

Secciones
Servicios
Destacamos
El historiador Pedro Miguel Pérez Sánchez (Jumilla, 1955) acaba de publicar 'Jumilla y las víctimas de 1936' (Ediciones Azorín, 2025), en el que ha trabajado ... la última década y que sucede a 'Jumilla durante el siglo XX. Cien años de historia' (2021). Con su investigación sobre la Jumilla de 1936 busca «honrar la memoria de todas las víctimas de la guerra, sin distinción de bandos, ofreciendo un homenaje a quienes sufrieron las consecuencias de la violencia y el dolor». Dos años estuvo yendo y viniendo cuatro veces a la semana al Archivo Naval de Cartagena «para leer los 406 sumarios de la gente de Jumilla procesada en la posguerra, con las acusaciones y sus versiones, algo que la gente no conoce. Hubo 57 condenados a muerte, de los que fueron ejecutados 48 y los otros murieron en prisión antes de ser ejecutados». En portada, una foto de José Antonio Tomás, fotógrafo, padre de Ana María y Violante Tomás, de una exhumación [una de las pocas aprobadas en la dictadura] de cuatro fusilados en Jumilla, en julio de 1939, «por oír noticias de una radio soviética».
Ángel García García, doctor en Historia, y la editora, Ana María Olivares, presentarán con el autor este libro este jueves, a las 19 horas, en el IES Arzobispo Lozano de Jumilla. «Cada nombre es una historia. Cada historia, un recuerdo sin olvido», dice Pedro Miguel Pérez Sánchez, académico correspondiente de la Real Academia Alfonso X de Murcia, y durante más de 40 años director de oficinas del Banco de Murcia y de La Caixa. «Conozco por unas cosas o por otras a mucha gente, y me he encontrado a personas de Jumilla que no sabían que sus familiares que vivieron la guerra habían cometido fechorías». El libro cuenta con la reproducción de los sumarios de los 406 jumillanos enjuiciados en la posguerra, y un anexo en el que explica cómo eran los procesos, las declaraciones de testigos y las denuncias. Una de las sorpresas que cita es que encontró un manifiesto firmado entre 1940 y 1941 por propietarios, comerciantes e industriales, «gente de la derecha que hacen un manifiesto a favor del alcalde, socialista, dicen que fue una persona honrada y honesta que cumplió con su deber. Honra a la gente cuando reconoce que una persona de un bando distinto ha hecho una buena labor». En mayo también presentará la obra en la Real Academia Alfonso X El Sabio, como le ha confirmado su director, Juan González Castaño. «Es un libro interesante para consultar este episodio cruel de la historia», anota el historiador.
–1936 es un año crucial en la historia de España, en general, debido al enfrentamiento civil, y, en particular, en su pueblo. ¿Qué va a pasar ese año en Jumilla?
–Sobre todo tenemos 29 asesinatos registrados, solo en ese año: 1936. Los muertos de Jumilla en el frente de batalla están calculados entre 150 y 200. La guerra civil dejó muchas familias heridas para siempre. Hubo muchos mutilados, gente que se quedó desamparada porque en el momento en que acaba la guerra, todos los republicanos dejaron de cobrar. Las viudas y los mutilados republicanos no cobraron nada de pensión ni ayudas sociales por parte del Gobierno de Franco. En 1978 salió una ley por la que aquellos que vivían podían pedir una indemnización y una paga. Yo he conocido a gente que ha vivido casi al borde de la indigencia. Unos quedaron cojos, otros mancos, otros inútiles de algún miembro, y no podían valerse. Las familias quedaron desestructuradas. Cuando estos republicanos vuelven de la guerra tuvieron que hacer tres años de mili, lo que significó que las familias seguían rotas y con escasos ingresos para vivir. Leí que en 1942 había cerca de 100.000 presos en España, a lo que se unió una falta de producción, por lo que se decidió dar salida a muchos para descongestionar las penitenciarías.
–Las nuevas generaciones, ¿qué saben de aquel tiempo que ha marcado el devenir de este país?
–Una guerra es algo que marca, pero han pasado más de ochenta y tantos años, y ha muerto también ya la siguiente generación que vivió la guerra, todo ha quedado muy difuso. Yo no entro en política con este libro, me limito a investigar y a proporcionar hechos y datos. Las versiones populares muchas veces desvirtúan o distorsionan la verdad completa de los hechos. Todo lo que me he encontrado lo he plasmado aquí, no he quitado ni he puesto una coma más.
–¿Qué queda de entonces?
–Un silencio con un poco de rencor, si no con odio, que es una palabra más fuerte, sí rencor y disconformidad por haber perdido aquello y por no tener la revancha. No se ha hablado mucho de este tema. En las familias hubo un silencio sepulcral tras la guerra, tanto en la izquierda como en la derecha, por eso las generaciones de los 40 años para abajo no tienen ni idea de lo que ocurrió en Jumilla ni cómo se desarrolló la guerra civil española. Yo lo he escrito solo con la idea de que sea un libro de consulta y de información, sin establecer ningún agravio comparativo y sin revancha. Simplemente un libro de consulta para que las próximas generaciones sepan lo que ocurrió y que no vuelva a suceder. Está escrito con imparcialidad total, desde todas las partes.
–La historia de España en la primera mitad del siglo XX incluye la guerra en Marruecos de 1909 a 1927, la dictadura de Primo de Rivera, la caída de la Monarquía, la proclamación de la República con sus distintos gobiernos, la guerra civil, la dictadura de Franco y la posguerra. Un tiempo de gran inestabilidad.
–La realidad es que en 1936 no había control en las calles, no había justicia, el pueblo estaba armado, no había orden, el índice de peligrosidad era enorme, y cualquier cosa podía desatar una refriega. Desde el 15 de marzo hasta noviembre de 1936 hubo 29 asesinatos en Jumilla, sobre todo de gente de derechas, grandes propietarios. La guerra comienza en julio. Uno de los motivos por los que Franco y otros generales se levantan en armas y se rebelan contra el desgobierno y la inseguridad es el asesinato del líder de la derecha, José Calvo Sotelo, el 13 de julio. De marzo a julio hay mucha tensión. Agosto del 36 fue terrible en toda España, y en Jumilla también, porque cuando se extiende el fuego parece que llega a todos los sitios. Fue una guerra sin piedad. Jumilla es un ejemplo de lo que pudo pasar en cualquier punto de la mitad oriental de España, donde los republicanos dominaban el territorio. La guerra en Jumilla empieza el 15 de agosto: en un traspaso de pistolas entre dos socialistas en un baile con música y jaleo muere uno de ellos. Fue algo accidental, cuenta en el 42 el que queda vivo. Los anarquistas acusan a los falangistas de asesinar a Martín Piqueras, cogen a dos que no tienen nada que ver de 18 y 22 años, son los mártires de la Plaza de Arriba. A partir de ahí se van a otras casas, hay ensañamiento contra gente más o menos rica. En total, 23 asesinatos del bando de la derecha, y 4 o 5 del bando de la izquierda. El alcalde socialista desde agosto del 37 al 39 sufrió dos atentados por parte de un matrimonio anarquista. Primero intentó matarlo el hombre, aunque el alcalde acabó matando a su asesino; y a los seis meses la viuda le pegó dos o tres tiros, pero se pudo curar. Ella fue condenada a 30 años de prisión, no la condenan a muerte.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.