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PEDRO SOLER
MURCIA
Miércoles, 20 de septiembre 2017, 10:31
El escultor José Hernández Cano, quien se consideraba «como fruto maduro que no ha sido cortado a su tiempo», falleció en la madrugada del martes a los 85 años. Como afirma la también escultora Lola Arcas, «se nos ha ido un maestro de los de esa vieja escuela prácticamente en vías de extinción. Toda su vida consagrada a su arte, ha sido otro de los grandes para quien someter la materia no tenía misterios y sí una sabiduría honda y sentida. Su físico, un hombre alto y guapo; su personalidad de profunda raigambre huertana, sus reflexiones sobre la vida y el arte, muchas veces inconformista y con vocación polémica, siempre permanecerán en el recuerdo de quienes hemos tenido la suerte de andar algún tramo de esta vida junto a él».
Entregado a cualquier tema escultórico, fue un entusiasta de la figura taurina -aunque se oponía a la muerte del animal-, porque consideraba que «la lidia no tiene desperdicio». Enfrentado al arte abstracto, criticó duramente las bienales organizadas por la Comunidad Autónoma, porque «trajeron un arte que nada tenía que ver con Murcia, y que era un arte que se cargaba nuestra cultura. Yo los traté como unos invasores que venían a destruirla». Se sentía escultor profundamente murciano, al que le dolía que «Murcia fuese una madrastra, no contra mí, sino contra la mayoría de los verdaderos artistas de aquí, especialmente escultores». Miembro correspondiente de la Academia de Bellas Artes Santa María de la Arrixaca, consiguió, entre otros, en 1962, el premio en la Exposición Provincial de Arte del Productor; y posteriormente, el Premio Guadalquivir, el Premio de la Universidad de Sevilla y el de la Real Academia de Santa Isabel de Hungría.
Exposición en el Mubam
Para el arquitecto Francisco Guerao, encargado de la remodelación artística en el barrio de Santa Eulalia, «Hernández Cano ha sido uno de los grandes maestros de la escultura murciana. Y, como en otros casos, no ha sido suficientemente valorado, quizá por su carácter fuerte y reivindicativo. Expresaba lo que sentía, porque actuaba a pecho descubierto, y esto no se aceptaba. No se le ha valorado como él se merecía. Ahora se iba a colocar una de sus obras, 'La vendimiadora', en la plaza Sardoy, y el Museo de Bellas Artes (Mubam) está preparando una exposición. Nosotros las veremos, pero ya no será igual si él no está presente. Parece que los merecimientos llegan cuando uno se muere, pero a los artistas ese reconocimiento hay que otorgárselo en vida». Para Guerao, la obra de Hernández Cano es «el reflejo de su carácter, con una fuerza tremenda, pero también de enorme ligereza. Un contraste que la hacía ser especialmente apreciada».
Manuel Fernández-Delgado, director del Museo Gaya, opina que «es una pena que se haya llegado tarde a la colocación de la escultura en la plaza Sardoy. Pienso que para Hernández Cano esto era un sueño. Me parecía un escultor mediterráneo, reivindicativo, muy reivindicativo, como recordamos de aquellas acciones que realizaba en las bienales, en las que repartía panfletos en los que expresaba sus reivindicaciones. Lo hacía, no para lucrarse él, sino en defensa del colectivo de artistas murcianos. Hemos perdido a una buenísima persona y a un magnífico escultor». Para Fernández-Delgado, «su obra ha tocado distintos palos, pero siempre porque tenía mano para conseguirlo».
Javier Bernal, responsable del Mubam, afirma que sigue adelante la exposición de Hernández Cano, prevista para 2018. «Pepe 'El Largo', como le llamaban sus amigos, por su figura alargada y un tanto melancólica, trasladó su anatomía a muchas de sus esculturas, como por ejemplo, las series de toreros alargados, solitarios y reiteradamente melancólicos. Haremos la exposición con mayor cariño e ilusión. Y allá donde esté podrá ver su obra expuesta en el Museo de Bellas Artes, un anhelo que, me consta, tenía desde siempre, como vecino de Santa Eulalia y admirador de las Bellas Artes y de este museo en particular».
Nacido en Murcia el 6 de mayo de 1932, empezó sus trabajos con Bernabé Gil y Carlos Rodríguez, hasta que entró en el taller de González Moreno. Empezó entonces a ser conocido como Pepe 'El Largo', porque «era bastante alto y delgado, pero no se me decía con sentido despreciativo». Ingresó en la Escuela de Bellas Artes, donde tuvo como profesores a Luis Garay y Clemente Cantos. Hernández Cano consideraba la piedra como la materia por excelencia del escultor, por lo que decidió trabajar en talleres de cantería y mármol, hasta conseguir dominar estos materiales. A las 11.30 de esta mañana se oficiará la misa funeral en el Tanatorio de Jesús.
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