Aventuras fantásticas en 'Dungeons & Dragons'

Películas de puro entretenimiento, que no traicionan su origen lúdico (en el caso de 'Dungeons & Dragons: honor entre ladrones', que adapta un juego de rol de los años setenta), no hay tantas como pensáis. Y los que creáis que esta es un Marvel serie B, os tengo que decir que tiene la parte divertida de ellas sin el machaque trascendente.

Ayuda el protagonismo de dos actores con vis cómica como son Chris Pine y Michelle Rodríguez, que integran una gentil banda de delincuentes, más cercano a los ladronzuelos que rodean a Falstaff que a los componentes de la banda de Danny Ocean. Quieren robar una valiosa reliquia pero todo se complica. Lo mejor que se puede hacer para disfrutar de ella es olvidarse de sus paralelismos con 'Guardianes de la galaxia'.

Sam Mendes es uno de los grandes del cine actual. Su estilo se caracteriza por una cuidada fotografía pictórica y unos planos fijos en donde se desarrolla la acción. Como tantos creadores, ha pensado que era el momento de rendir un homenaje al cine con su film más personal, 'El imperio de la luz', que se solapa en las carteleras con otro vistazo nostálgico al pasado y a las películas, 'Los Fabelman' de Spielberg.

Años ochenta. Un ajado gran cine se mantiene abierto con todo el esplendor deslucido que puede, sabiéndose ya con más pasado que futuro. En pie lo mantiene una mujer que encarna la siempre perfecta Olivia Colman, y el desencadenante del drama es que entra a trabajar un hombre negro, interpretado con acierto por Micheal Ward. No ha funcionado como debía, ni es su mejor película (aun así está por encima de la media de cualquiera). Su buscada apuesta por los Oscar quedó frustrada y eso ha lastrado su recorrido.

Agustí Villaronga era un director, recientemente fallecido, cuyas películas siempre resultaban estimulantes (aunque a ratos no se entendieran). Por eso sorprende que para su último trabajo se decidiera por una comedia amarga perfectamente legible. Una abuela interpretada por Susi Sánchez (aquí algo pasada de vueltas), que se hizo cargo de sus nietos, empieza a padecer Alzhéimer y los chicos inventan cualquier cosa para que no los separen. Más liviana de lo habitual en la forma que no en el fondo. Por cierto, Fernando Esteso hace un cameo (sí, aun está vivo).

Hablando de despedidas atípicas, Ray Liota trabajó por última vez en un chiste de película que estrenan hoy y tiene el desafortunado título de 'Oso vicioso'. Un avión cargado de droga se estrella en un bosque y un oso se convierte en adicto (en algunas escenas parece que le hace el mismo efecto de la picadura de la araña a Spiderman). Este thriller-comedia es un despropósito tras otro, difícil de ver sin vergüenza ajena y apto únicamente para adolescentes palomiteros.

'Tin y Tina' es un film de misterio español que también viaja a nuestros años ochenta. Una pareja adopta dos niños que parecen querubines pero que devienen en íncubos. Un corto alargado malamente donde la mezcla de religión con terror no lo salva ni la peor vocalización del cine patrio, la de Jaime Lorente.

La falta de espacio hace que quede para el Viernes Santo (si duran) la triada francesa compuesta por la romántica descreída 'Crónica de un amor efímero', la comedia rural 'Un cabaret en la campiña' y el melodrama social 'Una bonita mañana'.

Fuera de cámara llega la Semana Santa con sus procesiones, y no quería dejar de hablar de algunas incursiones en el cine de los desfiles pasionales. Recuerdo las violentas escenas al paso de la Virgen que tienen lugar en 'El Padrino II' (1974) y 'El Padrino III'; o la sorpresa nazarena final de 'Nadie conoce a nadie' (1999); y mi favorita, esas procesiones mezcladas con las fallas de una de las peores segundas parte de la historia: 'Misión imposible II' (2000).

Que tengáis una Semana Santa de cine.