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Ignacio Peyró, autor de una biografía sobre Julio Iglesias, posa en un hotel madrileño. Virginia Carrasco
«Julio Iglesias no tuvo suerte en el amor, pero se dio un atracón de sexo»

Ignacio Peyró

Escritor
«Julio Iglesias no tuvo suerte en el amor, pero se dio un atracón de sexo»

Traza un perfil biográfico del cantante en 'El español que enamoró al mundo', un libro en el que describe su esforzada conquista del estrellato

Lunes, 10 de marzo 2025, 00:07

Julio Iglesias, el Sinatra español, quizá sea el español más conocido del siglo XX después de Dalí y Picasso. Aparte de alcanzar la cima del estrellato, se puede jactar de haber parado un penalti a Di Stéfano y vendido unos 300 millones de discos. El escritor y director del Instituto Cervantes en Roma, Ignacio Peyró, ha glosado la figura de este hombre que triunfó a deshoras. Cuando el mundo parecía rendido a Dylan, Cohen, la psicodelia, Bowie y los Beatles, a Julio le dio por hacer canciones románticas. Y arrasó.

Peyró no ha contado con la colaboración del biografiado para escribir 'El español que enamoró al mundo' (Libros del Asteroide), lo que ha supuesto un alivio, pues no quería alumbrar un libro autorizado por el artista. En este perfil de prosa impecable y cuidada, Peyró revela que, a petición del dueño de la revista 'Hola', Eduardo Sánchez Junco, que murió hace 15 años, Iglesias se casó en 2010 con su pareja, Miranda Rijnsburger, y bautizó a los cinco hijos que ha tenido con ella. Era el cumplimiento de una promesa hecha a un amigo de fe acendrada.

-Visto desde fuera, Julio Iglesias parece un adicto al sexo.

-En su caso, hay un deseo de resarcimiento. Pasó varios años en su juventud convaleciente, sin poder moverse a causa de un osteoblastoma, y eso pudo generar una sensación de vitalidad contenida que después quiso recuperar. Además, la ruptura con Isabel Preysler fue un golpe duro para él. Quizá pensó: «Si no he tenido suerte con el amor, al menos me daré un atracón de sexo».

-¿Cómo ha podido salvarse Julio Iglesias de la cancelación?

-Porque la gente no solo castiga el mal, sino también la hipocresía. Si una figura pública proyecta una imagen intachable y luego se descubre una falta, como le ocurrió a Tiger Woods o Bill Clinton, el castigo es mayor. Iglesias, desde el principio, se presentó como un truhan sin dobleces. Además, pese a su vida amorosa intensa, nunca ha sido acusado de utilizar su posición para coaccionar a nadie.

-¿Cómo logró triunfar un cantante con unas cualidades vocales más bien discretas?

-No tiene una voz portentosa, pero sabe cantar. Como él mismo dijo: «Yo no canto, yo encanto». Hoy, probablemente, no habría ido más allá de las primeras rondas eliminatorias de un concurso como 'Operación Triunfo', pero su éxito no se debe solo a su voz. Aporta muchos más matices y complejidades.

 

«Probablemente ha preferido no seguir actuando y dejar un recuerdo a la altura de su carrera»

-Su padre, el doctor Iglesias Puga, ¿es una figura clave en su vida?

-Sin duda. Su padre, un médico con una vida intensa, un ginecólogo de prestigio, marcó su carácter y trayectoria. Era un camisa vieja que estuvo en el acto fundacional de Falange en 1933, celebrado en el Teatro de la Comedia de Madrid, con la presencia de José Antonio Primo de Rivera. Vivió la Guerra Civil, estuvo mucho tiempo en la cárcel, le rozó la muerte varias veces... Julio Iglesias se hizo con su padre, mientras que su hijo Enrique Iglesias se ha construido contra su padre.

-¿Y qué papel desempeñó su madre?

-Fue una presencia afectuosa, aunque con menos influencia directa en su carrera. Parece que ella sentía una conexión mayor con su otro hijo, Carlos, y que, en cierto modo, Julio le recordaba demasiado a su esposo, la persona que más detestaba en este mundo por sus infidelidades.

-¿Cómo vive la vejez?

-Se ha retirado de la vida pública y evita las fotos. Últimamente, estaba construyendo un gran barco en un astillero polaco. En sus últimos conciertos, su voz ya no era la misma, era más bien un recitativo. Probablemente ha preferido no seguir actuando y dejar un recuerdo que esté a la altura de su carrera.

-No dejó escapar la oportunidad de hacer negocios con Zaplana. 

-También fue un elemento extractivo de varias administraciones públicas, como la gallega y la valenciana, en un momento importante.

«Siempre le dio mucha rabia que Isabel Preysler no le admirara como cantante»

-¿Se muestra usted más comprensivo con Julio que con Isabel Preysler?

-No, al contrario, Isabel Preysler fue una mujer muy maltratada. Se le hicieron cosas horribles y muy desagradables. Llegó un momento en que se hartó y dio un paso valiente al separarse de Julio. Luego ha sido una persona muy lista, que ha sabido capitalizar su imagen. De alguna manera, fue el amor de su vida. A él siempre le dio mucha rabia que no le admirara como cantante.

-¿Tenía inquietudes intelectuales?

-No, nunca. No es lo suyo. Es un cantante melódico, no un filósofo. No ha sido alguien que dijera: «este pasaje me ha recordado al 'Amadís de Gaula'», o que dudara si comprarse un Rembrandt u otro cuadro.

-¿Cómo ha encajado la rivalidad con Enrique Iglesias, su hijo?

Para él debe de ser horroroso aceptar que, para las generaciones más jóvenes, para los nacidos después de 1990, el Iglesias por antonomasia ya no es él, sino su hijo Enrique. Para alguien con su ego y trayectoria, debe de ser un golpe duro.

-¿Ha sido un hombre generoso? Como inversor, al menos supo colocar su dinero con acierto. 

-No siempre ha sido dadivoso con los demás. Algunas personas lo han criticado por su falta de generosidad y por ciertos gestos de mezquindad y tacañería, aunque en otras ocasiones ha demostrado lo contrario. Como inversor y hombre de negocios, ha tenido mucho éxito. Hace tiempo que la música dejó de ser su principal actividad. Por lo demás, ha gastado muchísimo dinero, a manos llenas. De hecho, hay algo muy curioso: cuando se trasladó a Estados Unidos, realizó una apuesta económica arriesgada. Puso en juego todo su patrimonio para establecerse allí. Solo el coste de montar su entramado societario con abogados en Manhattan, con los honorarios que exigían en 1980, fue descomunal.

-¿Está escribiendo sus memorias?

-Bueno, ha habido varios intentos con distintos escritores, pero, según las últimas noticias, los ha quemado a todos.

-¿Cómo ha sido su etapa con Miranda Rijnsburger?

-Yo suelo decir que así como la infancia de Jesús es su vida oculta, pues la vida oculta de Julio Iglesias son sus últimas décadas. Hay algo muy curioso en él: una carrera desenfrenada hacia la cima, pero, una vez que llega, se comporta como una paloma que se golpea contra el techo, hace plop, plop, y desciende. Y ahora, pues nada, se dedica a coleccionar villas en el Caribe con vistas al mar.

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