
La sustancia insustancial
La película escrita y dirigida por la francesa Coralie Fargeat evoluciona a base de tópicos, incongruencias narrativas y personajes estereotipados
Juan Manuel Chumilla-Carbajosa
Sábado, 1 de marzo 2025, 09:00
Secciones
Servicios
Destacamos
Juan Manuel Chumilla-Carbajosa
Sábado, 1 de marzo 2025, 09:00
Desde hace ya algunos años y salvo alguna excepción, el cine como expresión artística y cultural ha desaparecido de las salas convencionales de exhibición convirtiendo ... el cine de autor o independiente en una especie en vías de extinción que sobrevive, como los sioux, en las reservas que llamamos filmotecas. O en los tristes habitáculos de las multipantallas (televisores, monitores, tablets, smartphones) por obra y gracia de las todopoderosas plataformas digitales. Todo esto ocurre con la complicidad de los gobiernos y de los operadores de comunicación pero también con la sumisión de un público obligado a consumir lo que otros deciden en función de ideologías o intereses mercantiles.
Hago este preámbulo para intentar comprender el éxito de una película que vi hace unas semanas en una sala de cine y que ahora ha llegado a las plataformas: 'La sustancia', escrita y dirigida por la francesa Coralie Fargeat, e interpretada por Demi Moore. El argumento, sin duda rocambolesco, tiene sus raíces en la idea del doble, del Dr. Jeckyll y Mr. Hyde, traído al mundo actual para 'denunciar' los excesos del culto a la belleza y la eterna juventud femenina que cosifica a las mujeres y las desecha en cuanto las primeras arrugas empiezan a aparecer en sus rostros y cuerpos esplendorosos.
El tema daría para mucho pero 'La sustancia' se queda en la mera anécdota y, lo que es peor, construye un relato inverosímil por el que, tras suministrar una misteriosa sustancia por vía intravenosa, la protagonista engendra en pocas horas en su interior una versión juvenil de si misma tamaño adulto, le sale de la espalda abriéndola en canal sin anestesia para terminar el nuevo ser cosiendo a su progenitora con una sutura quirúrgica inverosímil y ejecutada con la precisión de una experta costurera. Todo esto dentro de un cuarto de baño. ¡Ver para creer! O mejor dicho: ¡Ver para no creérselo!
Llama la atención que la actriz que hace el papel de la protagonista joven (interpretado por Margaret Qualley) no haya recaído en la misma Demi Moore que podría haber sido rejuvenecida digitalmente como ya es posible hacer con resultados asombrosos –baste citar los ejemplos de Harrison Ford en 'Indiana Jones y el día del destino' (2023) de James Mangold o Tom Hanks en 'Aquí' (2024), de Robert Zemeckis.
Lo único apreciable de 'La sustancia' son los títulos de crédito que en sí mismo es un corto gozoso y un buen ejemplo de la tecnologías digitales bien utilizadas. Por el contrario, la película evoluciona a base de tópicos, incongruencias narrativas y personajes estereotipados como el del malo productor de televisión (Dennis Quaid) que se atiborra a langostinos pelándolos con la mano para producir el rechazo del espectador (no porque los coma sino porque la directora nos lo muestra con efectistas planos macro y exagerados efectos de sonido), utilizando el lenguaje del cine de manera, a mi entender, muy tramposa. Incapaz de resolver con coherencia una trama imposible, la francesa opta por un final delirante que provoca en el espectador el estupor y la risa al convertir este ejercicio banal de absoluta postpostmodernidad en un delirio sanguinario que parece rendir homenaje al cine gore. En fin, una película exenta del principal deber de cualquier historia bien construida: hacerla creíble por muy disparatada que pueda se la premisa.
Lejos de todo esto, la protagonista del film, convertida en un monstruo, se pone una careta de papel y es capaz de llegar hasta el corazón del estudio de un famoso canal de televisión saltándose todos los controles de seguridad por la jeta, simplemente porque la avispada guionista necesita que llegue allí para poder alcanzar el clímax de su narración, habiendo sido incapaz de inventarse otra cosa un poquito más ingeniosa, o simplemente porque sabe que hoy en día la mayor parte del público no tiene mucho criterio y se lo traga todo. Sobre todo si, incomprensiblemente como es el caso, la película viene avalada por haber ganado el premio al mejor guion nada menos que en el Festival de Cannes. Ya en 2021 este referente histórico del cine internacional otorgó su preciada Palma de Oro a otro engendro cinematográfico dirigido esta vez por otra guionista y directora francesa, Julia Ducournau, cuya película narra la historia de una asesina en serie que se queda embarazada de un automóvil. No me pregunten por qué. Quizá algún día profundicemos en tan rocambolesco relato. Así las cosas, ¿para que sirve la gloria en el mundo de la vanagloria? Seguro que 'La sustancia' gana algún Oscar.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.