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Estreno de 'La guerra de las galaxias', en 2005, con un aficionado disfrazado de Darth Vader. Juanchi López
Cine Rex, la hora de la acción

Cine Rex, la hora de la acción

Evitar su cierre definitivamente requiere la colaboración entre administraciones, pues es inasumible para una sola adquirir, acondicionar y sostener su actividad

Manuel Nicolás

Sábado, 8 de febrero 2025, 11:34

El cierre del Cine Rex, hace casi cinco años, y las pésimas expectativas para su reapertura como sala de cine han conmovido de forma unánime a la ciudadanía de toda la Región de Murcia. Responsables políticos y culturales han manifestado su pesar por esta situación e incluso su deseo de que la pantalla del Rex volviera a iluminarse. Pero, exceptuando la voz irreductible de la Plataforma por un Cine Rex Vivo, todos parecemos asumir que la realidad del mercado cultural y urbanístico es implacable: hace más de veinte años que una sala de cine en el centro de una ciudad es inviable. Y no se puede obligar a la empresa a mantener una actividad ruinosa, ni se puede impedir a los propietarios del inmueble que obtengan un rendimiento económico por un alquiler o una buena venta. Esto es una realidad, o más bien una parte de ella. El sentir de la ciudadanía, explicado y amplificado por la Plataforma Por un Cine Rex Vivo, también es real y debería ser escuchado por las administraciones públicas.

Ayuntamiento y Comunidad Autónoma han dejado pasar el tiempo esperando que la sociedad murciana hiciera el duelo por la pérdida del Rex y ahora se precipitan los procesos administrativos que harán posible el cierre definitivo de la sala de cine. Se atiende con ello al legítimo derecho de la propiedad privada, pero ¿se escucha a la ciudadanía y a las voces cualificadas que llaman la atención sobre el valor cultural y social de una sala de cine centenaria? ¿Se han considerado sus propuestas? ¿Se ha valorado la responsabilidad que tenemos como sociedad y la que tienen quienes nos gobiernan para con la conservación de un bien de interés cultural como este?

Como edificio público y con su tipología arquitectónica, el Cine Rex tiene el valor de ser una sala de cine centenaria en la que se reconocen las distintas capas de la historia del cine local y mundial: el teatro de variedades de principios del siglo XX transformado en palacio del cine en los años 20, el cine de estreno que fue incorporando con orgullo las últimas novedades en sonido, tecnologías de proyección y comodidades para los espectadores.

Cultura cinematográfica

Más allá de su consideración arquitectónica, el Rex tiene un valor inmaterial: representa una cultura cinematográfica que se manifiesta como forma de interacción social, de experiencia estética colectiva y de cohabitación urbana. Y esto también es patrimonio cultural.

En ambos sentidos, el Cine Rex tiene además el valor de la excepcionalidad: son pocas las ciudades europeas que conservan en su centro urbano una sala centenaria cerrada hace menos de un lustro. ¿Tan imposible es conservar el uso de un edificio que fue cerrado «ayer»? Lo realmente difícil y costoso dentro de cincuenta años será encontrar un lugar en el centro de Murcia para construir un edificio de uso cultural que acoja a 500 personas.

Entre las necesidades acuciantes del presente, las administraciones públicas tienen la obligación de reconocer lo que ha sido y debería seguir siendo un elemento relevante en la identidad social, el espacio para compartir una experiencia cultural que nos enriquece como individuos y nos conecta como comunidad. Aunque es evidente que al centro de Murcia no volverán las más de veinte salas de los años 70, estoy seguro de que en el siglo XXI, en un casco urbano con casi 200.000 habitantes, habrá sitio para tres salas de cine comercial (Centrofama y Rex). Eso sí, contando con un compromiso activo de la administración pública y de entidades sociales murcianas.

No se puede derivar todo el peso de la responsabilidad a una de las partes. De hecho, es necesario reconocer y agradecer que quien ha hecho los mayores esfuerzos y sacrificios durante veinte años por mantener abierto el Rex ha sido la empresa propietaria. Por su parte, el Ayuntamiento de Murcia y la Comunidad Autónoma han recuperado en los últimos años espacios de valor artístico y cultural con esfuerzo y convicción. Y, además, les han dado un uso coherente con el que tuvieron cuando fueron creados. Por hablar solo de la ciudad de Murcia, los casos del Teatro Circo y de la Filmoteca Regional (Cines Salzillo) resultan modélicos.

Responsabilidad histórica

Evitar que el Cine Rex cierre definitivamente requiere la colaboración entre administraciones, puesto que resulta inasumible para una sola adquirir, acondicionar y sostener su actividad. A partir de ahí, habrá que diseñar un plan sostenible para que la sala integre otras actividades y usos al tiempo que, como sala de estreno, siga enriqueciendo la cultura cinematográfica de la ciudad. Interpelo desde aquí a la administración más concernida, el Ayuntamiento de Murcia, pero también a la Comunidad Autónoma y al Ministerio de Cultura, para que hagan un ejercicio de responsabilidad histórica. Apelo también al compromiso de grandes empresas con el fin de respaldar económicamente un proyecto que incorpore un Cine Rex activo al patrimonio público.

Hace 30 años habría sido disparatado imaginar la recuperación del Teatro Circo y que llegara a ser un espacio con identidad propia. Tuvo un enorme coste, muchos años de trabajo, pero hoy no entendemos Murcia sin el Teatro Circo. La riqueza cultural que ha aportado y aportará en el futuro es incalculable. Sumemos a este éxito el de la recuperación del Cine Rex.

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