'Wonka', la película de las navidades

El film que con toda probabilidad acumulará el mayor éxito en estas festivas fechas es 'Wonka'. Todos os acordaréis de las dos adaptaciones al cine de 'Charlie y la fábrica de chocolate', un cuento de Roald Dahl que aquí se usa (esperemos que sin absurdas correcciones políticas) como excusa para contarnos los inicios de Willy Wonka, el dueño de aquel sueño de los golosos, epítome del azúcar e infierno de los diabéticos.

Esta precuela musical es todo barroquismo con su deslumbrante puesta en escena. Es lo que se supone que debe ser un cuento: colorido, festivo, mágico, divertido. Lo es en gran medida por la estupenda interpretación del carismático protagonista que hace Timothée Chalamet, un joven actor superlativo, de esos que surge uno en cada generación. En este largometraje demuestra que se mueve igual de bien haciendo de sensible adolescente enamorado, de asesino antropófago, de sufrido príncipe de un planeta sin agua o de visionario chocolatero. Esta especie de Mary Poppins versión masculina gustará a todos, hasta a los refractarios de los musicales como el que esto escribe. El director dice que le gusta salir del cine con más esperanza de con la que entra, y aquí lo logra.

Una de las mejores películas vistas en el pasado FICC fue 'Robot dreams', una maravillosa aventura animada sobre la amistad de un robot y un perro en el Nueva York previo a los ataques a las Torres Gemelas.

Pablo Berger, un director excepcional por su capacidad de variar de estilo, filma la mejor película de dibujos del año. Quizás no sea técnicamente perfecta, por su consciente apuesta por animar de otra manera, pero sí la que tiene un guion más sólido y una metáfora de la vida más lograda. Todos somos por épocas ese robot tirado en la playa (especialmente en verano) y todos somos ese perro que quiere seguir adelante a pesar de todo (especialmente en septiembre).

Ahora os hablaré de una de suspense judicial sobre la muerte de un hombre en mitad de la nieve, de la que acusan a su esposa. Partiendo de una historia familiar se convierte en un tenso drama donde todos juzgan a esa cónyuge que no cumple con lo normativo, tratándola como si fuera la Hester de 'La letra escarlata' (la versión de 1995 la interpretó Demi Moore), y obliga al espectador a decidir si sólo por eso debe ser condenada. El relato de la mujer marcada, que hemos visto en tantas obras, se repite aquí. Quien la vea y piense que eso no podría pasar en España que recuerde el caso de Rocío Wanninkhof. Lo más flojo es ese final facilón como de 'Algunos hombres buenos' (en la que por cierto también salía Demi Moore). No se puede despachar como un simple thriller procesal porque ganó, merecidamente, la Palma de Oro del Festival de Cannes.

Desde que Leticia Sabater estrenó canción no se pasaba tanto miedo escuchando música como el que tenemos viendo 'La Partitura'. En ella las notas y los pentagramas son los invocadores de un mal atávico que es convocado, como en el flautista de Hamelin, a destruir la vida. Una obsesa de la música recibe un encargo más envenenado que el que le hace Salieri a Mozart, porque puede ser el réquiem que suene para ella cuando termine esa sinfonía. Como curiosidad os diré que es la última película del medianamente conocido actor Julian Sands.

Director´s Cut. Esta semana es inevitable homenajear a Concha Velasco (si a Marisa Paredes le parece bien). Una actriz superlativa y todo terreno pero que no tiene muchas películas magistrales que hagan justicia a su inmensa figura (la manía que tenía de comer todos los días le impedía ser selectiva). Para mí las mejores son: 'Cinco tenedores' (1980), 'Pim, pam, pum….fuego' (1975), 'Esquilache' (1989), 'Historias de la televisión' (1965) y 'Las bodas de Blanca' (1975). Por si queréis recuperarlas.

Que tengáis una semana, y un puente, de cine.