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Vetusta Morla es un grupo singular. No solo por su abrumador éxito acá y acullá, sino también por su compromiso, su honestidad y por lograrlo con canciones intensas que huyen del estribillo fácil. Y de Guille Galván, guitarrista, teclista y coautor de las canciones de ... la banda madrileña, cabe decir otro tanto. Mientras sus compañeros bifurcan su actividad en proyectos musicales paralelos, él prefiere volcarse en una faceta más íntima: la poesía. Hoy protagonizará el coloquio que este periodista mantendrá con él vía 'online' (exlibrismurcia.es), dentro de la tercera edición ExLibris, la Semana Internacional de las Letras de Murcia. Pero antes, nos deja sus impresiones para LA VERDAD.
–Tras la reedición de 'Retrovisores', en unos días verá la luz su nuevo poemario, 'Desconocernos', un título sugerente.
–En los últimos años observo una obsesión por esculpirnos a nosotros mismos, por el yo y por estar todo el rato construyendo casi una especie de marca. Y creo que en lugar de estar tan pendientes, lo que podemos hacer es olvidarnos de nosotros mismos para poder construirnos también pensando en los demás.
–Vivimos en una sociedad individualista.
–Demasiado. Y quizás esa manera de entender el mundo esté trayendo más neurosis que otra cosa. Me parecía interesante romperla también implicando el plural, porque en una situación como la que estamos, es importante volver a reconocernos y saber que hemos llegado a un punto en que conviene levantar el pie del acelerador, mirar alrededor y plantearnos qué mundo queremos.
–Leo: «'Desconocernos' es el itinerario de un creador que colecciona remedios y se pregunta por los encuentros, los vacíos y las incertidumbres». ¿Y al final qué encuentra?
–Bueno, eso suena un poco rimbombante [ríe]. Yo creo que si escribo es por ese ejercicio de búsqueda. Muchas veces no encuentras nada más que un camino interesante, pero eso ya en sí mismo es un triunfo. Creo que la escritura tiene que ver con la búsqueda de algo perdido o de algo que te falta, la entiendo como algo muy relacionado con los vacíos.
–Es un músico y compositor de éxito, escribe letras para Vetusta Morla no especialmente narrativas... ¿Por qué la poesía?
–Ha sido lo primero que trabajé, lo que tenía más que ver con mi educación emocional, no tanto la poesía como las canciones. A partir de la adolescencia las canciones supusieron unidades muy potentes, tanto emocionales como de aprendizaje, y pude ir descubriendo que dentro de una canción se podían contar muchas cosas y dejar también espacio para que quien las escuchase pudiera reconstruir su propio mundo. Siempre me pareció fascinante y he generado mi universo en torno a ellas. De ahí, el salto a la poesía ha sido algo natural.
–Me ha llamado la atención de 'Retrovisores', su anterior poemario, que cada uno de los siete capítulos empieza con un texto que parte y llega a una canción de Veneno ('No pido mucho', 1977), que a su vez es un poema de Miguel Martí i Pol.
–La propia estructura de 'Retrovisores' es circular, siempre entendiendo que los poemarios los leemos de principio a fin una vez en la vida pero luego vamos al verso que queremos escuchar, un poco como ocurre con los discos, y me hacía gracia que se pudiera jugar con ese orden circular y quien entendiera la referencia de la canción de Veneno, y del poema, le hiciera gracia y quien no, en todo caso encontraría un poemario circular en base a ciertas palabras que son como arbotantes de 'Retrovisores' y de mi propia educación sentimental. Poca gente se ha dado cuenta de este juego, me hace ilusión que me lo comentes.
–«Sobra espuma en la cerveza / sobra amor, faltan las ganas / de saber quién soy a ratos / de encontrarme en las palabras». La palabra es un arma poderosa...
–Sí, como ya se ha dicho, la palabra es una trinchera que hay que conquistar y defender. Gracias a la palabra entendemos el mundo y entendemos la verdad. Vivimos un momento en que parece que la verdad es algo líquido, volátil, y que la correlación de la realidad con los hechos no importa. Y para eso tenemos que tener muy presente la palabra y tenemos que luchar porque esa relación entre palabra, realidad y hechos formen un todo, porque si no acabaremos relativizando absolutamente todo y no pudiendo fiarnos de la realidad como materia prima, tanto moral como estética y vital.
–En el libro hay alusiones a autores como Leonard Cohen, Jim Jarmusch, Immanuel Kant, Kiko Veneno, Javier Corcobado... Supongo que son referentes.
–Hay un algo especial en las referencias, no son solo un homenaje a gente que me gusta o me ha influido. Sirven también como nexos, enlaces que te hacen saltar a otra realidad. Me gusta utilizarlos sobre todo por esto. También son un vínculo con el lector.
–«Y si después de todo / resulta que las pistas / eran el tesoro». ¿Definitivamente, lo importante es el viaje?
–Sí, rellenemos nuestra existencia o nuestros días con cosas que sean un fin en sí mismo y no algo para conseguir terceras metas, porque si fallan estas parece que lo de en medio se cae. Nos sobrevivirán las cosas que hayamos hecho con amor y honestidad.
–¿Escribimos por una necesidad interior o para ser leídos? O dicho de otro modo: ¿Lo escrito adquiere pleno sentido cuando es leído?
–Yo creo que se completa cuando es leído. Si escribiéramos solo para nosotros mismos, no escribiríamos, pensaríamos. Creo que la escritura parte de una necesidad de compartir y toda escritura espera y se completa finalmente con la mirada del otro.
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