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Aquella primera vez el trayecto no iba encaminado a convertirse en literatura. Escapar de la ciudad y adentrarse en una aventura en solitario, sin rumbo, ... ni tampoco propósito, era más bien un «acto de rebeldía», uno de esos deseos de los que uno nunca termina de olvidarse hasta que no los materializa. Se colgó entonces una mochila. Apenas una botella de agua y unos pocos objetos personales. Qué comer o dónde dormir lo iría resolviendo por el camino.
'Cuadernos de tierra' (Menoscuarto, 2020) es el último libro de Manuel Moyano (Córdoba, 1963), un relato en primera persona de las vivencias e historias que conoció durante las expediciones que, entre los años 2007 y 2012, realizó por distintos puntos de la Región y las provincias vecinas. A pie y sin itinerario marcado, durante varios días –una media de tres, calcula el escritor– y privado de compañía.
En total, vuelve a hacer números, fueron seis excursiones y en torno a 600 kilómetros que no solo recorrió entonces. También lo hizo durante la escritura del libro, durante su posterior lectura, y al tiempo que indagaba sobre las historias que conoció en plena ruta.
Una de ellas le descubrió las huellas de un asesino en serie cuyas tropelías reconstruye en el libro con la ayuda del periodista de LA VERDAD Ricardo Fernández, a quien Moyano recurrió por haber tenido este acceso al sumario del caso, y con la finalidad de retratar al criminal que solo un año antes de su viaje había transitado los mismos parajes por los que a él el azar le había empujado.
«Nada en su aspecto lo hacía sospechoso, y de habernos cruzado quizá me habría convertido en una de sus víctimas porque, supongo, habría confiado en él», elucubra Moyano, quien no deja escapar que estas historias «que parecen de las películas americanas, también ocurren aquí».
Su libro, 'Cuadernos de tierra', es un ejemplo de esos relatos que no solo habitan la pantalla ni se imprimen sobre el papel, sino que escriben páginas de vida. «El camino me hizo confirmar algo que ya sabía, y es que el azar es un gran proveedor de historias», dice Moyano.
Además del rastro del ya citado asesino, a quien Moyano se refiere en su libro con una identidad inventada, por 'Cuadernos de tierra' también discurren las pistas dejadas por un nazi huido de la justicia y refugiado en tierra cercanas, así como las de tres hombres ejecutados durante la Guerra Civil de cuyo destino conoció por una inscripción en un mojón con el que tropezó en la montaña, y que le llevó a conocer al autor de aquel epitafio en piedra; «nieto de uno de los acribillados» con el que reconstruyó las vidas de quienes, al igual que él, transitaron, aunque en épocas distintas por el mismo escenario.
Mantiene Moyano, autor, entre otros, del libro de relatos 'Dietario mágico' (La Fea Burguesía, 2015, reedición) –también inspirado en historias que conoció en la Región–; las novelas 'El imperio de Yegorov', finalista del premio Herralde 2015 (Anagrama), y 'Los reinos de Otrora' (Pez de plata, 2019); y de libros de viaje como 'Travesía americana' (Nausicaä, 2013) , resultado de unas vacaciones familiares por Estados Unidos, que, «cuando se camina, la vida parece tener algún sentido». Y eso es, añade, el escritor afincado en Molina de Segura desde hace décadas, «lo que aquí ocurre». «Cuando caminas durante varios días bajo un calor hórrido, uno solo piensa en el siguiente punto donde va a poder aprovisionarse de agua y de comida, o dormir, a menudo en cunetas o casas en ruina», confiesa.
Su primera ruta discurrió a orillas del Segura, río arriba hasta Socovos. En la segunda repitió guía fluvial, pero en dirección contraria, hasta su desembocadura; y en las siguientes se adentró en las sierras de Albacete; el interior de Alicante, y los ríos Mula y Vinalopó. En todas ellas con igual pretensión: caminar. «Una excursión de estas características, en la que vas tú solo sin nada planeado, caminas hasta donde te aguanta el cuerpo y paras donde te pilla es una forma de libertad y de rebeldía. Conlleva un cierto precio de sufrimiento por el cansancio y porque, en mi caso, salía sin ningún tipo de víveres, salvo agua, y a veces no encontraba dónde parar», subraya, sin embargo, siempre prevalecía la idea de aventura. Incluso de la soledad y el miedo.
«Creo que es algo que va con el carácter. Hay gente que no puede soportarlo, pero a mí no me horroriza la idea de estar solo. Por otro lado, la soledad hace que el reencuentro con los tuyos y con la gente que conoces sea placentero», afirma.
'Cuadernos de tierra', describe, es un libro de «digestión lenta» que ha ido elaborando poco a poco. También, quizá, porque «cuando escribí la primera versión, era un libro que el mercado literario todavía extrañaba un poco, pero hoy, que ya se ha puesto de moda la autoficción y la no ficción, parece encajar».
Cuenta Moyano que ver publicado este título ha sido toda una «alegría». Este es un libro «especial» porque en él su voz está en primera línea. «En una novela o en un cuento, uno está de fondo, pero aquí soy yo quien está manifestándose para lo bueno y lo malo. Es un libro muy personal al que he dedicado mucho tiempo, y eso también hace que le tenga especial cariño».
Moyano presentó su libro el pasado jueves dentro del programa 'Un verano de libro' en la plaza Eduardo Linares de Molina de Segura, al aire libre y «con un metro y medio de separación entre las sillas». «Este –verifica– es un verano anómalo».
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