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El murciano Gonzalo Gómez Montoro es el coautor, junto a J. M. Lacruz, de la traducción de 'La segunda Lady Chatterley' (titulada originalmente 'John Tomas ... y Lady Jane' y escrita en la primavera de 1927), uno de los clásicos modernos de la literatura, del inglés D. H. Lawrence (1885-1930), que ahora llega a los lectores en castellano de la mano de la editorial Funambulista. Esta segunda versión de las tres que Lawrence escribió de la mundialmente famosa 'El amante de Lady Chatterley' es, a juicio de Montoro, «la mejor», además de que tiene 20.000 palabras más.
Para Lacruz, cada versión es una nueva obra: «Tuvo que ver mucho con una serie de progresivas autocensuras por parte del escritor con vistas a la publicación de un libro que sabía que escandalizaría y que por ello decidió publicar a cuenta de autor, en 1928. No se equivocaba, pues hasta 1960 no pudo volver a editarse sin cortes la obra en su idioma original».
Traducir una de las grandes novelas del siglo XX, vendida por millones y accesible en las lenguas más cultas del globo, ha sido una de las experiencias más gratificantes para Gonzalo Gómez Montoro, que explica en el postfacio que tanto la primera (1926) como la segunda (1927) versión fueron rechazadas por los editores británicos «a causa de la sexualidad explícita, lo que llevó a Lawrence a escribir una tercera en 1928». En las tres novelas, consideradas independientemente, hay diferencias importantes. «Los personajes principales de las tres versiones de 'El amante de Lady Chatterley' –Constance, Oliver, Clifford y la señora Bolton– varían de forma significativa en cada versión. La extensión de las versiones tampoco es homogenea y en todas ellas hay importantes divergencias en cuanto a estilo, ambientación y desarrollo del argumento». Cuenta Montoro que «en 'La segunda Lady Chatterley', Oliver Parkin es un antiguo minero que aspira a vivir apartado de la sociedad y en comunión con la naturaleza; mientras que en la tercera versión, Oliver Mellors es un exoficial del ejército colonial inglés que decide regresar a Inglaterra para vivir como un ermitaño. Si Parkin es un hombre sencillo de clase obrera que solo busca vivir a sus anchas, Mellors es un hombre refinado que arrastra un poso de amargura y rencor hacia la sociedad de la que huye».
Esta segunda versión tiene un estilo «más simple y directo», y es «más tierna y bucólica» que la tercera, según el traductor murciano. «La naturaleza acompaña la transformación de los protagonistas durante toda la obra, mientras que en la versión más conocida es una metáfora del estado de ánimo de los personajes. 'La segunda Lady Chattterley' es, muy probablemente, la versión que mejor ha envejecido de las dos».
Escrita una década después del fin de la Primera Guerra Mundial y de la Revolución Rusa, Gómez Montoro subraya la «importancia primordial» que tiene la lucha de clases, reflejando fielmente el conflicto «entre la decadente aristocracia inglesa, representada por Clifford, y en menor medida, por Constance, y la clase obrera, simbolizada por los mineros de Tevershall y por Oliver Parkin en particular». Los lectores son testigos «del desprecio de los aristrócratas hacia los obreros», que viven en «sórdidos asentamientos» alrededor de la lujosa mansión de los Chatterley y del bosque que la rodea. La relación adúltera entre Constance y Parkin será «prohibida en términos de clase», si bien para Gómez Montoro uno de los aciertos de la obra es que «los protagonistas de 'La segunda Lady Chatterley' no tienen comportamientos previsibles según su origen social». Estos personajes «desclasados» pugnan por superar los convencionalismos.
Entre tanta tensión, «Constance y Parkin aspiran», según el traductor, «a fundirse en un solo ser junto a la naturaleza que les rodea, como dos seres primitivos que hubiesen regresado a una Arcadia aún no macillada por el hombre». Una historia bañada «en las aguas eternas de la modernidad».
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