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EFE
Miércoles, 1 de enero 2020, 15:48
Con una propuesta muy clásica y en la tradición del vals para la primera parte y un 'mini musical' inspirado en los americanos de los años 50 para la segunda, el cartagenero José Carlos Martínez logró este miércoles un gran éxito en el debut del primer español que coreografía el Concierto de Año Nuevo.
El exdirector de la Compañía Nacional de Danza (CND) explicaba telefónicamente desde Viena nada más concluir el concierto que fue «muy emocionante» escuchar en directo la música, aunque ni él ni el resto de los 1300 espectadores que lo han seguido en la sala pudieron ver lo que sí han tenido oportunidad de contemplar por televisión más de mil millones de personas en 54 países. «Los espectadores en la sala seguimos la música en directo de las coreografías pero no hay pantallas para ver el ballet. Lo que sí sé es que tengo el teléfono a punto de explotar porque son miles de mensajes. Parece que ha gustado mucho», confesó entre risas.
Martínez, quien asistió, acompañado por su madre, al concierto en el patio de butacas de la Sala Grande o Sala Dorada (GroBe Saal o Goldener Saal) del Musikverein, aseguró que la acústica es «tan excepcional» que los espectadores «han estado muy emocionados» durante todo el espectáculo. «No tengo palabras. No me imaginaba que fuera así. Me lo he pasado muy bien. Le recomiendo a todo el mundo que al menos tenga ocasión una vez en su vida para verlo en directo porque en la tele está muy bien pero la emoción en directo es impagable», añadió.
El Concierto de Año Nuevo dedicó también por primera vez en su historia su 'intervalo', el espacio entre las dos partes del concierto, a Beethoven. La calle y la casa donde vivió el compositor, del que se cumplen 250 años de su nacimiento en 2020 y que fue vecino de Viena cuando acudió allí a estudiar con Mozart y donde murió, en 1827, fueron los escenarios donde Ketevan Papava, Roman Lazik, Olga Esina y Jakob Feyferlik, de la Ópera Estatal de Viena (Wiener Staatsoper), bailaron acompañados de 'Vito', un perro de raza Spinone Blanco.
En la pieza, de cuatro minutos y medio, los bailarines recorrieron el irregular adoquinado de la calle y se han movido por el patio y las escaleras de la casa, vestidos como turistas americanos de los años 50. Precisamente, por tener que bailar en la casa-museo de Beethoven con un suelo tan desigual, Martínez pensó que era muy peligroso montar algo para zapatillas de puntas allí y se le ocurrió lo del 'mini musical', «bocados» de danza sobre seis de las doce contradanzas compuestas por el austríaco.
La pieza es «muy divertida», más contemporánea, libre y teatral de lo que se hace usualmente para este concierto, pero el que fue bailarín estrella de la Ópera de París y Comandante de la Orden de las Artes y las Letras de Francia, quiso también cumplir con la tradición, a la que dedicó la primera parte del ballet. '¡Abrazaos, millones!', compuesta por Johan Strauss a partir del título de un verso de la 'Oda a la alegría' de Schiller, fue la pieza elegida para esa primera parte.
Fueron diez minutos de vals muy tradicional, grabado en distintas salas del Palacio de Invierno del príncipe Eugenio de Saboya, que ahora es el ministerio de Finanzas, interpretado por Natascha Mair, Denys Cherevychko, Nina Tonoli, Davide Dato, Madison Young y Robert Gabdullin.
Se da la circunstancia de que a Martínez le propusieron que se encargara de la coreografía del concierto del 1 de enero de 2011 pero «justo» se hizo cargo de la dirección de la CND y le fue imposible.
El letón Andris Nelsons fue el encargado este año de dirigir el Concierto de Año Nuevo, que además estrenó una nueva versión de la popular Marcha Radetzky para «limpiarla» de cualquier intervención en ella del músico nazi Leopold Weninger.
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