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Como estoy cansado de hablar del debate y del calor, y este viernes estrenan uno de los hits cinematográficos del año, os propongo que hablemos ... del milagroso tratamiento facial de Tom Cruise, que le permite estar así de bien a los sesenta años (aunque cada vez se parezca más a su figura de cera del museo), de si los presupuestos desorbitados tienen reflejo en la calidad de las películas y de si realmente el mundo necesitaba una nueva 'Misión Imposible'.
Ese último asunto lo podemos solventar si recordamos una cifra: cuatro mil millones de dólares, que es lo que han recaudado hasta ahora las seis partes estrenadas de este 'remake' de la serie televisiva del siglo pasado. Es un montante lo suficientemente interesante para que a Cruise y sus productores no les importe jugarse una prótesis de cadera del actor poniéndolo a hacer acrobacias a la edad en que tendría que estar empujando columpios de nietos (gran parte del dinero se habrá gastado en inyecciones de bótox). Poca pega podemos ponerle si hemos disfrutado hace nada de Harrison Ford con ochenta luchando contras los nazis. Al parecer a Hollywood le da igual la edad de sus actores (si no eres mujer, claro).
'Misión imposible. Sentencia mortal' es la séptima entrega de la saga que, permitidme decirlo, nunca ha superado a la primera dirigida por Brian De Palma y que estuvo a salvo de la megalómana influencia del señor Cruise. Esta nueva aventura, como todas, es otra trama de espionaje internacional en el que el mundo vuelve a estar en juego y donde, más que un equipo de actores, Tom tiene una corte. Todo está al servicio de la estrella, lo que no desluce una sucesión de excelentes escenas de acción muy impactantes que nos recordarán a las mayores fantasmadas perpetradas por 007, sólo que el protagonista aquí tiene un voto de castidad de Ursulina. Si os dejáis el escepticismo en casa, podéis pasar un buen rato tarareando uno de los 'jingle' más famosos del cine.
Hace unas semanas, en la sección fuera de cámara (perdón por la autocita) os hablé del fracaso del estreno de la nueva película de los normalmente magistrales dibujantes de Pixar, 'Elemental'. Pasado un mes de su entreno en USA con las peores cifras de las historia del estudio, la cosa ha remontado muy levemente y ya ha superado en taquilla los doscientos millones que costó, pero sigue lejos de la rentabilidad que se le exige a un producto de esta categoría.
Quizás sea por la historia a lo Romeo y Julieta, o la metáfora de las diferencias raciales, o la complejidad de explicar un mundo en que los cuatro elementos conviven pero no se juntan, la cosa es que no termina de funcionar como otras de la productora del flexo. El poderío visual no está a la altura de otros films animados y sólo la inflación puede justificar que haya costado tanto. Lo que no se puede poner pegas es a una historia que ya hemos visto mil veces, porque esa es la menor de las críticas que pueden hacérsele. Un entretenimiento familiar, como un concurso de 'Twister'.
La rareza de hoy tiene su procedencia en España, y su título es 'Esperando a Dalí', una sutil referencia a Godot. En plenos años setenta, en las postrimerías de la dictadura franquista, un grupo de neo hippies van a admirar al iconoclasta artista Salvador Dalí a su paraíso de la costa gerundense. Mientras lo hacen descubren la cocina creativa y desestructurada. Una mezcla del programa de Arguiñano con el canal Viajar y un documental del Reina Sofía. Como en El Bulli, donde más que a comer se iba a tener una experiencia gastronómica, aquí más que una película estamos ante una experiencia cinematográfica. Lo mejor para los que somos dalinianos es volver a ver esos paisajes rabiosamente mediterráneos donde creó su obra, de una belleza y luminosidad insultantes.
Fuera de cámara nos tenemos que fijar en una huelga de actores que de manera inminente puede empezar en Estados Unidos, tras sesenta años de paz social. Sin conocer con precisión sus reivindicaciones, hay que agradecer la mentalidad solidaria de esos 160.000 intérpretes llamados a la huelga, algo impensable en la egoísta clase actoral de nuestro país.
Que tengáis una semana de cine.
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