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Carlos Alcaraz hinca las rodillas sobre la Artur Ashe, tras derrotar a Jannik Sinner en los cuartos de final del US Open. efe
Las claves que convierten a Carlos Alcaraz en el número 1 más joven de la historia del tenis

Las claves que convierten a Carlos Alcaraz en el número 1 más joven de la historia del tenis

Un repertorio de golpes sin fisuras, la regularidad, su mentalidad privilegiada y su personalidad lanzan al murciano a la cima en el ocaso de la generación dorada

Lunes, 12 de septiembre 2022, 07:40

El US Open es el escenario ideal para el espectáculo, pero también para inspirar las obras más memorables de la historia del tenis. Allí empieza 'Open', la aclamada biografía de Andre Agassi. Es el marco del ensayo que escribió David Foster Wallace sobre Roger Federer. Y de 'Los niveles del juego', libro de referencias de John McPhee sobre el partido de 1968 entre Arthur Ashe y Clark Graebner. Muchas de las páginas de la biografía de Carlos Alcaraz también pasarán a la posteridad y recorrerán Flushing Meadows. En las pistas neoyorquinas despegó en 2021 el fenómeno murciano y allí ha cristalizado este fin de semana al convertirse en el número 1 del 'ranking' ATP más joven de la historia. «Soy Carlos Alcaraz y quiero hacer mi camino», contaba hace año y medio a LA VERDAD. El trazado que dibuja el murciano, por ahora, no tiene precedentes.

Estilo

Navaja suiza

No hay puntos débiles en el juego de Carlos Alcaraz. Tiene margen de mejora, como es obvio por su edad, pero no existen agujeros para noquearle. Es una navaja suiza capaz de desbloquear cualquier laberinto. La derecha, seña de identidad de su estilo agresivo, es solo la guinda de su abanico de recursos. Es sutil y preciso en las dejadas y no duda en subir a la red, donde se siente cómodo voleando.

Alcaraz descarga desde cualquier esquina de la pista. Esa es otra de sus virtudes: la potencia y electricidad en las piernas para cazar bolas imposibles, materia prima de vídeos virales que deja boquiabiertos a los espectadores. Pero si no tiene techo es porque en los últimos meses ha demostrado que aún sigue evolucionando. En el saque, que hasta el año pasado parecía su debilidad, y cada vez es más sólido y potente. Y en el revés, al que ha imprimido contundencia y variedad de direcciones.

Superficies

Tenista camaleónico

Esa versatilidad convierte a Alcaraz en un jugador camaleónico, que se adapta a todas las superficies. No es el prototipo español que saca su mejor versión en tierra batida. Tampoco es el típico cañonero que brilla en pista rápida y resbala en arcilla. Tiene cualidades para dominar y disfrutar durante todo el año: movilidad que aguanta peloteos largos, golpes liftados que hacen daño en arcilla y zarpazos ganadores sobre cemento.

Por eso ha sumado tantos puntos este año. Hasta ahora acumula cuatro títulos en tierra y uno en rápida, pero, en el global, ha alcanzado mejores resultados sobre cemento en los Masters 1000 y Grand Slam. La hierba es la asignatura pendiente por la falta de experiencia. Hay motivos para creer que también podrá reinar en Wimbledon.

Madurez

Mentalidad de acero ante la adversidad

Decía Andre Agassi en su aclamada biografía que el tenis es el deporte más solitario del mundo. La mentalidad es el factor diferencial que arruina o eleva carreras. No es necesario explicárselo al aficionado español: Rafa Nadal es el ejemplo más extraordinario. Ninguna comparación es válida, pero se puede considerar a Carlos Alcaraz otro privilegiado.

«Cabeza, corazón y cojones», es la recera de las tres 'C' que le ha guiado a remontar partidos que parecían perdidos. Y también a resetear tras derrotas traumáticas. Después de derrumbarse hace casi un año en la caldera de París-Bercy, conquistó las Next Gen ATP Finals. A la eliminación en primera ronda de Montecarlo este año respondió reinando en el Godó y Madrid de forma consecutiva. Y tras reconocer que le pudo la presión en Canadá y Cincinnati, ha conseguido en Nueva York su mejor resultado en un Grand Slam.

Regularidad

Constancia y fiabilidad

Esa mentalidad de hierro se traduce en constancia. Desde la irrupción de Nadal en 2005, no había un joven tan fiable. La irregularidad era el talón de Aquiles que compartían los eternos aspirantes a suceder al 'big three': los cortocircuitos de Medvedev, los derrapes de Zverev en los Grand Slam o la vulnerabilidad de Tsitsipas en las rondas finales de los grandes torneos. Enlazaban triunfos prometedores con derrotas inesperadas. Demasiadas decepciones que frenaban su progresión.

En cambio, el trazado de Alcaraz es firme desde el principio. En su segundo año supera el 80% de victorias y ha elevado cuatro títulos. Además, ha alcanzado las semifinales en ocho torneos de los 14 que ha disputado. Y solo en dos citas ha cedido a las primeras de cambio.

Personalidad

Carisma, 'show' y humildad

Eran las tres de la mañana del jueves y Carlos Alcaraz había pasado más de 5 horas sobre la pista para superar a Jannik Sinner. Tenía que descansar y pensar en las semis, pero se quedó un rato más en la Arthur Ashe para firmar autógrafos y obsequiar a sus fans con unas zapatillas. El murciano ha forjado un vínculo especial con el público neoyorquino, amante del 'show', pero 'Charly' se gana a los fans allá donde va.

Tiene el carisma para lanzar guiños al público en las celebraciones, rara vez esboza malos gestos, su discurso fuera de pista está muy medido y siempre muestra su humildad al no olvidar sus raíces en El Palmar. Alcaraz es un chaval que cae bien. Gracias a esta personalidad, ha encontrado aliados en públicos tan diferentes como los de Wimbledon o el US Open. Así consigue silenciar el ruido externo y conectar con los espectadores, un empuje extra en un deporte que se juega casi siempre con público neutral.

Precocidad

Un ganador desde el principio

El asalto al número 1 de la ATP es el último récord de que ha pulverizado Carlos Alcaraz. Los está coleccionando desde que desembarcó en el circuito en 2021. Este año se ha proclamado como el campeón más joven de la historia en Río de Janeiro, Madrid y Miami, donde no se había coronado ningún español.

El tenis, por definición, es un deporte precoz. No es extraño ver a menores de 20 codeándose los mejores en la élite. Pero Alcaraz lo está llevando al extremo de los más grandes. Su primer partido de Grand Slam llegó con 17 años, igual que Nadal, Federer y Djokovic.

El momento oportuno

La recta final del 'big three'

Tan importante como llegar pronto es hacerlo en el momento oportuno. Es uno de los factores diferenciales que hacen de Alcaraz el número uno más joven. Su explosión ha coincidido con la recta final del 'big three', una etapa irrepetible de la historia del tenis. Nadal, Federer y Djokovic han colonizado el 'ranking' y los 'majors' durante los últimos quince años. Pero el suizo ya está alejado del circuito, las lesiones obligan al balear a ser muy selectivo con su calendario y el serbio se está perdiendo torneos importantes por las normas contra no vacunados.

Las grandes leyendas de la raqueta también despegaron pronto, pero se toparon con otros mitos en plenitud. Nadal y Djokovic, por ejemplo, aterrizaron en el circuito cuando Federer ya reinaba. Justo antes el trono era de Sampras, que de adolescente chocó con los mayores éxitos de Jim Courier y Stefan Edberg. El sueco, con Ivan Lendl y John McEnroe. Y el volcánico norteamericano, que levantó cinco títulos con 19 años, tenían que lidiar con Björn Borg y Jimmy Connors. Cuando este último tenía la edad de Alcaraz, ni siquiera existía el 'ranking' ATP.

Rivales

El elegido de su generación

En definitiva, el tenis ha abierto ante Alcaraz y sus coetáneos una oportunidad única, pero solo él la ha aprovechado. En los últimos años, los aficionados han visto desfilar a promesas que se caían por el camino. Nadie podía discutir el dominio del 'big three' y, lo peor, nadie parecía capacitado para minimizar la nostalgia de su ocaso. Ahora el elegido para la nueva era ya está claro.

Otros aspirantes como Zverev y Tsitsipas no se han consolidado y en la generación de Alcaraz no hay por ahora nadie a su par. Se postula Jannik Sinner, otro prodigio. Dos años mayor que el murciano, va por detrás en grandes títulos. Pero los dos están dando forma a la gran rivalidad del futuro. No hay gran jugador sin su némesis. La necesitará el murciano para cargar de mística una carrera que, desde sus inicios, ya es histórica.

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