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El cine es el arte de la imagen por antonomasia, el que demuestra que un fotograma vale más que mil palabras. Por lo menos hasta ... la irrupción del sonoro con 'El cantor de jazz' (1927), donde la sordera del espectador se volvió estruendo, excepto para los que no podían oír.
Una de los muchas virtudes (que no valores, que son subjetivos) de 'Sorda', reside en recuperar ese cine parcialmente mudo narrando la vida de Ángela, alejada del estereotipo de 'Belinda' (1948), en su proceso de convertirse en madre con los sonidos del silencio como acompañantes.
Ella es independiente, trabajadora ejemplar, amiga prudente, pareja de un hombre falible y comprensivo, hija de unos padres (maravillosa Elena Irureta en uno de sus mejores papeles) chinchosos y cariñosos, pero que debe definirse como madre (nada más disruptor que un hijo, esos que no paran de escribir notas autógrafas sobre el bien planificado libro de nuestras vidas), añadiendo a los miedos de las primerizas el terror de no poder escuchar el llanto de tu bebe.
Ese abismo que se abre ante ella nos lo hace entender perfectamente 'Sorda' (un acierto saltarse el eufemismo con un título que no busca un wokista sentimentalismo). Te hacer ver que no oír en este mundo es como si a un cómic le borraras los bocadillos, como si al cielo le quitarás las nubes, como si a tus ojos le arrancaras los colores, como si a este artículo le eliminarás las ________, __ ___ ________ __ _________ ____ __ _______ _ __ _____ __ ______ ____ __ ___ _ ___. ____ ___ _______ ____ __ ___ _ ___. ____ ___ ___ _____ __ ________ _______ ___ ___ ______* su directora, Eva Libertad.
Una molinense que firma su ópera prima con brillantez. Tenía papeletas para que no fuera así, pues se trata de convertir en largo su corto nominado al Goya, lo que a veces es hormonar artificialmente una historia, como esos amigos que se empeñan en marranear la noche alargándola cuando se han acabado ya los chistes, las ganas y el dinero. Pero logra que cuanto más se aleja del corto, el largometraje mejore.
De ahí sus merecidos premios en el Festival de Málaga, a sus intérpretes Álvaro Cervantes y Miriam Garlo, y el de Mejor Película ['Sorda' fue ganadora de la Biznaga de Oro en el Festival de Málaga, del Premio del Público, el Premio Feroz Puerta Oscura y el Premio Asecan ópera prima, así como dos Biznagas de Plata a la Mejor Interpretación, para Álvaro Cervantes –ex aequo con Mario Casas– y para Miriam Garlo –ex aequo con Ángela Cervantes, hermana de Álvaro–]. Es el aval artístico de una historia incontrovertiblemente integradora.
La percepción de Ángela impera en todo momento, alejándonos de otros acercamientos en que esos 'Hijos de un dios menor' (1986) son vistos positivamente, pero desde la perspectiva del oyente, como en la preciosa 'La familia Bélier' (2014) o como el alivio tierno de 'Cuatro bodas y un funeral' (1994). Es una apuesta arriesgada, como se demuestra en la desgarradora escena del parto, rodado en plano secuencia (tan en boga tras la serie 'Adolescencia'), en la que los espectadores nos sentimos tan desvalidos como esa mujer tirada en la camilla sin entender nada de lo que dicen los médicos.
Un sobresaliente trabajo de una directora que no sólo sabe encuadrar, usar la iluminación con maestría o sacar partido a sus actores, sino que pone todo eso al servicio de la narración. Moldeando, como hace Ángela con la arcilla con la que trabaja, un guion sin aspavientos y bien estructurado.
Un naturalismo zoliano que lleva al film a cotas de intimidad casi impúdicas, sin necesidad de subrayados. Una naturalidad que impregna la puesta en escena y la fotografía, pero que no debe confundirse con descuido, porque cada plano está pensado para reflejar lo que se quiere mostrar.
Dichos tantos elogios es anecdótico que sea producción de la Región de Murcia, con talento local y con escenarios reconocibles filmados sacándoles todo el partido, y con esa luz resplandeciente que decía Carlos Saura que poseía esta tierra.
Lo mejor es que, cuando ya te ha ganado, llega el último quinto de la película, y algo pasa para que lo visto (otra vez la percepción) cobre otro sentido, y lo que pensabas que ya habías entendido descubres que sólo lo has hecho a medias. Un ejercicio de estilo acorde con la intención de la película de no pontificar, no pedir compasiones innecesarias, ni dar lecciones.
En la misteriosa 'Un lugar tranquilo' (2018) el silencio salva vidas. En 'Sorda' construye las vidas, y por eso hay que aplaudirla agitando las manos al aire.
* palabras, en ese instante le arrebatas todo el sentido y se queda en un folio en blanco ante el que nos sentiríamos perdidos al no entender ese mundo que transcurre entre los márgenes. Esas son las gafas de realidad virtual que nos regala.
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