'Operación Napoleón', un thriller sorprendente

La excentricidad de empezar con una película islandesa, además de una pose snob, es una ocasión a no desperdiciar, porque esa cinematografía es más infrecuente en nuestras pantallas que un gesto feminista en Rubiales. Esta vez no se trata de desolados dramas escandinavos a lo Bergman que hacen las delicias de los festivales, y donde el frío del paisaje parece el Sahara comparado con el frío de las relaciones humanas que plasman. Al contrario, la acción y el thriller de 'Operación Napoleón' es solvente.

Se descubre un avión alemán de la Segunda Guerra Mundial, portador de un gran secreto, y un grupo de malos luchan con una improbable heroína para conseguirlo. La realización y el montaje son vigorosos, con una intención por encima de sus medios, y los personajes, dentro de los límites propios del género, tienen cierta profundidad.

El veterano director Barry Levinson (que vivió momentos mejores) trae su primera película en años, y no ha escogido un trabajo fácil de gerontogimnasia cinematográfica, sino uno que le permite reverdecer laureles, que es lo que pretende con 'El superviviente de Auschwitz'.

Nos narra la historia real de un prisionero de ese campo que salvó su vida siendo una estrella de boxeo contra otros presos, y de cómo al acabar la guerra siguió luchando para buscar una redención imposible, igual que aquel personaje interpretado por Clint Eastwood en 'Million Dollar Baby' (2004), que tenía el perdón de todos menos el de sí mismo. Ben Foster hace su mejor papel hasta la fecha, pero, como pasa con este buen artesano que es Levinson, las sutilezas no son su fuerte, y el uso del blanco y negro es un recurso facilón para las escenas históricas.

Javier Veiga estrena su primer largometraje (que más parece un borrador), 'Amigos hasta la muerte'. Pretende ser una película francesa, con humor inglés y costumbrismo italiano, pero se queda en parodia española. Tres amigos ya en la edad de preocuparse por la tensión alta más que por la hipoteca, peleados por algo razonable, como veréis en el tráiler, se vuelven a juntar cuando uno de ellos está a las puertas de la muerte. Una película para la generación que escucha Los 40 Classic.

A los franceses les pone mucho contar las historias de sus reyes (aunque después los guillotinen). Una de esas producciones de época realizadas con todo lujo es 'Jeanne Du Barry', en un ejercicio onanista de ensalzar el pasado galo, con la complicidad del histrión Johnny Depp, que estoy seguro de que ganara el Razzies a la peor interpretación por su papel de Luis XV. Aunque la auténtica protagonista es la realizadora y actriz Maiwenn, celebridad al norte de los Pirineos, que hace de la amante del Rey, y cuya vida se cuenta en la cinta que ella misma dirige. El resultado está más próximo a la estrafalaria 'Maria Antonieta' de Sofia Coppola (2006) que a la deslumbrante 'Vatel' (2000).

Hay una pequeña y deliciosa película que me encanta, protagonizada por una de mis personas favoritas del cine, Alan Alda, 'El próximo año a la misma hora' (1978). En ella unos amantes sólo se ven un fin de semana cada doce meses durante 26 años, aparcando sus vidas fuera de ese motel. Esa historia es fusilada en 'Tregua(s)' aunque tuneada acorde con los tiempos, resultando una ópera prima básica que se apoya en las interpretaciones de sus protagonistas. Todo se fía a la química y credibilidad de sus protagonistas, y a priori no parece que lo logren.

Director´s Cut. Cumple ochenta años Julio Iglesias, que antes de ser un avatar de memes fue futbolista, cantante e incluso actor. Por eso a los de la generación de cristal les informo (increíblemente algún fan tiene entre menores de veinte) de que tiene dos películas, por si quieren verlas, tituladas 'La vida sigue igual' (1969) (creo recordar que salía Andrés Pajares) y 'Me olvidé de vivir' (1979). Aviso de que no son muy buenas, no quiero reclamaciones.

Que tengáis una semana de cine.