Will Smith vuelve a ser un policía rebelde

El primero es un revival noventero, cuarta entrega de la saga de dos policías rebeldes, que vuelven a dar guerra habiendo rebasado los cincuenta años en 'Bad Boys: ride of die'. Los protagonistas siguen siendo Martin Lawrence y Will Smith, que deben salirse de la ley para limpiar el buen nombre de su capitán. Una delirante comedia de acción en la que supura por todos lados la nefasta influencia del director Michael Bay y del adrenalínico productor Jerry Bruckheimer.

Esta 'Tango y Cash' sin ducha, esta 'Corrupción en Miami' sin hombreras, esta 'Arma letal' sin blancos, esta 'Fast & Furious' sin paisajes exóticos, es más básica que la papeleta de las europeas. Es para incondicionales de la saga pero también para los que busquen chistes sin complejidades y tiros sin restricciones.

Septiembre de 1939 fue un parteaguas de la historia, y justo en ese instante se sitúa la acción de 'La última sesión de Freud'. Es el relato del interesantísimo y ficticio encuentro en Londres entre el judío ateo, creador del psicoanálisis, Sigmund Freud (autor de la frase «La religión es comparable a la neurosis infantil»), con el católico converso, creador de Narnia, C.S. Lewis (autor de la frase «La fe no significa creer sin pruebas, sino confiar sin reservas»). Deudora de su origen teatral, es un buen film en que se agradece la altura intelectual y que no den todo masticado al espectador. Los interpretes también dan la talla, con Mattew Goode haciendo del profesor de Oxford, y de Anthony Hopkins encarnando al vienés. La curiosidad está en que Hopkins ya hizo de Lewis en la obra maestra 'Tierras de penumbra' (1993). Un guion que nos hará sentir vergüenza del funcionamiento de nuestra paupérrimas neuronas y que está lleno de aforismos para escribir en las tazas motivaciones de Mr. Wonderful.

M. Night Shyamalan es uno de los directores que más miedo ha hecho pasar a mi generación, al tiempo que más inquietudes y dudas nos ha arrojado a nuestros confusos cerebros. Así que no es extraño que el primer largometraje de su hija Ishana Shyamalan nos parezca una conseguida secuela de la filmografía de su progenitor. 'Los vigilantes' son unos seres que viven en un bosque que observan a un grupo de humanos por las noches, que permanecen como en un terrario a disposición de esos misteriosos demiurgos. Dakota Fanning es la última adquisición de estos terribles coleccionistas y protagonista de la historia.

Cuando hablé de 'Ex maridos' en su pase en el último FICC, decía que a pesar de ser previsible todos nos quedábamos a verla porque sabemos que algún día llegaremos a ser ese pobre diablo sin brújula vital (divorciado, mediana edad, disléxico emocional con sus hijos) que la protagonizaba. Ese hombre sin rumbo se empeña en reencontrarse con sus vástagos precisamente en una despedida de soltero en la que pega tanto como Abascal en un mitin de Podemos. La comedia amarga nos dibuja un esbozo de sonrisa y nos hace caer (por falta de empuje) en la conmiseración más que en la compasión de los personajes. Un trabajo atildado pero no atinado.

'Food for profit' es casi un anuncio del PACMA, de hecho sus autores reconocen la intencionalidad de estrenar este documental antes de las elecciones europeas. Es un recorrido, evidentemente sesgado, por hechos presuntamente perpetrados con los animales en granjas y manufacturas cárnicas, traducidas en conspiraciones sin mucho sentido. Ya decía Bismarck que nunca había que saber cómo se hacen las salchichas ni las leyes.

Director´s Cut. Aprovechando el estreno de la película en la que el escritor C.S. Lewis juega un papel fundamental, os recomiendo la adaptación de un libro suyo titulado «Una pena en observación». Su trasunto cinematográfico, 'Tierras de penumbra', no reproduce ni una sola frase o situación del ensayo. Pero el espíritu del texto, uno los más bellos jamás escrito, impregna cada fotograma, cada plano, cada segundo de una de las películas más hermosas de todos los tiempos.

Que tengáis una semana de cine.