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Hoy sí podemos usar el subrayador fosforescente para marcar estrenos de interés que no debemos perdernos, algo que empieza a ser más raro que encontrar un día de otoño este noviembre.
Alguien en Hollywood tenía 200 millones de dólares y pensó en hacer una película de superhéroes sin superhéroe, ¿qué podía salir mal? Pues lo que salió ha sido 'Black Phanter: Wakanda forever'. Y es que Black Phanter ha muerto en la ficción (y en la vida real, pues el actor que lo interpretaba, Chadwick Boseman, falleció de un cáncer fulminante), y sobre eso gira gran parte de una película fallida. Está centrada en los personajes que lo rodeaban y en el país en el que reinaba, Wakanda (tiene entrada propia en Wikipedia, este mundo se va a hacer gárgaras). Pero no es suficiente y se nota que falta el centro de la acción.
Había mucho dinero en juego para poder parar la producción por algo tan inapropiado e inoportuno como una muerte, y es que cada minuto del largometraje ha costado 1,2 millones de dólares, y son muchos minutos. Lo malo es que la historia, casi bélica, de defensa de ese imaginario país africano del valiosísimo mineral vibranium, no convence, y se queda en una de las más flojas de la serie. La lección a aprender es que por mucho que nos gusten estas películas no todo vale, no todo funciona y no todo sirve.
La siguiente la dirige Rodrigo Sorogoyen, que ya deslumbró con 'El reino' (2019), y es sin duda una de las mejores películas españolas del año. 'As bestas' está ambientada en la Galicia rural donde la llegada del Wifi y los coches eléctricos sólo dan un barniz que apenas oculta un mundo angustiosamente cerrado, donde un matrimonio francés descubre la claustrofóbica presión aldeana (les tienen el mismo cariño que Iglesias a Yolanda Díaz). Forasteros que quieren hacerse pasar por lugareños, pero los nativos no están dispuestos a permitir la supuesta usurpación. A mí me ha recordado a lo que le pasaba a la familia de 'La barraca', el clásico de Blasco Ibáñez, trabajando las tierras prohibidas por los huertanos.
Basada en hechos reales, aquí la violencia que produce una mirada más que una pistola, un silencio más que un insulto, una sonrisa más que un ceño fruncido, se nos cuenta con un firme pulso narrativo, con ascetismo escénico, que te mantiene tenso hasta la extenuación, con el cuerpo incomodo en la butaca. A eso ayuda mucho una fotografía tenebrista que logra que los idílicos paisajes de anuncio del Xacobeo se conviertan en el desgarro suburbial que encerraba todas las tragedias de 'Un anuncio en las afueras' (2017). El costumbrismo escondía un thriller soberbio.
Fernando León de Aranoa, un director con talento desaprovechado, ha filmado durante más de una década al más canalla de los caballeros y al más caballero de los canallas. El destilado de ese trabajo es lo que nos ofrece el documental, supuestamente no ficcionado, 'Sintiéndolo mucho' sobre el cantante Joaquín Sabina.
Cercano a la hagiografía del sinvergüenza simpático, del padre que no quisiéramos tener pero que nos encantaría que fuera amigo de nuestros padres, nos pasea por sus giras y nostalgias, por sus noches sin madrugadas y su inspiración sin musa. Nos da una vuelta por la Calle Melancolía de la mano del lector culto de libro viejo, del fumador empedernido de humos ajenos, y del mujeriego impenitente sin Viagra. Cuando ya tiene la edad en que es «ex» en casi todo, juega con su leyenda, aunque nos deja sin saber si es una fiera amaestrada o un lobo con piel de cordero. Eso sí, nos deja un buen rastro de esas canciones suyas que sabéis que navegan entre la elegancia cálida de Audrey Hepburn y la ordinariez atrayente de María Jiménez. Sólo apta para mitómanos.
La semana pasada se quedó fuera por estrecheces de espacio (no mal penséis) 'One Pice film: red'. Animación japonesa que es delicioso frikismo en estado puro. Cumple con los cánones del género, con sus luces de las que hay que alertar a los epilépticos y música de la que hay que alertar a cualquiera que no sea sordo. El argumento es algo así como que la cantante más famosa del mundo, Uta, va a dar su primer concierto en directo, pero una gran revelación lo cambiará todo. Queda demasiado lejos de mi radar.
Fuera de cámara ha quedado mi placer culpable. Han empezado a fructificar decenas de películas navideñas en las plataformas televisivas. La mayoría son telefilms venidos a más. Historias ridículas, con personajes unidimensionales y finales previsibles. Pero reconozco que soy de esos que se las verá enteritas de aquí a Reyes. Es lo que tiene ser incluso más fan de la navidad que El Corte Inglés.
Que tengáis una semana de cine.
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