
El hundimiento del Cine Rex
Ya está bien de que en esta región sigan destruyendo o dejando morir nuestro patrimonio cultural
Chumilla-Carbajosa
Sábado, 15 de marzo 2025, 08:11
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Chumilla-Carbajosa
Sábado, 15 de marzo 2025, 08:11
Hace ya algunos años publiqué un artículo titulado 'El último dinosaurio', con el que pretendía sensibilizar a la opinión pública y a las Administraciones de ... la Región de Murcia (Ayuntamiento y Comunidad Autónoma), de la necesidad patrimonial, e incluso moral, de preservar el histórico Cine Rex como superviviente del CINE con mayúsculas, ese espectáculo en vías de extinción que pretende ser suplantado por las cajas tontas de los nuevos dispositivos electrónicos del siglo XXI en los que la gente digiere con voracidad de 'fast food' la comida audiovisual que ahora se produce a mansalva.
El principal objetivo es hacer negocio por encima de cualquier otro criterio artístico, anulando el sentido litúrgico, casi religioso, de contemplar sin distracciones una película en una sala a oscuras, junto a personas desconocidas, proyectada en una pantalla enorme. Los cines han ido desapareciendo del centro de Murcia convirtiéndose sus edificios en bingo (Cine Coliseum), supermercado (Cine Coy), gimnasio (Cine Gran Vía)... Por poner solo tres ejemplos emblemáticos.
De la quema se salvaron solo dos, el cine Salzillo (actual sede de la Filmoteca) y el maravilloso Teatro Circo, que estuvo a punto de convertirse también en gimnasio. Durante un tiempo, el Rex, quizá el más majestuoso e icónico de todos, se mantuvo abierto a pesar de la competencia de las multisalas que comenzaron a proliferar en los centros comerciales fuera de la capital, programando únicamente películas para niños, americanadas y poco más. Atrás quedaba la memoria del Cine en estado puro, descrito magistralmente en películas como 'Cinema Paradiso', de Giuseppe Tornatore, y que forma parte de la nostalgia de quienes tuvimos la suerte de vivir la edad de oro del cine como verdadero catalizador de vida social, fábrica de sueños, destino feliz para cualquier momento de la semana, en sesión numerada o continua, para el deleite de grandes y pequeños, de amigos, familiares, novios, almas solitarias, pensionistas... En aquellas programaciones únicas podías elegir entre ir a ver a Spielberg o a Pasolini. Y las salas se abarrotaban para ver las películas de dos cineastas tan dispares. Las matinales del Cine Coy, en plena Gran Vía, eran espectaculares. Los sábados por la mañana acudían en masa cientos de niños entre los que yo me encontraba y no cabía un alfiler. Ibamos al bar para procurarnos palomitas y chocolatinas antes de entrar en aquella sala espectacular para disfrutar de dos largometrajes seguidos: los clásicos de Walt Disney, películas de vaqueros, piratas, superhéroes... ¡Aquello era una fiesta! Así todos los fines de semana.
En el Rex vi 'Tiburón', la película de un joven y desconocido director llamado Steven Spielberg. Pero también aquella maravillosa historia en blanco y negro de Francois Truffaut titulada 'El pequeño salvaje'. El 1991 fui invitado a asistir a la reinauguración del cine tras su remodelación que tuvo como invitados especiales a Marisa Paredes y Miguel Bosé. El cine Rex había sido elegido por George Lucas para probar en España su revolucionario sistema de sonido THX y cuenta la leyenda que el mismísimo Lucas viajó de incógnito hasta Murcia para estar presente esa noche durante la proyección.
Anécdotas aparte, resulta inconcebible que ningún poder de la Administración haga nada para salvar el cine Rex al tiempo que gastan ingentes cantidades de dinero (también con fondos europeos) en plantear proyectos audiovisuales invirtiendo millones de euros en equipamientos prescindibles o que en poco tiempo se quedarán obsoletos, o en infraestructuras como aquella fallida quimera de 'Contempolis' de la que ya nadie se acuerda y que iba a convertir a Murcia, cito textualmente cómo lo promocionaban, en «la Silicon Valley de los contenidos digitales». Tal vez sería más sensato no pretender comenzar la casa por el tejado y empezar salvando uno de los principales referentes del CINE, y por extensión, del Audiovisual en Murcia. No creo que sea cuestión de dinero, a tenor de las millonadas que en ocasiones se gastan en fiestas populares y eventos de todo tipo.
Tampoco estaría mal crear una fundación mixta con el patrocinio de las grandes empresas murcianas: ElPozo, Estrella de Levante, Grupo Baraka... Ahí lo dejo. Los multitudinarios y asiduos espectadores de nuestra querida Filmoteca deberían movilizarse, también los universitarios de la UMU y la UCAM (sobre todo estudiantes de Comunicación Audiovisual y Humanidades), el sector audiovisual de la Región de Murcia con todas sus asociaciones, la Unión de Actores, la Escuela Superior de Arte Dramática, el Colegio de Arquitectos, los vecinos del centro de Murcia, los amantes del cine, el arte y la cultura, los artistas, docentes, escritores, cineastas y actores murcianos más influyentes y relevantes, todos los partidos políticos, sean del signo que sean, y el público en general. También la propia Administración local y regional. En definitiva, la sociedad en pleno. Y cualquier murciano que considere que ya está bien de que en esta región sigan destruyendo o dejando morir nuestro patrimonio cultural.
Pero, por favor, no dejen que se hunda el Rex... No es solo el nombre del icónico dinosaurio que Spielberg nos trajo del Jurásico, sino el de aquel maravilloso trasatlántico que aparece en 'Amarcord' de Fellini, cuando los vecinos de Rimini lo ven pasar desde sus humildes barcazas, navegando en la noche iluminado por miles de luces que parpadean, como el que ve pasar las imágenes de una película llena de emoción.
¡No permitamos el hundimiento del Cine Rex!
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