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Dante acaba de terminar de comerse un buen plato de «olla de verduras» que le ha cocinado su padre. Dante tiene cuatro años, y su ... padre es Vicente Velasco (Cartagena, 1976), librero y propietario desde 2016 de la librería La Montaña Mágica –Premio al Fomento de la Lectura Mandarache 2017 y sello de librería de calidad otorgado por CEGAL en 2020–, y poeta. 'Conspiraciones desde la entropía' (InLimbo Ediciones) es su nuevo poemario.
–¿En qué punto estamos?
–Donde nos merecemos, en una situación sobre cuya gravedad ya hace mucho tiempo que venían alertando los expertos. Una situación nefasta para las generaciones futuras. El otro día, hablaba con mi padre, que tiene 76 años, y pensé: 'Cuando mi hijo tenga esa edad, el clima en la Tierra será horrible, con todas las consecuencias que eso conllevará, incluidas muchas pandemias como la actual'. Estamos en un momento de colapso que no queremos ver, ni los ciudadanos ni, está muy claro, tampoco los gobernantes. Y el caso es que el colapso medioambiental tiene ya difícil solución, y eso me da mucho miedo.
Vicente Velasco publicó, con anterioridad a 'Conspiraciones desde la entropía', 'Ningún lugar' (2012), 'Principio de gravedad' (2015) y 'Con todo este ruido de fondo' (2018). «En cierta manera», indica, «y sin pretenderlo, con este nuevo poemario finaliza el ciclo que empezó con 'Principio de gravedad'». 'Conspiraciones desde la entropía', explica su autor, «es el poemario más existencialista que he escrito, y quizás, también, el más cercano a lo cotidiano, algo que puede ser una losa implacable sobre las ilusiones y los sueños». Una obra en la que Velasco habla, entre otras cosas, «del nacimiento de mi hijo, de ese paso que se da cuando eres padre». Y de «ese camino de envejecimiento, que no de madurez, que vamos recorriendo. No se madura, se envejece, y se pierden ilusiones por el camino».
«En definitiva, la vida es cosa nuestra», reconoce el poeta, en cuya nueva obra queda espacio para los sueños y la introspección: «Bordeo el camino, me digo, / para terminar acostado / siempre junto al mar. / Presento mis disculpas, / las estrellas / orbitan, brillan, se desgajan / y recogen mis ojos de la crecida. / Bordeo el camino, me dicen, / solo por sentir la fragilidad /de la atmósfera caer sobre mi torso, /inspirar la noche y ser el centro / —por una vez más— de su gravedad».
El poeta se imagina, con su abrigo, «saliendo de un bar cigarro en mano, / dejando atrás un murmullo deshabitado, / acariciando las gotas de lluvia / y estando más lejos del desierto. / Detenerme en la acera y observarla humedad del asfalto». En otro poema, cuenta: «Son las siete y media. Amanece. / Abandoné hace tiempo el café y el tabaco, / me he rendido a la bondad del ansiolítico / y confirmo que la vida puede esfumarse / en un simple aliento. Tan fácil, simple / como una resaca de mar frío, / como la melodía de John Coltrane / reptando por tu pecho».
–¿Fuma o no fuma usted?
–No he dejado de fumar, es mentira [ríe]; ahora fumo en pipa.
–Y sigue tomando café.
–¡Claro! No sería nadie sin el café, tan solo un hombre patético.
Velasco está satisfecho con su labor de librero, «pese a todos los pesares», y anuncia con orgullo que se convocará la V edición del premio de poesía 'La Montaña Mágica', que en las cuatro ediciones anteriores han ganado Pablo Vizcaíno, en 2017, con 'Desertores'; Noelia Illán, en 2018, con 'Brindar de nuevo con extraños'; Elena Trinidad Gómez, en 2019, con 'Afectos de lejano alcance'; e Inés Belmonte, este año, con 'Herida Blanca'. Lo que no tendrá continuidad, «por ahora», es la línea editorial que también había emprendido la librería bajo el sello La Estética del Fracaso. «Quería tener una nueva experiencia, ponerme al otro lado del espejo con la intención de, más adelante, comenzar un proyecto editorial, a nivel nacional, bien presupuestado y potente. La situación actual de pandemia nos obliga ahora a parar», precisa Velasco, que anuncia el título con el que se despedirán: 'Las hojas verdes', del cartagenero, «y patafísico», Julio Monteverde. Una pena, porque La Estética del Fracaso ha publicado, por ejemplo, 'La cadena del frío', de Diego Sánchez Aguilar. Vendrán tiempos mejores, o, como escribe con versos Velasco: «Tranquilo, aún hay tiempo. / Puedes medirlo con los dedos. / Todavía perteneces a este instante / y sabes de la geometría insaciable / que se sumerge en tus arrugas, / también de crisis económicas / y pestes bubónicas o genocidios».
–¿Qué le debe a los libros?
–Básicamente todo. Han sido el eje vertebrador por el que me he definido como persona desde la temprana juventud. He sentido una atracción por el libro desde que me reconozco. El tacto de las cubiertas, el olor de las hojas, la impresión que dejan en mis retinas siguen tan presentes como antaño. Llego a diferenciar las etapas de mi vida según los libros que estuviera leyendo en tal o cual momento. En definitiva, los libros son el vehículo por el cual me comunico con el otro. Y eso, muchas veces, hoy por hoy se está complicando mucho.
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