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En 'Volvió una noche', la obra de Eduardo Rovner con la que, a las órdenes de César Oliva, Carlos Santos (Murcia, 1977) regresa a los escenarios, el premiado y popular actor murciano da vida a Manuel, «pedicuro de oficio y miembro de un conjunto musical que interpreta tangos y boleros en un decadente café-cantante», que tiene «la costumbre de visitar los domingos en el cementerio a su madre fallecida varios años antes. Y allí le cuenta lo que ha hecho durante la semana». Uno de esos domingos, Manuel le dice que «se va a casar de inmediato!». Y Gloria, la madre, «surge indignada de su tumba para preguntarle que con quién». El hijo, ¡imagínenselo!, «asustado, huye corriendo. Tres compañeros de sepultura de la madre salen para tranquilizarla». Para colmo, «en su enfado, ella, de manera ocasional, invoca al diablo, el cual queda a su disposición para castigar a Manuel cuando haga falta». Sigamos: Manuel «regresa despavorido a su apartamento y se encuentra allí con su madre, que no va a cejar hasta conocer a la novia para autorizar o no que la boda se produzca». Este fantástico hecho «devuelve determinados hábitos a la casa, una vez que a Manuel no le queda más remedio que aceptar la situación, sobre todo, al conocer que solo él puede ver a su difunta madre, pues nadie podrá advertir su presencia». Eso sí, Manuel «intenta retrasar que Gloria conozca a Dolly, la novia, compañera también del grupo musical, y madre soltera de una anterior relación». «Como verá usted», dice Carlos Santos entre risas, «el argumento se las trae y no creo que deje a nadie indiferente».
El intérprete murciano está feliz. «Feliz pero también agobiado, porque voy como una moto», matiza, mientras encara la recta final para el estreno de 'Volvió una noche', que tendrá lugar el viernes 22 de marzo en el murciano Teatro Romea. Junto a Carlos Santos, en escena, la gran Beatriz Carvajal (Gloria), Berta Hernández, Daniel Ortiz y su «amigo del alma» Pedro Segura, también miembro de la productora Bonjourmonamour, responsable de la producción del espectáculo junto al propio Romea. Francisco Leal ha creado la escenografía, Jesús Palazón es el responsable del diseño de luces y Claro Garrido firma el vestuario.
«Los reconocimientos están muy bien, pero lo mejor de todo es que no te falte el trabajo», precisa Carlos Santos, Goya al Mejor actor revelación en 2017 por su aclamado trabajo en 'El hombre de las mil caras', el bombazo cinematográfico de Alberto Rodríguez cuyo rodaje, por cierto, le impidió finalmente protagonizar el montaje teatral 'Ninette y un señor de Murcia', también dirigido por César Oliva, «con el que llevaba mucho tiempo deseando volver a hacer teatro».
Sobre el estreno en el Romea
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una idea clara
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Hace más de veinte años que Oliva dirigió a Santos en 'El encanto sin encanto', de Calderón, un montaje del Aula de Teatro de la Universidad de Murcia (UMU) con el que viajaron al Festival de El Paso. «Por fin ha llegado el momento», indica el actor, «y estoy convencido de que 'Volvió una noche' reúne todos los ingredientes para funcionar como un tiro». Había algo que Santos tenía claro a la hora de embarcarse en este proyecto: «Quería contar con un reparto de buenos actores que, además, sean muy buena gente. Eso es importante porque son muchas horas de ensayos, de viajes juntos, de escenario...; el buen rollo es muy importante, y hemos conseguido un equipo que, con nuestra gran madre Beatriz Carvajal a la cabeza, vamos a dar mucho que hablar, ¡para bien!».
-¿Por qué vieron tan claro que esta era la obra ideal para montarla?
-Porque nos reímos muchísimo todos cuando César Oliva nos la pasó para que la leyésemos, y porque es una comedia que va directa al corazón, que divierte y emociona y que habla de temas que nos afectan a todos, porque todos podemos sentirnos presionados para intentar cumplir con los objetivos que los demás esperan que alcancemos, presionados para comportarnos como los demás esperan que lo hagamos...; y es tan fácil que podamos decepcionarlos. Para mí, cada vez está más claro que lo verdaderamente importante es no decepcionarte a ti mismo. Manuel decepciona a su madre porque no ha sido el médico que ella esperaba, ni el gran músico con el que ella soñaba que fuese... Son tus propios sueños los que no tienes que traicionar.
Carlos Santos suspira. Se sabe afortunado. «La verdad es que va todo fenomenal», reconoce. «Participo en una película que se estrena el 12 de abril, la comedia 'Lo dejo cuando quiera', con un reparto estupendo y dirigida por Carlos Therón, que ya firmó un gran éxito de taquilla como fue 'Es por tu bien'. Tiene una pinta fantástica y todo apunta a que va a ir muy bien en taquilla». Además, añade, «protagonizo 'El Crack 0' a las órdenes de uno de mis mayores referentes cinematográficos desde que tenía 14 años: José Luis Garci. Yo aprendí a ver cine de su mano en el programa 'Qué grande es el cine', y con todas las películas que me descubrió y todo lo que ese programa significó para mí, imagínese lo que ha supuesto para mí que, años después, me escogiese para encarnar nada menos que a Germán Areta, que es unos de los personajes más icónicos de nuestra filmografía». 'El Crack 0' es la precuela de 'El Crack' (1981), que tuvo su continuidad con 'El Crack II' (1983), en ambas ocasiones protagonizadas por Alfredo Landa, que bordó su papel en estas inmersiones en el más puro cine negro.
-¿Cómo recuerda su primer encuentro con Garci?
-Como uno de esos momentos que ya nunca podré olvidar. Me llaman [tras no poder finalmente Víctor Clavijo aceptar el papel] para que me reúna con Garci diciéndome que estoy propuesto para ese papel, algo que me pareció cojonudo, claro; así es que fui a verlo pensando que yo era uno de los candidatos y que a ver si había suerte y finalmente el papel era para mí. Cuando llegué a su oficina y me saludó, me soltó: «¡Coño, si está aquí Areta, pase Areta!». Así es que como diría mi amigo [José] Sacristán, '¡se me cayeron los palos del sombrajo!'. Fui allí a hacer una entrevista, y salí con el personaje puesto. Fue increíble, sorprendente. Y, en cuanto al trato con él durante el rodaje, ha sido fantástico. Para mí, Garci es ya un amigo, además de un maestro al que escuchar hablar de cine es una auténtica locura. Además, le tengo que agradecer un regalo muy especial que me hizo: el guion original, del año 1960, de 'El Cid' de Anthony Mann, ¡aluciné!».
Cuenta entre risas que, durante el rodaje, «un día me dijo algo muy fuerte: '¡Tienes algo como de Al Pacino!'. Y yo, muy feliz por el piropo pero sorprendido, le dije a él: '¡Igual te estás pasando, José Luis!'. Y él: '¡Que no, que lo he hablado con más gente del plató y todos opinan lo mismo!'. Y, entonces, el que se vino arriba fui yo: 'José Luis, ¿qué quieres que haga?, ¿te hago el pino puente? ¡Lo que tú me pidas!'». [Risas]
-¿Qué le dijo Garci sobre cómo enfrentarse a la sombra alargada de Alfredo Landa?
-Que ni se me ocurriese imitarlo, y eso hice. Me dio total libertad para crear mi propio Germán Areta.
Carlos Santos, que también sabe bien lo que es que las cosas no salgan como uno espera, tras los índices de audiencia por debajo de los previsto que logró la serie 'Ella es tu madre' (Telecinco), en la que daba vida a Sergio Roales&Avelina, no se olvida de que «esta profesión es muy cabrona y nadie tiene la fórmula del éxito. Para mí, protagonizar esta serie fue una experiencia maravillosa, bestial, en la que nos dejamos todos la piel y yo, personalmente, no tuve ni un respiro porque me tenía que someter a sesiones de maquillaje que duraban cuatro horas. Pero lo viví con mucha pasión, hice un trabajo del que estoy muy orgulloso, nos llevábamos todos fenomenal y, ¡atención!, el último día de rodaje, que coincidía con mi 40 cumpleaños, el equipo me regaló nada menos que una guitarra Epiphone Casino del 63».
Tarde
-Y nuestro país, ¿le tiene a usted preocupado?
-Creo que todos deberíamos estarlo, sin duda. En España nos pasa una cosa que nos viene sucediendo desde hace muchísimo tiempo: siempre vamos tarde. Ahora, cuando ya en el resto de Europa los movimientos de ultraderecha se están sofocando, claramente, como ha pasado en Austria aunque no en Italia, todavía, de repente nosotros, cuando parecía que nos habíamos librado de la ultraderecha, damos la nota. Claro que deberíamos estar preocupados, porque lo que nos proponen es devolvernos a una época muy oscura y muy triste de este país. Hemos avanzado mucho, en numerosos aspectos, como para que ahora cuatro iluminados nos quieran hacer retroceder a tiempos pasados que ya deberían estar más que superados. Lo que propongo es que no nos quedemos en casa el 28 de abril, que vayamos todos a votar, por supuesto que cada uno a quien quiera. Estoy convencido de que si hay una gran participación a esta gente se la arrinconará, porque deberían ser solo una anécdota, un residuo que ahí está, pero sin más. También estoy convencido de que Trump no tendrá nada que hacer en las próximas elecciones en Estados Unidos. La política municipal y autonómica es una cosa, y la política nacional es otra. Yo he conocido alcaldes del PP, del PSOE, de IU, de Podemos, de todo, y casi todos, porque gilipollas hay en todos lados, son gente que quiere lo mejor para su municipio y su comunidad. Otra cosa es decidir qué tipo de país queremos ser, qué vamos a defender como país, quiénes van a hacer nuestras leyes, para quiénes y con qué intenciones.
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