![Pedro Alberto Cruz: «Me encanta ser un moñas, un sentimental de campeonato»](https://s3.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/202206/28/media/cortadas/pacruz-U1408086340128OE-U170558299280xx-1248x770@La%20Verdad-LaVerdad.jpg)
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Un verso suyo: «Cuando yo te lamía las botas y había vida antes de la muerte...». Forma parte del poema 'Veintiuno' del último poemario de Pedro Alberto Cruz (Murcia, 1972), profesor de 'Últimas tendencias del arte' de la UMU, ensayista, poeta, exconsejero del Gobierno ... de Ramón Luis Valcárcel. 'La vida no era esto. Quiero hablar con el encargado' es el título de su nueva obra, publicada por Liliputienses.
«Amar es revolucionario», dice el tatuaje que luce en su muñeca derecha. «Hace un año, el día de San Juan», cuenta, «la perra de mi hijo falleció con un solo año de edad. Estuve llorando dos semanas seguidas. Jamás había llorado tanto por nadie». Entonces, puso «un comentario al respecto en las redes sociales, y, de inmediato, Vega [Cerezo] me llamó. Ella y yo habíamos coincidido varias veces en una tertulia radiofónica, pero nunca habíamos hablado fuera de micrófono. Me dijo que su perro también acababa de morir y que le resultó enternecedor lo que yo había puesto en mi perfil. Empezamos a hablar del amor incondicional que demuestran los perros, y, en un momento de la conversación, me dijo: 'Es que amar es revolucionario'. Y le contesté: 'Me voy a tatuar esa frase'. Y lo hice al día siguiente».
La poeta Vega Cerezo lo acompañará este martes en Murcia, a las 19.30 horas, en el Hemiciclo de la Facultad de Letras, durante la presentación de 'La vida no era esto', un poemario –sórdido, aspero, complejo– que no parece escrito por «un romántico empedernido». Esto hace Cruz: «Regalo flores, escribo encendidas declaraciones de amor que de haberlas leído en otra persona me hubieran sonrojado, lloro con asiduidad, me emocionan los buenos sentimientos. No sé si cumplo los requisitos del buen intelectual y del poeta experimental, o no. Me importa un bledo. Soy como soy, y, a estas alturas de mi vida, esa forma de ser no hace más que acentuarse. Me encanta ser un moñas, un sentimental de campeonato. Algo tengo claro: no voy a reprimirme un solo sentimiento más en mi vida. Expreso lo que siento, y, quien no le guste, viento fresco».
–¿Qué pensaba que era la vida?
–El otro día recibí un wasap de mi terapeuta en el que me decía: «Acabo de terminar el libro, me ha gustado mucho. Lo que más me ha encantado es sentir cómo no te reconocía en la mayoría de los poemas... ¡enhorabuena!». Y tiene razón. Cuando escribí este poemario, tenía un sentimiento trágico y doloroso de la vida; aunque es cierto que, en este libro, introduzco notas de humor y de crítica social por primera vez».
«Ahora soy otra persona», afirma. «Me he deshecho de mis dependencias emocionales», explica, «y de muchos de mis miedos y afronto la vida desde otra perspectiva. El título de este poemario es el verso con el que acaba el poema 'Cinco'. Habla sobre la cola del Mercadona durante el confinamiento, lo absurdo de todo, la pérdida de mis ganas de follar y una señora que quería colarse y que aportaba un punto maravilloso de atrevimiento en un periodo en el que todos éramos autómatas». «La vida», prosigue, «desde este punto de vista, carecía de erotismo, de motivaciones, estaba llena de orden, de miedos, de sentimientos de culpabilidad».
«Como digo en 'Cinco'», precisa, «si el Gobierno no publicaba en el BOE que podías empalmarte, yo no me empalmaba. Naturalmente, la vida no era eso. Me parecía una estafa. Había perdido mi libido y necesitaba ver al encargado para quejarme».
«La mayor parte de estos poemas están escritos durante lo más jodido de la pandemia», informa. «El libro», continúa, «se cierra con la muerte de una persona que entonces era muy cercana para mí. A diferencia del resto de mis poemarios –que surgieron como un proyecto más homogéneo y cerrado–, este libro es más heteróclito, con cambios de formato que me sorprendieron incluso a mí». Se trata de poemas «en su mayor parte narrativos, nada refinados, que muchas veces pretenden ser sucios, manchados de ceniza, semen, con olor a cuero o cadáver. Para mí, el sexo y la muerte siempre están muy relacionados. Es curioso, pero, con el pánico que le tengo a la muerte, después de un entierro se me dispara la libido... De todo eso hablo en este poemario». Cruz escribe «porque lo necesito y me sirve para sacar mierda que tengo dentro. Si luego algún verso puede ser de utilidad para alguien, bienvenido sea».
Ahora, asegura, «mi reto es escribir poesía desde un prisma completamente opuesto al que he venido priorizando hasta el momento: el del bienestar y la celebración, el de una intensidad de vivir que quema. Hace un año, me consideraba en el infierno; hoy me siento un afortunado».
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