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José Alcázar, de la familia propietaria; José Luis Castillo, exhermano mayor; Luis Melgarejo, hermano mayor de la Vera Cruz, y José Antonio Melgares Guerrero, hijo predilecto de Caravaca de la Cruz y Cronista Oficial de la Región de Murcia, con el bargueño incorporado a los fondos del Museo de Arte Sacro, este miércoles. Juan F. Robles
La familia Alcázar dona a la Cofradía de la Vera Cruz un bargueño del siglo XVII

La familia Alcázar dona a la Cofradía de la Vera Cruz un bargueño del siglo XVII

La cesión de este histórico escritorio construido en 1617 con la exclusiva misión de proteger en su interior la Sagrada Reliquia ha tenido lugar este miércoles y la pieza ya forma parte de las obras que se exponen en el Museo de Arte Sacro en la ciudad santa de Caravaca de la Cruz

Miércoles, 29 de marzo 2023, 18:53

La Cofradía de la Vera Cruz ha recibido la donación de un histórico bargueño que se ha incorporado a los fondos del Museo de Arte Sacro para ser expuesto en una de sus salas. El acuerdo de cesión fue suscrito en la tarde de este miércoles por el hermano mayor de la Cofradía de la Vera Cruz, Luis Melgarejo, y José Alcázar García, en representación de la familia que hace la cesión de esta excepcional pieza. El bargueño es un mueble de madera con muchos cajones pequeños y gavetas, adornado con labores de talla o de taracea, en parte dorados y en parte de colores vivos, al estilo de los que se construían en Bargas (Toledo), según la RAE.

El bargueño donado es un escritorio de madera, con cajoncillos de diversos tamaños, ornamentado por labores de taracea y talla de madera. El frontal principal está dividido en tres calles, las dos laterales presentan una estructura y decoración simétrica mientras que la central es más estrecha y consta de un hueco rectangular en su parte inferior. Las calles mayores muestran una decoración compuesta de elementos geométricos, además de una cruz simple. Dicha cruz está erigida sobre un montecillo y situada bajo una hornacina conformada por pares de columnas y cubierta por cúpula gallonada.

Momento de la firma de la cesión. Juan F. Robles
Imagen - Momento de la firma de la cesión.

La calle central está subdividida horizontalmente en tres cuerpos: el primero responde al hueco inferior antedicho, el segundo está ocupado por un friso taraceado con la leyenda 1617 mientras que el último cuerpo, y principal del escritorio, está compuesto por una portada arquitectónica labrada formada por un par de columnas estriadas que sostienen un friso y un frontón partido rematado por volutas. Dicha portada alberga en su interior una representación taraceada de la Santa Vera Cruz de Caravaca, según la iconografía tradicionalmente repetida, al menos, desde principios del siglo XVI.

La citada data de 1617 es coincidente con la fecha de comienzo de las obras del actual templo de la Santa Cruz de Caravaca, que tuvo lugar el 16 de julio de dicho año, festividad del Triunfo de la Santa Cruz, según quedó protocolizado ante notario en las actas correspondientes que se levantaron para conmemorar el destacado evento.

Según la investigación exhaustiva llevada a cabo por D. Francisco Méndez García, profesor de Geografía e Historia, durante bastantes años, en el Instituto San Juan de la Cruz de Caravaca, el conocido como «bargueño de la Cruz», se construyó en 1617 con la exclusiva misión de proteger en su interior la Sagrada Reliquia, en unos años en los que peligraba su integridad, por el riesgo que suponía la existencia en Caravaca de moriscos que no habían obedecido la orden de expulsión y que deseaban robarla o destruirla, ya que por razones religiosas habían sido expulsados recientemente y se les había confiscado sus bienes.

La fecha que forma parte de la decoración interior (toda de taracea) es 1617, que coincide con la del inicio de las obras del templo (16 de julio de 1617)

Las propias características del mueble hablan por sí mismas: con su aspecto de caja fuerte, rústico exteriormente para no despertar sospechas de lo que contiene, y demostrando, al abrirlo, el destino para que fue realizado: la existencia de un cajón principal, decorado con una Cruz de Caravaca, que tiene las medidas adecuadas para acoger, en su interior, la arqueta de los Figueroa que guarda la Sagrada Reliquia.

El bargueño ha estado en poder de una familia que, desde tiempo inmemorial, lo ha conservado, transmitiéndolo de generación en generación al primogénito de la siguiente, con el mensaje de que era «un mueble muy importante relacionado con la Cruz de Caravaca» y que no debía salir de la familia, tal como ha ocurrido hasta día de hoy.

Detalle del 'Barqueño de la Cruz'. Juan F. Robles
Imagen - Detalle del 'Barqueño de la Cruz'.

Alcázar, catedrático de Geografía e Historia, se jubiló siendo profesor en el IES Licenciado Cascales, de Murcia, y anteriormente lo fue del IES Marqués de los Vélez, de El Palmar (Murcia). La donación se hace por la última voluntad del hermano del donante, Juan Alcázar, último tenedor del mueble, que ha pasado de generación en generación en su familia teniéndolo como una reliquia al considerar que en él se habría conservado la Sagrada Reliquia y su Relicario durante un tiempo indeterminado al comienzo de las obras de la actual basílica, para tenerlos a buen recaudo ante una posible sustracción. La fecha que forma parte de la decoración interior (toda de taracea) es 1617, que coincide con la del inicio de las obras del templo (16 de julio de 1617).

Melgarejo agradeció la donación de la familia Alcázar y mostró la alegría que supone incorporar una pieza del siglo XVII al ajuar de la Vera Cruz. En el acto intervino el cronista oficial de la Región de Murcia, José Antonio Melgares, que también lo es de Caravaca y de la Cofradía.

Caja de madera con tres llaves

Melgares recordó que un documento del Archivo Municipal de Caravaca, publicado por Indalecio Pozo, Francisco Fernández y Diego Marín en el año 2000, recoge el acuerdo municipal de fecha 26 de mayo de 1617, de fabricar una caja de madera con tres llaves para guardar los libros y cuentas de la fábrica de la nueva iglesia de la Santísima Cruz. No hay confirmación documental que permita afirmar que la caja de madera pudiera ser este bargueño.

Para el cronista, la caja de madera con tres llaves encargada por el Concejo en 1617 podría ser el bargueño en cuestión, también dotado de tres llaves; y en ella se pudieron conservar durante muchos años, los documentos relacionados con las obras de construcción del nuevo templo de la Vera Cruz, que sustituyó a la capilla medieval donde recibió culto la Reliquia hasta su colocación provisional en la Capilla del Conjuratorio de la nueva obra en 1677 y, definitivamente, en su actual basílica en 1703.

La familia Alcázar ha custodiado durante este siglos este mueble. Juan F. Robles
Imagen - La familia Alcázar ha custodiado durante este siglos este mueble.

Con el título 'El bargueño de la Cruz' fue publicada en 2005, por la Editora Regional de Murcia, una novela histórica de Francisco Méndez García, profesor de Historia durante años en el IES San Juan de la Cruz, cuya trama está relacionada con un curioso mueble de madera, un bargueño, que fue expuesto y dado a conocer en Caravaca con motivo de la exposición 'La Ciudad en lo alto' que la Fundación Cajamurcia organizó en la Compañía durante el Año Santo 2003.

Méndez plantea en su libro que el bargueño llegó a ser sagrario de seguridad de la Cruz de Caravaca, en los tiempos de la construcción del actual templo, entre 1617 y 1703, y aunque no existe documento alguno que avale esta afirmación, para la familia Alcázar, que han custodiado durante siglos el bargueño, está clara la vinculación del mueble con la Vera Cruz. Melgares no descarta la posibilidad de que el carpintero autor del bargueño concibiera la parte central del mismo como sagrario de la Reliquia, cuyas dimensiones permiten la custodia del cofrecito-estuche de Suárez de Figueroa donde entonces y ahora se guarda la Vera Cruz de Caravaca, «la cual pudo, o no, cobijarse en ese receptáculo del bargueño en algún momento concreto», apunta el cronista.

«La labor de taracea del bargueño es, sin duda, de un carpintero morisco, que bien pudo ser Molina o algún otro de su círculo artesanal caravaqueño»

José Antonio Melgares Guerrero

Cronista Oficial de la Región de Murcia

Las dimensiones de este mueble de madera parecen insuficientes para albergar planos y libros de fábrica, pero sí adecuada para conservar facturas y dibujos parciales. Para Melgares, tal como recoge en uno de sus trabajos, «el término bargueño es un cultismo que seguramente desconocían los munícipes de Caravaca en 1617, por lo que hablan de una caja de madera. O bien, lo que se pensó inicialmente como un simple cajón o arca, luego cobró carácter de mueble señorial, denominado así porque se fabricaban en la ciudad toledana de Bargas, imitando los secretaires franceses elaborados en Europa en la baja Edad Media, bien a iniciativa del Concejo o del autor de la pieza. Tampoco nos revela la documentación conocida hasta el momento, a quién se encargó la factura de la caja de madera, aunque bien pudo ser al mismo artesano carpintero morisco que años antes, en torno a 1605, fabricó el último tramo del artesonado de la iglesia de la Concepción, quien según la profesora Cristina Gutiérrez, fue Baltasar de Molina, un morisco enraizado en Caravaca, que posiblemente se salvó de la expulsión decretada por el rey Felipe III en 1609. La labor de taracea del bargueño es, sin duda, de un carpintero morisco, que bien pudo ser Molina o algún otro de su círculo artesanal caravaqueño».

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