Cóctel de amor, terror y cine negro

Empezamos con una comedia romántica, una que tiene la indisimulada intención de reemplazar a 'Love Actually' (2003) como referencia amorosa del siglo XXI, llamada 'Love again'. Lo hace de la mano de la cantante Céline Dion, ejerciendo de alcahueta en su primer gran papel en el cine. Una secundaria de lujo para unir a un periodista descreído de las cosas del corazón con una chica a la que se le ha muerto su novio. Ella le sigue mandando mensajes preciosos a su pareja desaparecida pero que enamoran al reportero que los recibe por error, interpretado por Sam Heughan, conocido por 'Outlander', un actor tan guapo como Paul Newman y tan insípido como un brote de soja.

Las referencias que vienen a la mente son infinitas: 'Confidencias de medianoche' (1959), 'Mensaje en una botella' (1999), 'Algo para recordar' (1993), 'El bazar de las sorpresas' (1940), y hasta la reciente 'Con amor, Simon' (2018). No nos engañemos, esta adaptación de un best-seller tampoco pretende ser otra cosa que fondo de armario para la programación de las teles en la semana de San Valentín. Da esperanza amorosa con la verosimilitud de un programa electoral.

'Marlowe' tiene dos flagrantes fallos. El primero es que tiene un guion tan enrevesado que deberían dar manual de instrucciones con la entrada. El segundo es un error de casting que la calidad de los actores contratados no puede suplir. Tienes la permanente sensación de que debían tener veinte años menos o que debían estar mejor perfilados los personajes, o que les sobra acartonamiento, por mucho que se llamen Liam Neeson, Diane Kruger y Jessica Lange.

Neil Jordan ha dirigido un trabajo alimenticio resucitando al mítico Philip Marlowe, ya encarnado por Bogart o Mitchum. Raymond Chandler creó a ese detective de Los Ángeles como duro, borracho, fumador y descreído, convirtiéndolo en el estereotipo a copiar. Pero qué queréis que os diga, siento debilidad por las películas de investigadores privados caducados como un yogur. Esa voz en off, esos hombres con sombrero, esas ricas herederas guapas y peligrosas, esas madres castradoras y escalofriantes me ganan siempre para su causa (y eso que soy abstemio). Me vuelvo loco cuando en la pantalla resuena una voz rota por el tabaco diciendo: «Eran las once de una mañana gris como el asfalto, al final de una semana negra como el cañón de mi Smith and Wesson, cuando ella entró a mi oficina oliendo a Chanel, juventud y riesgo».

Diane Keaton, Jane Fonda, Mary Steenburgen y Candice Bergen han decidido pasárselo bien filmando la segunda parte de una exitosa comedia geriátrica, titulada en esta ocasión 'Book club. Ahora Italia'. Las amigas del club de lectura se van de despedida de soltera a la bota de Europa y allí correrán aventuras, sin tanto picante como 'Sexo en Nueva York 2', pero con la transgresión moderada de 'Grace y Frankie'. Simpática, familiar, una 'feel-good movie' de libro (fijaos que hábil juego de palabras).

Nos llega la cuarta edición de una franquicia de miedo, tan rutinaria y previsible como recaudadora de una buena taquilla (no olvidemos que las películas de terror son las que mejor relación tiene entre costo y beneficio). 'Jeepers Creepers: el renacer', a pesar de sus nuevos personajes, una pareja tonta y atractiva, no es muy imaginativa. Lo mejor que se puede decir de ella es que es de corta duración (e ideas).

La insufrible e intensa Tilda Swinton querrá ganar un Oscar (quizás dos) haciendo de hija abnegada y de madre anciana toca narices en 'La hija eterna'. Ambas acaban en un hotel donde vivieron y donde algunos fenómenos extraños les perturban. Una historia de terror gótica, un 'Agosto' (2013) en el hotel de 'Psicosis' (1960). Nunca llega a pasar nada del todo y hay demasiado olor a alcanfor.

Fuera de cámara sigue el reajuste en las plataformas de streaming. La última en anunciar medidas es Disney + ('plas' para los horteras). Tras perder cuatro millones de suscriptores reducirá catálogo, recortará la producción de nuevos contenidos y adelgazará plantilla.

Que tengáis una semana, y una campaña electoral, de cine.