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En un ejercicio de resistencia y fortaleza mental, Carlos Alcaraz superó este miércoles ante un extraordinario Albert Ramos una dura lección de lo que cuesta sobrevivir en un gigante como Roland Garros. El murciano ya está en tercera ronda tras vencer al catalán en cinco mangas por 6-1, 6-7 (7), 5-7, 7-6 (2) y 6-4, tras nada menos que cuatro horas y 34 minutos de batalla.
Nada hacía presagiar que el sexto del mundo sufriera tanto en la Simonne Mathieu, la tercera pista en importancia tras la Philippe-Chatrier y la Suzanne Lenglen. Se había cruzado antes en dos ocasiones con Ramos, número 44 del circuito, y en ambos casos el triunfo había caído del lado del joven: Río de Janeiro (2020) y Umag (2021). De hecho, el de Mataró fue la primera víctima de Alcaraz en el circuito profesional.
Además, el pupilo de Juan Carlos Ferrero ha explotado definitivamente este año, hasta el punto de que derrotó a Rafa Nadal y Novak Djokovic en el Mutua Madrid Open. El murciano llegó como uno de los favoritos a París y ya en su primer partido venció cómodamente a Juan Ignacio Lóndero por 6-4, 6-2 y 6-0.
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Pero Ramos, que acabó muy tocado fisicamente, es un veterano guerrillero de la arcilla, un tipo experto en los largos partidos de Roland Garros, donde actuaba por decimosegunda vez. Los cuartos de final de 2016 y los octavos de 2017 han sido sus mejores resultados, pero frente a la joven gran irrupción del deporte español no tenía nada que perder y sí mucho que demostrar.
El murciano comenzó con bastante solvencia y confianza, enviando con su servicio misiles difíciles de responder por el catalán. Además, los intercambios eran favorables a Alcaraz, muy atento al resto y subiendo para realizar dejadas. Cuando se impuso en la primera manga con gran autoridad, era difícil presagiar lo que podría suceder a continuación.
Cambió el panorama cuando, en el primer juego de la segunda manga, Ramos superó un 30-40 amenazante y logró al fin su segundo 'game' del partido. El saque del tenista de Mataró era más profundo, su juego más consistente y su cabeza más lúcida entonces que la de Alcaraz, que comenzó a precipitarse y a fallar mucho más de la cuenta. Llegó el segundo episodio al 'tie break' y allí Ramos no perdonó con su servicio en la tercera pelota de set.
Ramos se hizo fuerte, Alcaraz vulnerable como no se le conocía en los últimos meses y la tercera manga cayó de nuevo a favor del tenista catalán, mejor siempre en los momentos decisivos. Sobre todo, menos erráticos. Se impuso 5-7 y siguió jugando a lo que quiso, y más le interesaba, hasta el tramo final de la cuarta manga. Ahí tuvo el partido ganado, pero la derecha que tanto le había corrido ya se le quedaba corta. Con saque y 5-4, despedidó una bola de 'match-ball' que estrelló en la red. Un error no forzado le condenó.
Alcaraz, como los grandes, dio un salto de calidad extraordinario en el momento clave, cuando se vio ya más fuera que dentro de París. Acabó igualando a dos mangas tras una muerte súbita en la que el murciano fue muy superior, y la cita se fue hasta el quinto set. De nuevo, contrastes. Cuando parecía que el jugador de El Palmar impondría su juventud y calidad, Ramos hizo un ejercicio extraordinario de madurez. Volvió a lograr un 'break' y se situó con 3-0 favorable.
De nuevo, Alcaraz ofreció una respuesta de campeón en un momento durísimo. Recuperó el servicio perdido con un punto extraordinario, seguramente el mejor de este Roland Garros de momento, en el que mostró las cualidades de atleta de resistencia y a la vez velocista. Cerró el puño, miró a Juan Carlos Ferrero y se disparó hacia la victoria. Hay un dato que explica el porqué de tanto sufrimiento. Mientras Ramos logró seis de sus puntos de 'break', Alcaraz solo salió airoso en ocho de las 31 oportunidades de que dispuso.
Después de cinco meses estupendos de alegrías, ayer llegaron las dudas, los problemas, lo que le faltaba por cumplir: demostrar que también sabe sufrir y remontar. Y Alcaraz lo hizo tras una batalla de más de cuatro horas ante un espléndido Albert Ramos, que lo llevó al límite del esfuerzo y a sumar a su historial una de esas páginas de entrega, pasión y lucha. El murciano ya está en tercera ronda de Roland Garros.
Sabe Carlos Alcaraz que su partido fue muy mejorable. Conectó tantos golpes ganadores (74) como errores no forzados. Estuvo tenso y lejos de su mejor nivel, tremendamente errático y fallón. «Sabía que si salvaba esa bola de partido tendría mis oportunidades, y en el 'tiebreak' del cuarto set he sido muy agresivo. Esa bola lo ha cambiado todo», comentó Alcaraz a pie de pista, la remodelada Simonne Mathieu, edificada junto a los invernaderos del Jardín des Serres.
«No sé cómo he ganado este partido. Ha sido una locura. Esto no hubiera sido posible sin este público, porque me siento como en casa. Siento su apoyo en cada punto», confesó el número 6 del mundo. «Todavía soy joven, pero diría que soy un jugador con experiencia. Me siento cómodo jugando en pistas grandes, en Grand Slams. Soy fuerte tanto física como mentalmente. Estoy preparado para jugar este tipo de partidos y estas situaciones en estos torneos», añadió el murciano, quien tiene que «aprender» de lo sucedido ayer frente a Ramos. «He aceptado que no estaba jugando brillante y he sacado el partido», destacó.
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