Una historia con raíces murcianas pasa a formar parte del laboratorio de cine que impulsó '20.000 especies de abejas'

El primer trabajo reconocido de Esquinas fue 'Olores' (2022), un cortometraje documental candidato a los Premios Goya 2024 y galardonado en festivales como ZINEBI, el Festival Internacional de Cine Documental y Cortometrajes de Bilbao. Fue el proyecto con el que culminó su Grado en Cinematografía y que le abrió las puertas a su siguiente historia.

Del «conjunto de iniciativas destinadas al impulso de la producción de largometrajes y al apoyo del talento emergente» por el que se define ECAM Industria, surge La Incubadora, el laboratorio de desarrollo de proyectos cinematográficos que ha sido la base de películas como 'Cinco lobitos' (2022) o '20.000 especies de abejas' (2023) y ha contado con profesionales en activo como Pilar Palomero y Rodrigo Sorogoyen, ambos premiados con Goya. «Solo por el hecho de estar seleccionada te dan 10.000 euros en concepto de desarrollo», explica la cineasta, lo que supone «un respaldo y una grandísima oportunidad para el largometraje».

Cinco proyectos liderados por mujeres son los seleccionados de esta VIII edición del laboratorio de la ECAM, donde tanto ellas como sus productores dispondrán de un apoyo constante para poner a punto los largometrajes desde este momento y hasta julio de 2025: «Te asignan mentores que encajen contigo y tu propuesta», aclara. Un proceso personalizado en el que la directora podrá «reencontrarse» con su historia y reescribir el guion junto a su mentora, la directora Celia Rico, y la de producción, en este caso, Valerie Delpierre, productora de películas como 'Las niñas' y '20.000 especies de abejas'. En definitiva, «un regalo» para no volver sola a un largometraje que, asegura, busca «romper con el retrato de la infancia como algo dulce e inocente para tratarla como algo adulto».

«Pienso en imágenes; tiro de ellas para construir guiones», revela Esquinas. Un grafiti en la autovía, una pregunta y una experiencia personal dieron lugar a la historia que sería bautizada como las «letras aniñadas» pintadas en la pared de un puente en la carretera: «Hice una foto», cuenta, «sé que esa es mi fuente: que haya una inquietud que te persiga».

Pero fueron sus vivencias más significativas los cimientos sobre los que se construyó 'BAI, BAI': «Imaginé a dos amigas haciendo la pintada pero, ¿qué pasaba con ellas?». Así, «tirando del hilo», llegó al eje central de su trama: una despedida, «la pérdida de la primera amistad que se da por cuestiones que nada tienen que ver con la muerte, sino con el paso del tiempo». Una experiencia también marcada en la vida de la guionista: «Es uno de los primeros aprendizajes que tenemos en la vida y a mí me afectó mucho, porque siendo una niña no es fácil entender que las cosas cambian y vas perdiendo a gente en el camino», desarrolla.

Su largometraje gira en torno a la relación entre Ana y Santi, –diminutivo de Fuensanta, «un guiño a la Virgen de la Fuensanta de Murcia»–, dos amigas de 12 años, inseparables desde pequeñas, que se enfrentarán a los cambios que surgen a raíz del «choque en el que una madura antes y una madura después», durante un viaje de estudios a Madrid; mientras que Ana, la protagonista, todavía es «más infantil», Santi empieza a tener «intereses más adultos». «La película se construye en base a que la protagonista tiene que asumir que su amiga y ella ya no comparten nada más», sintetiza la guionista.

Con la que puede convertirse en su ópera prima, la molinense aborda temas como la violencia psicológica que «las niñas más que los niños» pueden llegar a ejercer a esa edad, la inevitabilidad del cambio y el duelo por la pérdida. Un relato «con una capa cruel» que no pretende ser moralista, sino dual: «Me gusta explorar el lado oscuro de la vida y encontrar el balance, que también sea algo esperanzador», sostiene Esquinas, que tendrá el «reto» de construir personajes grises, llenos de luces y sombras, para que «no haya una buena y una mala».

Pero la presencia de raíces murcianas en la trama es también una de las condiciones que la directora quiere poner en la posible producción del largo: «Quiero diversificar geográficamente el cine español. Creo que todo transcurre siempre en las mismas ciudades, pero yo quiero que las niñas de mi historia tengan acento, que se note que tienen otras características que no podemos encontrar en ningún otro sitio que no sea aquí», recalca.

Así, la suya sería una historia para situar en el mapa el cine de la Región de Murcia, cada vez más presente en la industria gracias a trabajos como 'Sorda', –cinta recientemente galardonada en la Berlinale 2025– de Eva Libertad, quien también animó a Esquinas a emprender el mismo camino con su 'BAI, BAI'. «Todo lo bueno que le pase a ella es bueno para mí y para toda la gente de Murcia que se dedica a esto», comenta Esquinas.

Al final, «el cine es una conversación», recuerda la guionista y directora, un diálogo en constante movimiento que, en su caso, también pasa por la niña que un día fue; aquella que escribía historias inventadas en el ordenador de su padre a las que volver en momentos como el de ahora, en los que el cambio «da un poco de vértigo».