![Lola Gracia: «En vez de libros de autoayuda, la gente debería leer de sexología»](https://s2.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/2024/10/06/195112818-kBXB--1200x840@La%20Verdad.jpg)
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Nerea Adly García
MURCIA.
Lunes, 7 de octubre 2024, 00:40
«Vivo desde la inquietud por vivir y por saber, es lo que me hace escribir y aprender». Esto confiesa la periodista, escritora y sexóloga murciana Lola Gracia, desde bien joven unida a la literatura. De hecho, es también gestora cultural y coordina ciclos como ' ... Escritores en su Tinta' desde hace 18 años. Hizo sus estudios de Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, un máster de Comunicación y Política Internacional en la Universidad de Puerto Rico, y otro de Sexología en la Universidad de Alcalá de Henares.
Tiene en su haber tres libros de relatos y otro sobre cine, y este lunes presenta, a las 19.00 horas, en la Feria del libro de Murcia su última obra, 'La vida con G' (La Fea Burguesía), un compendio de 12 años de columnismo en el diario LA VERDAD bajo el título 'Punto G', marcado por sus artículos de actualidad, el feminismo, la pareja y la sexualidad. Cuenta con prologuistas de lujo: María Dueñas, Jerónimo Tristante, Oché Cortés, la periodista Lucía Hernández, la psicóloga Cristina Carmona, Fuensanta Martínez Lozano y el desaparecido subdirector del periódico LA VERDAD Chimo García Cruz.
El evento tendrá lugar en el Pabellón de las Anas, situado en la Avenida de Alfonso X el Sabio. Acompañarán a la escritora el director de este periódico, Alberto Aguirre de Cárcer, y el editor y escritor Paco López Mengual, cofundador de La Fea Burguesía.
–¿Cuándo se dio cuenta de que lo suyo era contar historias?
–Yo creo que desde siempre. Con 12 años ya escribía un diario para intentar explicarme a mí misma mi mundo, de una forma bastante estupefacta, porque no todo lo que ocurría a mi alrededor era bonito. Crecemos con la idea en la cabeza de que todo tiene que ser perfecto, y no es así. Esa fue mi primera historia. Después de eso, me di cuenta de que detrás de aquella gente que camina por la calle, que te encuentras en una cafetería o en un pueblo cualquiera todos tienen una historia. Y siempre es interesante contarlo. A lo mejor no toda su vida, pero sí un fragmento específico.
–'La vida con G' transmite vida.
–Son los artículos que he escrito durante 12 años en este periódico. En la columna que se llamaba 'Punto G'. Fue un poco loca, podía escribir cosas políticas, a veces íntimas o más atrevidas. También hubo un año que prácticamente solo escribí sobre sexología, coincidió que estuve haciendo un máster sobre ello en Alcalá de Henares. Me gusta divulgar mucho este tipo de temas, son muy interesantes, y no se habla suficiente de ellos. La sexualidad es muy amplia, tiene que ver con nuestra forma corporal, experiencias, vida. Tu sexualidad no es la misma cuando tienes 20 años que con 80. Todo eso también lo he recogido en algunos artículos. La gente en vez de leer libros de autoayuda debería leer de sexología, porque de verdad te ayudan a entenderte.
Género. Artículos de opinión
Editorial. La Fea Burguesía
Autora. Lola Gracia
–¿Hay alguno de estos artículos que recuerde especialmente?
–Sí, sobre todo aquellos a los que el paso del tiempo no les ha afectado. Es decir, todos aquellos artículos que no están tan sujetos a la actualidad. Tengo textos sobre Machado, uno de mis poetas favoritos, y que me pone la piel de gallina cada vez que lo leo. Hay otro sobre la vida en pareja, que se titula 'Perversos pero fieles', en el que expongo lo necesario de esa perversión entre comillas dentro de la pareja. Porque claro, si la vida en común se vuelve un rollo patatero, al final fracasas. Yo creo que estudié el máster para saber cómo evitar que las parejas fracasen. Soy una amante de los finales felices, y me da mucha pena cuando no es así.
–¿Cómo se logra el equilibrio?
–Hay que ser conscientes de que hay que mantener ciertas rutinas fuera del ámbito sentimental, para que perdure, para que la relación crezca, para que sea más profunda, bonita, emotiva. Ya que después de la explosión química del enamoramiento hay que dar paso a otras cosas. Es muy interesante, porque hasta nuestro nivel hormonal cambia. También hay mucho mito del amor romántico, parece que si no sientes mariposas en el estómago, no estás enamorado, y no es así. Hay otro tipo de sensaciones, para mi gusto, mejores, más placenteras, más bonitas. Pero para eso hay que llegar ahí.
–Lo vemos en las películas...
–De hecho, en el libro hay una serie dedicada a las parejas de famosos, hablo de Elizabeth Taylor y Richard Burton. Ellos eran el ejemplo perfecto de la adicción al enamoramiento, eran adictos al alcohol, a ellos mismos... Se pasaban el día diciendo cosas bonitas, y luego podrían destrozar la habitación de hotel donde se hospedaban. Tenían una pasión brutal, pero de la misma forma se peleaban. Se casaron y se separaron dos veces.
–¿Nerviosa por el qué dirán?
–¡No! Invito a la gente a que nos acompañe hoy. Estaremos a las 19.00 horas en el Pabellón de las Anas, en la Avenida de Alfonso X el Sabio, en la Feria del Libro de Murcia. Además, estaré acompañada por el editor de La Fea Burguesía Paco López Mengual y por el director de LA VERDAD, Alberto Aguirre de Cárcer, al que agradezco que se atreviera todos estos años a publicar mis ideas tan atrevidas. Aunque es cierto que a la gente le gustaba mucho, sobre todo a las mujeres mayores, que me paraban por la calle y me decían: 'Hija, ¡qué verdad lo que escribes! ¡qué aburrimiento de marido! Menos mal que nos entiendes...'.
–En su libro cuenta con varios prologuistas, pero hay uno al que le guarda especial cariño.
–Estoy agradecidísima a todos los prologuistas, de verdad, pero tengo mucha emoción con uno en especial, porque lo último que escribió el gran Chimo García Cruz fue su texto para este humilde libro. Fue un gran jefe. Era capaz de llamarte un 4 de agosto a las cuatro de la tarde, para decirte que lo que habías escrito ese día era lo mejor del periódico. Que alguien como él reconociera mi trabajo era muy gratificante. El periodismo es muy silencioso, sufrido, y no es tan habitual que pasen este tipo de cosas.
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