El ARCO de la desconexión
MESA PARA CINCO ·
En estos foros, lo habitual es que los discursos coincidan con la oficialidad y cada vez hay menos espacio para la disidencia; el lugar natural del arte.Secciones
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En estos foros, lo habitual es que los discursos coincidan con la oficialidad y cada vez hay menos espacio para la disidencia; el lugar natural del arte.Este año no he ido a ARCO. Debía atender un importante asunto que la declaración de la pandemia había pospuesto. Ya lo he contado en ... alguna ocasión: el 11 de marzo de 2020, mientras bajaba el Puerto de la Cadena después de mi última clase en ISEN, me saltó una alerta informativa en la radio del coche. La OMS dejaba de calificar a la Covid-19 como emergencia de salud pública para considerarla pandemia. Entré en 'shock'. No sé ni cómo llegué a mi casa. Literalmente, no lo recuerdo. Esa misma noche tenía que viajar a Los Ángeles e, 'in extremis', decidí no volar. Unos meses más tarde me notificaron mi primera multa; un radar móvil me había cazado instantes después de escuchar la noticia, en plena suspensión sensorial, así que pagué gozosa aquellos cincuenta euros a cambio de la foto del preciso momento en el que desconecté de la realidad.
Mi viaje era profesional, pero tenía previsto visitar a mis sobrinos –el sentido a la vida–. El reencuentro ha sido más de un año después, ya vacunados, en una casa rural con piscina, pista de tenis, río y pinar privado. No hay ARCO que pueda competir contra esto. Sin embargo, en tiempos de hiperconectividad, cuando el precio de la luz alcanzaba récords históricos y la quinta ola avanzaba, yo me regocijaba pensando en lo mucho que estaba ahorrando en electricidad y lo poco que me estaba exponiendo al virus mientras la tecnología me permitía estar más atenta que nunca a esta edición. O eso creía yo.
Nos hemos acostumbrado a manejar nuestros avatares y al fin parecen empezar a cumplirse las promesas que el ciberarte llevaba décadas haciendo sin mucho éxito. Sin ir más lejos, este año, como era de esperar, se ha vendido en ARCO la primera obra de arte digital en formato NFT: 'Tree Hash', de Soliman López, una pieza realizada a partir de la digitalización de un bonsái posteriormente impreso en 3D en la que varios altavoces reproducen el código del 'blockchain' a modo de susurro. Cuando supe que el bonsái había sido replantado, y que su geolocalización está unida a la obra en formato de token no fungible, no pude evitar acordarme del bonsái del que Ana Iris Simón cuenta en su otra 'Feria' que le regaló a su abuelo, y que él fue trasplantando hasta convertirlo en un olivo productivo. La mejor respuesta posible a la inflación de concepto. Ahora habrá que ocuparse de otras burbujas, como la del 'criptoarte'.
Pero claro, a ARCO no se va solo a ver, sino a dejarse ver, a renovar el imaginario carnet de artista, ese que yo les entrego a mis alumnos en momentos de crisis, el mismo que el gobierno cubano –en una versión mucho más siniestra y real– se arrogaba la potestad de conceder en el controvertido Decreto 349. Si el arte contemporáneo se ha caracterizado por anticiparse y por caminar a contracorriente, tendremos que hallar otra etiqueta para las obras que no son más que altavoces de la ideología dominante, de lo políticamente correcto, del activismo de sofá. En estos foros, lo habitual es que los discursos coincidan con la oficialidad y cada vez hay menos espacio para la disidencia: el lugar natural del arte. La consecuencia es la sensación de estar viendo propuestas ya vistas o decorativas –lean a Víctor Lenore–. No está todo perdido, eso sí. Allí mismo han tenido lugar varios encuentros contra la detención de periodistas y artistas cubanos, y esto sí supone una pequeña fractura con la oficialidad, porque a nuestro Gobierno, como escribe Rebeca Argudo, «le cuesta pronunciar la palabra [dictadura] si no incluye en la misma frase a Franco o a la ultraderecha». La definición de dictadura la resumió un compañero cubano: «¿Cuáles son los derechos de los escritores y de los artistas, revolucionarios o no revolucionarios? Dentro de la Revolución, todo; contra la Revolución, ningún derecho» (Fidel Castro, 'Discurso a los intelectuales', 1961).
Esta atípica edición de la feria tampoco ha contado con el escándalo de apertura de telediarios. No sé si eso es sintomático o es sencillamente de agradecer. Habitamos la incertidumbre y el diagnóstico es complejo, pero ¿cómo vamos a progresar, a matizar nuestras opiniones, si pedimos que todo el que no piensa como nosotros desaparezca de nuestro muro, o del mundo, en el caso de Cuba?
Desde mi primera multa yo no he vuelto a conectar del todo con la nueva realidad. Y tampoco volveré a conectar el aire acondicionado en mucho tiempo. Al regresar a mi estudio, descubrí que me lo había dejado encendido.
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