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ESTUDIO + NUMEROLOGÍA 03.02.2020 GIL ANTONIO MUNUERA
Diario de escritura (XLVI)

Diario de escritura (XLVI)

TIEMPO POR VENIR ·

Domingo, 15 de marzo 2020, 03:00

Lunes 2 de marzo

Te enteras de la muerte de Ulay y te entristece como si fuera un amigo cercano. Varios años atrás tuviste el honor de conocerlo. Vino a Murcia a encontrarse con a su amigo Thomas McEvilley, a quien habíais invitado para un congreso sobre Arthur Danto. Por aquel entonces, aún no sabías quién era. Más tarde te enteraste. Pareja artística y sentimental de Marina Abramovic, pero también uno de los artistas más importantes de la segunda mitad del siglo XX. Comenzaste a profundizar en su obra cuando habló en el Cendeac sobre el arte y el dolor, y cuando una exposición suya inauguró la sala de exposiciones del Centro Párraga. Su acción 'There is a Criminal Touch in Art' está entre tus obras preferidas de todos los tiempos. Una performance poética, robar el cuadro preferido de Hitler y llevarlo a la casa de unos inmigrantes turcos para mostrar la ideología y la memoria del arte. Algún día escribirás sobre ella.

Recuerdas las comidas en El Palomo y los viajes a Calblanque. Las conversaciones. El humor. La inteligencia. La generosidad. El privilegio de tener tan cerca a un artista de los que aparecen en los libros de historia. Sin duda, esa sensación de excepcionalidad y admiración influyó en la escritura de 'Intento de escapada'. Hay algo de Ulay en Jacobo Montes –solo lo bueno– y algo de tu fascinación ante el genio en el joven Marcos.

A media noche te despiertas después de una pesadilla. Una de las peores que has tenido sobre tu novela. Tu amigo está vivo y se ha integrado en la rutina con total normalidad. En un momento determinado, le dices que nunca le has preguntado qué le parece el libro. Entonces todo cambia y se vuelve oscuro. Él grita que le duele lo que has hecho y todo comienza a dar vueltas. El lugar en el que estás se descompone y, sin lógica ninguna, regresas a la olivera de tu casa de la huerta, como si eso significara algo. Comienzas a gritar, consciente ya de estar en una pesadilla y buscando que alguien te despierte, pero también intentando dominar el sueño y la situación, como si estuvieras domando un caballo salvaje. Raquel te despierta y puedes respirar. Es la una y cuarto. No han pasado ni veinte minutos desde que te dormiste.

Martes 3 de marzo

Te levantas temprano y durante toda la mañana te acompaña el mal cuerpo de la pesadilla.

Retomas el ensayo sobre la siesta. No te convence lo que está escrito y sientes la necesidad de recomenzar. Es el riesgo de los cortes –ya lo has escrito aquí más de una vez–: perder la inercia, el tono, el estado de concentración.

Por la tarde, Club Renacimiento. Corriges los relatos de los alumnos. En estos tres años has aprendido a ver cosas que antes te pasaban desapercibidas. A escribir también se aprende enseñando.

Miércoles 4 de marzo

Tutorías toda la mañana. TFG, TFM y tesis... A veces, dar clase es lo de menos.

Sigue la paranoia del coronavirus. Miras de reojo, pero le quitas importancia. Aún no sabes lo que se viene encima.

Continúas leyendo 'Las madres no', la novela de Katixa Agirre que ha publicado Tránsito. Comienza como una novela negra –una madre asesina a sus pequeños–, pero rápidamente se convierte en una reflexión sobre la maternidad. En especial, la de la escritora que, tras el parto, decide escribir sobre esa 'mala madre' que asesina a sus hijos. La madre que también abandona a su hijo para centrarse en su libro. Para hablar de las madres que no se ajustan a lo que la sociedad espera de ellas, que sean abnegadas, que renuncien a todo, a su deseo, a sí mismas. Te interesa esa tensión con la propia ambición, esa escritura culpable que se impone incluso frente a lo más urgente. Vida y literatura. Vida o literatura.

Jueves 5 de marzo

A las diez, fisio. El gemelo está curado, pero ahora el dolor ha ido a parar al cuello, tu punto débil habitual. La chica nueva te clava los dedos y hace desaparecer la contractura. Si duele, cura. Pero duele.

Terminas con el tiempo justo para la clase. Seguís analizando 'El pintor de la vida moderna'. Habláis del perezoso y del Bartleby. De la renuncia a hacer. Del dandi y de la vida como obra de arte. De la multitud, la vigilancia y el anonimato. De la experiencia estética moderna. ¡Qué poco ha cambiado el mundo desde Baudelaire!

Por la tarde, vuelves a tener fisio. La última sesión para el gemelo. Tenías pensado regresar rápido a casa y ponerte a escribir. Pero Isabel te llama. Y te acercas con ella a tomar una cerveza. Te dejas liar demasiado fácil. A las diez y media estás en el Álamo cenando un burrito con Lorena, Javi, Isabel, Martita y Juanfran. Al final, alguien saca una guitarra y Javi y Martita cantan a dúo 'Shallow'. No son Bradley Cooper y Lady Gaga. Pero no importa. Los quieres más.

Después sigue la noche. Hasta que el cuello aguanta.

Viernes 6 de marzo

Con resaca vas a clase y de nuevo sale bien. En una mañana acabas el impresionismo entero, Cézanne, Gauguin y Van Gogh. En todos los casos, muestras una lectura también desde el presente. Ya no es posible hablar solo de la época en la que los cuadros fueron pintados. Es necesaria la lectura feminista de los desnudos de Degas. O la visión poscolonial de Gauguin y su representación del otro. La propia idea del primitivismo, en toda su complejidad. El arte fue creado en el pasado, pero habita nuestro presente. Hay que leerlo a dos tiempos.

Pasas la tarde terminando el diario. Esta vez te cuesta. No estás lúcido.

Por la noche, hamburguesa y película. 'Joker'. Te gusta. A ti más que a Raquel. A veces es mejor esperar a que pase el 'hype' para tomar perspectiva. No es ni la mejor ni la peor película de este año. Pero es una gran película.

Sueñas con regresos y reencuentros.

Sábado 7 y domingo 8 de marzo

Mañana de escritura. Hoy fluye todo. Pero tienes que cortar a medio día para la comida con los compañeros del colegio. Hay gente a la que no has visto desde hace casi treinta años y, sin embargo, recuerdas perfectamente su nombre y apellidos. El tiempo se retuerce y el pasado regresa por unas horas. Los críos de Los Ramos. Media vida después.

Descansas en casa. Después, cenas con Marta y, de nuevo, el pasado se transforma en presente. Aunque sea un presente extraño, vencido por la nostalgia y frenado por la realidad.

Al terminar, acudes a la clausura del IBAFF. Llegas ya al final, pero allí no cesas de saludar. Continuáis en el bar de Paco. Manuel dice que 'Intento de escapada' lo marcó y decides regalarle la versión inglesa que habías traído para Peter Greenaway. Seguro que le va a hacer más ilusión. Lo ves en su rostro. Te caen bien, Manuel y Carmen.

Cierra el bar y os acercáis al Musik. Observas ahí una entropía extraña. Por alguna razón, intuyes ahí el fin de algo. Aún no sabes muy bien de qué. Nadie lo sabe, pero en el fondo todos lo celebran.

Solo al final de la noche, caes en la cuenta de que hace doce años murió tu madre. De nuevo, por un instante, regresan el pasado y la nostalgia. Todo sigue ahí. Aunque nadie lo perciba, aunque lo ocultes detrás de las bromas y la alegría.

La noche termina en la casa de Sergio. Está graciosísimo una vez más. Es un síntoma de inteligencia. Todos lo comprobáis. Lorena, Carlos, Isabel, Martita y tú. Os alegra la noche.

Poco a poco, el grupo se va disipando. Pero tú aguantas. Desayuno en la plaza de la Flores. Vermú granizado en el Luis. El viaje al final de la noche termina al mediodía. Los últimos, Martita y tú. Han pasado más de veinticuatro horas desde que saliste. Poca broma.

Al llegar a casa, lees la noticia. El coronavirus llega a la Región. De inmediato, la paranoia se convierte en alarma. La chica estuvo en ARCO. Esto es el principio.

Caes a la cama cansado y feliz. Pero también inquieto. Ahora lo sabes: lo que intuías en todo momento es la clausura de una época. La era de la despreocupación y la ilusión del bienestar. En apenas unos días, todo cambiará. Aún no imaginas cuánto.

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