![Andares de oso, aullidos de lobo](https://s3.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/2024/06/22/1482784435-k8VC-U220518740468wLH-1200x840@La%20Verdad.jpg)
![Andares de oso, aullidos de lobo](https://s3.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/2024/06/22/1482784435-k8VC-U220518740468wLH-1200x840@La%20Verdad.jpg)
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Pocos minutos después de que el reloj marcase las ocho y media de la tarde, la tentación de cambiar esta última palabra por noche se difuminó por completo al calor de un imponente sol que mostró las prisas justas por volver al hogar, las luces del Espacio O del Centro Párraga de Murcia se apagaron casi por completo. Desde la penumbra, ese espacio en el que conviven las expectativas y las ganas, surgió la figura de Aarón Sáez, músico en proyectos como Varry Brava o Carey, así como escritor y articulista de LA VERDAD, entonando a teclado y voz 'El oso', hermosísimo tema firmado a comienzos de los setenta por Moris, figura fundamental de la historia del rock argentino.
La interpretación de Sáez, eso sí, se situó más cerca de la versión que llevó a cabo Fito Páez de esta joya melódica en los ochenta que de su forma original, ya se sabe que la cabra siempre tira al monte, pero el efecto buscado se logró de idéntica forma: capturar la atención del público, despertar una sonrisa en el rostro, facilitar el tarareo colectivo y construir la atmósfera perfecta, entre la fiesta a la espera del zarpazo y el encanto contagioso, para dar comienzo a una nueva edición del Rendibú, el concurso de artes y creación joven de LA VERDAD.
Así, sumando a su extenso y deslumbrante currículum vitae un apartado más en la categoría de maestro de ceremonias, el también miembro de Neoverbeneo fue dando paso a cada una de las categorías del certamen con una agradecida agilidad, otorgándoles el tiempo justo y necesario, contextualizándolos de manera imaginativa y adornando cada presentación con puntuales golpes de humor. Todo ello, claro, redondeado por su magnética presencia escénica, guinda de una entrega de premios que no superó los treinta minutos, una duración que debería ser costumbre y no excepción, y en la que se reconocieron las obras de Elena Trinidad Gómez García (Fotografía); Clara Ruiz (Relato corto + Podcast); Grupo Cian (Cortometraje); Andrea Pateña (Diseño) y Sistema Nervioso (Música).
Cinco propuestas ganadoras que, junto al resto de finalistas, pudieron ser vistas, leídas, analizadas y coreadas a lo largo de una noche en la que cada estancia del Centro Párraga adquirió la forma del reencuentro, el hallazgo y la admiración. También del desenfreno, los brindis, las sonoras carcajadas, las coreografías imposibles, pero defendidas con una convicción admirable, y las duras previsiones sobre el despertar del sábado, pero aquí hemos venido a hablar, sobre todo, de cultura. Y eso nos lleva irremediablemente al juego de las escaleras.
La opción del ascensor estaba ahí, pero la inmensa mayoría de personas que acudieron a la cita optaron por subir y bajar una escalera que ofrecía en cada una de sus posibles paradas una recompensa en forma de arte. De esta manera, si escogías el primer piso, podías disfrutar de los cortometrajes seleccionados, mientras que, subiendo a la segunda planta, te sumergías en las fotografías y relatos que alcanzaron la final con el acompañamiento sonoro de una sesión liderada por Jorge Guirao (Second) y Madbel. Continuando con el ascenso, el tercero de los espacios se dividió en música y teatro con, respectivamente, The Leadings y un espectáculo de la compañía 'El último que toque el palo se pone'.
Dirigida y protagonizada junto a una inmensa Julia Carrión-Provencio por Daniel V. Carrillo Palomo, '¿De qué hablamos cuando hablamos de amor?' fue la obra escogida para representar a la segunda de las disciplinas artísticas citadas. Una elección que brilló en sus interpretaciones y una puesta en escena que se sirvió de los elementos mínimos para cautivar y demoler. Tratando con delicadeza temas como la muerte, la salud mental, la familia, el miedo o el abismo de la pérdida, este espectáculo protagonizado por dos talentos unidos por la Escuela Superior de Arte Dramático de Murcia supuso una experiencia tan hipnótica como impactante.
Por último, tras Jungleo DJ, la velada concluyó con uno de esos regresos que demuestran que la espera, por muy larga que sea, siempre merece la pena si trae consigo la energía necesaria. Trece años después, The Leadings volvieron a la acción con un vibrante concierto que, además de suponer el disparo de salida para su última gira, la cual tiene prevista una segunda parada el próximo viernes en el festival Fortaleza Sound de Lorca, evento para el cual quedan entradas disponibles, funcionó a las mil maravillas como cierre del Rendibú. Transmitiendo una ilusión evidente por sentir de nuevo las tablas, la formación murciana confeccionó una banda sonora de pop/rock electrónico donde hubo lugar para la recuperación de joyas como 'Feel' o 'Let me try', nuevos temas ('Walk away') y hasta una versión del 'Four to the floor' de Starsailor con guiño incluido a Gala y su 'Freed from Desire'. Y así, lo que empezó con el ligero y encantador andar de un oso, terminó mutando en aullido festivo bajo la luna llena. Cosas que solamente pueden pasar (y pasan) en el Rendibú.
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