder], que es fabulosa. Y leímos 'Harry Potter' y la prosa me pareció pésima, aunque la historia era magnífica.
–¿Cómo han influido Pérez-Reverte y Marías en otros autores?
–Hay escritores anglosajones que sí reconocen mucho la influencia de Marías. En España la cuestión es distinta. Creo que ha dejado huella, pero no siempre es reconocida. Por ejemplo, Javier Cercas no habla de la influencia de Marías en sus novelas, pero yo la noto. Hay muchas correspondencias. Otros autores sí hablan, pero son pocos. Pérez-Reverte ha inventado novelas y géneros que no existían en España, como 'El club Dumas' y 'La tabla de Flandes', luego llegaron 'Tela de juicio' y Dan Brown. Es la novela de thriller, cultural, policiaca... pero con varias dimensiones, un poco gótica a veces... Eso lo ha podido inventar porque ya existía en otras tradiciones, y él se inspira en Eco, en Dumas, y crea un tipo de novela muy novedoso, porque en los 80 y 90 no había novela así, y eso a mí me parece asombroso. Porque no hay muchos autores que puedan inventar.
–¿A dónde llegará Pérez-Reverte?
–No lo sé, siempre nos sorprende gratamente. Hasta cierto punto quizás vuelve con la siguiente al estilo que tenía en los años 90...
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