'¡Vaya vacaciones!', risas españolas enlatadas

Empezamos con una comedia coral española titulada '¡Vaya vacaciones!'. En ella unos abuelos son padres de segunda mano cuando sus hijos fingen un viaje de trabajo para poderse ir de vacaciones, endosándoles a la prole. Cuando lo descubren deciden hacer todo lo posible para que sus nietos quieran marcharse, desencadenándose una guerra con ellos.

Es simplona y ramplona como lo era la reciente 'En guerra con mi abuelo' de hace tres años (De Niro hace lo que sea por dinero menos elegir un buen papel). Eso a pesar del empeño de sus buenos actores de comedia, el veterano Tito Valverde, el flojito Ernesto Sevilla y la divertidísima Toni Acosta. Es un entretenimiento familiar sin pretensiones, de acuerdo, pero podían haberse esforzado más, lo que quizás sea indicativo de que va a ser un taquillazo.

Otra sin intención de hacernos pensar (ya os he dicho que cada vez somos más tontos) es 'Sí, quiero… o no'. Una de risa con enredos, equívocos, queridos y puertas que se abren sin deber, que en manos del difunto maestro en estas lides, Peter Bodganovich, habría sido hasta divertida. Aquí el cruce de amantes entre un matrimonio que acude a la posible boda de sus hijos ronda el orgasmo humorístico sin alcanzarlo. Un 'coitus interruptus' permanente de la carcajada.

Eso sí, veremos a cuatro grandes de Hollywood interpretando al personaje que mejor saben: el seductor Richard Gere, la liberada Susan Sarandon, la atribulada Diane Keaton y el resignado William H. Macy. ¿Me atrevo a sugerir que solo por verlos en acción merece la pena ir al cine y se perdona lo rutinario de la historia? Pues no sé qué deciros. En cualquier caso al menos no ofenderá nuestra menguante inteligencia.

Si queremos seguir con el cerebro en modo avión nada mejor que una de terror, pero de esas en que todo es más previsible que la dirección de las manecillas de un reloj, como es el caso de 'Posesión infernal: el despertar'. La última de una saga diabólica comenzada en los albores de la década de los ochenta del pasado siglo, que sigue paso a paso el esquema ya conocido sin despegarse ni un milímetro. Contentará a su fiel y numerosa grey.

Reconocida por todos los festivales donde se ha presentado llega al circuito comercial el drama español '20.000 especies de abejas', sobre una niña que viene de ser niño, que es un amor de criatura, y sobre su lucha por la identidad en un ambiente familiar rural durante un verano. Es una película de apariencia amable pero dura en el fondo. Nos hará reconsiderar ciertas cosas que creemos saber.

'La habitación de las maravillas' es una tragedia francesa a todo lo que da (prohibido verla si uno tiene depresión o maneja maquinaria pesada). Una madre quiere cumplir los retos escritos por su hijo de doce años mientras está en coma (¿os suena?). La adaptación de un libro casi de autoayuda se estira para tener un largometraje que hay que ver con un pañuelo.

Acabamos con un documental sobre la vida en distintos monasterios españoles (que de primeras tiene el mismo interés que una película de béisbol). Los testimonios de los religiosos son la mirilla por la que el resto del mundo puede asomarse a un rincón al que nunca prestamos atención, oculto tras los muros de nuestras ciudades, con una fotografía austera y preciosista. Sólo apta para los convencidos.

Fuera de cámara, como siempre el día 23 de abril, se celebrará el Día del libro. ¿Qué sería del cine sin tantos que se han llevado a la pantalla? Para mi destacan cinco que eran buenos libros y mejores películas: la mítica 'Lo que el viento se llevó' (1939), la espléndida 'Sentido y sensibilidad' (1995), la obra maestra 'El Padrino' (1972), la maravillosa 'Blade Runner' (1982) y la imprescindible 'Matar a un ruiseñor (1962).

Que tengáis una semana de cine.