Compromiso artístico y excelencia coral del Orfeón Fernández Caballero

Nada más llegar y antes de ocupar nuestras butacas preguntamos por el programa de mano, pero no había ninguno. Tras el concierto nos enteramos de que la ausencia de programa se debió a un error, pero nosotros, tras superar la sorpresa inicial, agradecimos que la vivencia fuera en esa dirección: parece que cuando tienes el papelito en la mano sabes lo que esperas oír y lo vives desde el tener el control de la situación. De esta manera estuvimos abiertos a lo que fue llegando, y la sorpresa fue mayúscula.

El escenario de la sala Narciso Yepes no es pequeño, por lo que extrañaba la única presencia de cuatro instrumentistas en la derecha del escenario: violinista, violonchelista, percusionista y pianista. Dirigidos por Alfonso Serra, director del coro y artífice de este espectáculo, empezaron a interpretar una música etérea y sencilla, de largas notas y poca actividad, que generaba una sensación de desconcierto en el público. Este desconcierto se vio acrecentado cuando un miembro del coro, vestido todo de negro y con un pandero en su mano, salió lentamente hasta ocupar el centro del escenario. Completaron la escena dos mujeres que, en el suelo, sostenían piadosamente a dos chicas más jóvenes, con una actitud maternal que hacía visible la inactividad de las yacentes.

La voz de la actriz Charo García, de blanco, con una articulación precisa, una dicción sosegada y una interpretación afectada por los textos nos mostró la belleza de la poesía 'Estas que fueron pompa y alegría…' de Calderón de la Barca. Se pueden imaginar que cuando el coro, también de negro, salió del patio de butacas y comenzó a cantar una obra compuesta a partir de un canto llano medieval ('Media Vita', de Michael McGlynn), el público ya estaba inmerso en lo que prometía ser una experiencia inolvidable.

Tras la llegada de todo el coro al escenario y un cambio de color al rojo en el ciclorama, salen a escena Charo García y Ángeles Núñez, ataviada con un precioso vestido a juego con la tonalidad de la escena. El tono escarlata nos introduce en el ambiente mágico y místico de la música sefardí, presentado con un fragmento del 'Cantar de los cantares' y con una brillante interpretación musical de 'La vida es un pasaje' por Ángeles Núñez, la cual empieza a hacer patente la versatilidad de su arte.

Un miembro del coro recitó los 'Poemas a don Quijote, Dulcinea y Sancho Panza' del maravilloso Don Miguel de Cervantes, a la vez que otros se cruzaban con maletas, evidenciando lo performativo de la propuesta. Esta intervención presentó la primera obra cantada por el coro desde el escenario, 'Tres epitafios', de Rodolfo Halffter. Disfrutamos del coro en su formación completa, con cuatro voces bien definidas e independientes, y presentando una conexión con el texto y una integración excelente de la palabra con la música.

Vuelve a escena Charo García que, mientras recita fragmentos de 'En tierra de nadie', de Carmen Conde, le coloca un mantón tradicional murciano en los hombros a Ángeles Núñez. Esta vuelve a sorprender con otro registro, en esta ocasión luciendo una voz más lírica, e interpretando la 'Seguidilla murciana' de Manuel de Falla.

Un actor del coro introduce una Selección de versos de José Martí, y el Orfeón Fernández Caballero nos deleita con la pieza 'A tu lado' de Javier Busto. Es importante destacar que las intervenciones del coro son a cappella, sin música instrumental de ningún tipo, y que pese a ello el tono es mantenido a la perfección y el vínculo entre agrupación y director es total. Queda constatado en esta pieza que, pese a que la disposición de los cantantes dificulta la visión del director, la respiración coral es única y simultánea con las manos de Alfonso Serra.

La velada continúa con la fuerza poética de Rosalía de Castro en 'Airiños, airiños', aires, cuya transición a 'Canto no Berce' de Julio Domínguez despliega la melancolía y ternura de la lírica gallega donde el coro destaca por la calidez de las voces graves y la delicadeza de las sopranos, creando una atmósfera íntima que se ve acentuada por la narración de Charo García.

A continuación, el Preludio de Manuel Oltra pone en valor la versatilidad y capacidad dramática del coro escénico, destacando los juegos de contraste dinámico y el trabajo detallado de afinación y empaste, fruto de la dirección precisa de Alfonso Serra y del trabajo realizado por el coro.

Uno de los momentos más sobresalientes de la noche llega con la interpretación de 'Entorna la puerta', de tradición flamenca. En esta obra, el protagonismo de la solista Ángeles Núñez es sencillamente arrollador. Su cante, lleno de expresividad jonda y sentimiento, fusionó a la perfección con las palmas del coro y arrancó las del auditorio, confirmando aún más la profundidad de la raíz flamenca.

La riqueza del repertorio continúa con Segalariak (Josu Elberdin), seguida del texto vasco de Gabriel Aresti Nire aitaren etxea / Defenderé la casa de mi padre. El coro vuelve a demostrar su flexibilidad estilística con una interpretación de fuertes tintes rítmicos y resonancias de canto popular euskaldún. El balance entre las voces y la percusión refleja una sutil mezcla de la energía tradicional vasca con matices corales modernos, subrayando nuevamente la maestría en los arreglos de Paco Castaño.

La vertiente lírica, impregnada de un matiz devocional, se hace de nuevo presente con 'El Rossinyol' de Antoni Pérez Moya. En este momento, el orfeón demuestra su gran flexibilidad vocal: la variedad de armónicos y la pureza de la emisión consiguen crear una atmósfera profundamente emotiva. La decisión de bajar del escenario para cantar entre el público intensificó los sentimientos de más de uno, evidenciando la versatilidad de la puesta en escena concebida por Enrique Fuster.

Finalmente, la velada culmina en un estallido de color con la 'Danza del Vientre' de Ay kalelumbror y Nawba isbahan y 'Cantos de boda' de J. P. de Juan. Esta obra sorprende por su carácter festivo y exótico, integrando ritmos y melodías de influencia árabe. El coro, reforzado por la percusión y los giros melismáticos, cierra el programa con una fuerza arrolladora que deja al público ávido de más. El sello de la escenificación, cuidadosamente trabajado por Enrique Fuster, se percibe en la conjunción de movimiento corporal, iluminación y una pronunciada expresividad gestual.

'Raíces' cumple con creces su propósito de honrar y renovar la tradición musical española. El Orfeón Murciano Fernández Caballero ofrece un recital que no solo es una exhibición técnica, sino una auténtica experiencia sensorial y emocional, hilada con la narración inspirada de Charo García, los exquisitos arreglos y composiciones de Paco Castaño y matizada por el virtuosismo vocal de Ángeles Núñez, además de las apariciones solistas de algunos de los integrantes del coro.

El resultado es un espectáculo integral, en el que música, teatro y poesía se funden para rendir tributo a las múltiples vertientes de la cultura española, recordándonos la belleza y vitalidad de nuestro patrimonio. Sin duda, una muestra redonda del compromiso artístico y la excelencia coral que merece nuestro más ferviente aplauso.