Navidad de superhéroes con 'Aquaman y el mundo perdido'

Los estrenos para estas fiestas aterrizaron el miércoles como perfectas excusas para huir de tanta familia. No encontraréis grandes fichajes de películas, porque en las semanas anteriores ya han puesto a jugar a sus mejores delanteros las distribuidoras. Eso sí, por mediocres que sean son algo mejor que el telefilme de urbanita ejecutiva descreída cuyo coche se rompe en Nochebuena en Vermont, quedándose atrapada en un nevado pueblo de postal donde un guapo mecánico le enseñará el sentido de la Navidad (y no lo digo con connotaciones sexuales, que estáis muy mal).

Hace décadas que a la temporada navideña es consustancial el belén, Cortylandia, los tres kilos de más que pillamos y la consabida superproducción de Hollywood con superhéroe. Esta no iba a ser una excepción y de la mano de DC comics nos llega una secuela titulada 'Aquaman y el mundo perdido'. En ella Jason Momoa, que tiene la versatilidad gestual de un moai, vuelve a encarnar a este monarca de los mares, trasunto de Neptuno.

Aquaman es el rey de Atlantis y debe salvarla de la destrucción mientras es padre de familia (nada que John McClane no haya hecho ya). Tras verla uno entiende los incontables retrasos para su estreno, sería el pundonor, porque en algunos pasajes la película da más vergüenza que las actuaciones en el karaoke en la cena de empresa. Elegir esta película como la que vemos en Navidad es como que el plato único de la cena de Nochebuena fuera fiambre de pavo con huevo hilado. Lo mejor que se puede decir de ella es que siendo tan mala logrará que la saga no continúe. No es mal regalo si no nos ha tocado el gordo.

Juliette Binoche, que ya participó en 'Chocolat' (2000), también lo hace en esta hija putativa de aquella que es 'A fuego lento', la estilosa apuesta europea para unas fechas en que lo último que necesita nuestra línea es que se nos abra el apetito viendo a gente cocinando platos exquisitos (por suerte sin los chistes de Arguiñano).

Una pareja de prestigiosos cocineros del siglo XIX hacen las delicias del paladar de los más famosos y adinerados. Pero entre ellos hay las tensiones propias de un hombre que quiere más y una mujer que quiere conservar su independencia. Hay una dialéctica permanente entre el amor a la cocina y el amor al cine, del que sale ganador uno de los dos. Un estudio de la luz a lo Sisley y una narración cocinada a baja temperatura deja un plato muy adecuado para flirtear con los Oscar (Francia la ha presentado). Cierto que ni tiene el realismo mágico de 'Como agua para chocolate' (1992) ni el orgiástico delirio de 'El festín de Babette' (1987), pero tiene un ingrediente especial que la hace tan deseable como un postre para un diabético. Id comidos a verla.

Si al principio os decía que no había Navidad sin largometraje de aventuras, tampoco puede haberla sin película de dibujos animados, esas que nos sirven como salida de emergencia para los críos. Esa es la función de 'Migración, un viaje patas arriba', que sigue la estela del estudio de Gru y Minnions, como se encarga de subrayar su tráiler. Cuenta las peripecias de una familia de patos acomodada que inicia una aventura. El buenismo habitual en estas producciones y las dosis justas de humor son la combinación perfecta para poder pasar una tarde entretenida antes del menú infantil del Happy Meal.

Director´s Cut. Esta semana llegó el último jalón de la gira de Joaquín Sabina, que, contra todo pronóstico, ha logrado acabar sin vestir traje de pino. El que no es el Dylan español se irá sintiéndolo mucho, y sin embargo a sus seguidores nos ha dejado en la calle Melancolía, como si nos hubieran robado el mes de abril, perdidos como un torero al otro lado del telón de acero. Nos contaremos más de cien mentiras para creer que su música con vinagre y rosas logrará que no compremos pastillas para no soñar, y haremos un pacto entre caballeros si encontramos a fatales rubias platino. Desearemos más noches de bodas, y que, oyendo sus canciones, nos den las diez, las once y las doce.

Que tengáis una semana, y una Navidad, de cine.

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