Secciones
Servicios
Destacamos
Me juego todos mis campos de algodón a que estáis cansados del ping-pong del Constitucional y el Supremo (de la Eurocopa solo os cansaréis si pierde España). Para entreteneros, en los estrenos de la semana encontraréis un montón de venganzas, un par de enfermedades, un villano y hasta un amor de esos que ha pasado la fecha de consumo preferente.
La saga de 'Gru, mi villano favorito' es la más rentable del cine de animación, así que no había motivos para que su cuarta parte no llegara. Sus personajes son entrañables y se han hecho un hueco en el corazón de los niños y en las risas de los mayores. Sus tramas falsamente irreverentes (como las de 'Los Simpson') son suficientemente ingeniosas, y sus animaciones suficientemente buenas, como para que verlas sea algo más que agradable.
En la parte cuarta Gru ve amenazada su existencia y la de su familia por un nuevo villano, así que debe refugiarse como un testigo protegido cualquiera. Claro que lo hace con su corte de roba escenas encantadores, los Minions (el 'spin-off' más justificado del cine de este siglo), chistes y situaciones hilarantes que son su sello.
Si metemos en una coctelera 'Deadpool', 'Kill Bill', 'Tarzan', 'Karate Kid', 'El pequeño salvaje', 'Oldboy' y 'Los dioses deben estar locos', nos sale 'Kill Boy'. Un film de acción con muchas artes marciales sobre un chico criado en la selva que quiere vengar la muerte de su familia. La frescura de una propuesta tan usual reside en el manierismo de la puesta en escena. Un trabajo de genero subido de revoluciones.
Últimamente que Liam Neeson haga una película buena es tan improbable como una nueva gira de Joaquín Sabina, y ya veis. Así que no nos extrañemos que haya protagonizado 'En tierra de santos y pecadores'. Aquí también hay venganza y más tiros que hielos en un botelleo, pero de vez en cuando hay un destello del buen actor que fue y de que detrás de la cámara hay un director solvente. Un pueblo irlandés perdido es atacado y sólo el malencarado personaje de Neeson puede ayudarles.
El indudablemente simpático Dani Rovira en algún momento pensó que debía de hacer cosas trascendentes para reivindicarse como actor, por eso ahora protagoniza 'El bus de la vida', una dramedia de buen rollo y mejor mensaje. Un profesor recién trasplantado a dar clases en el otro extremo del país descubre que tiene cáncer y que para ir a tratarse tendrá que coger un autobús hasta el hospital lleno de enfermos como él. Esa experiencia da una nueva perspectiva a su visión del mundo. Lo mejor es la todoterreno Elena Irureta, que hace uno de esos secundarios por los que vale la pena ver una película.
Un irreconocible Arturo Valls interpreta a una buenísima persona que tiene una enfermedad terminal en 'Mala persona'. Tan buena es que decide convertirse en un ser despreciable para que la gente lo deje de querer y no sufra con su muerte. Malena Alterio esta estupenda en esta comedia negra hecha a la medida de Valls. Es el negativo de risa de la estupenda 'La vida sin mí' (2003).
Dejando atrás venganzas y dolencias llegamos a la francesa 'Fuera de temporada'. Una antigua pareja se reencuentra después de mucho tiempo, como en la maravillosa 'Vidas pasadas' (2023), pero a la edad en que ya eres invisible y en que trasnochar es llegar a la cama a las doce. Una bonita cinta sobre el amor pre otoñal y las segundas oportunidades, pero también sobre lo falso que es pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor.
Se ha anunciado una nueva Ley del Cine (el cine lleva más leyes que la educación, que ya es decir). Una norma que no contenta del todo a ningún sector. La bajada de la cuota de pantalla europea, la figura del productor independiente, y las ventanas de exhibición son los tres grandes caballos de batalla. Veremos lo que acaba aprobándose.
Que tengáis una semana de cine.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.