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Cruzaban nubes negras sobre la pista central del complejo deportivo Clube de Tenis de Estoril, casi volaban los geranios y margaritas de los maceteros, únicos testigos de un torneo que se juega sin público por las restricciones vigentes en estos momentos en Portugal debido a la pandemia, y un huracán croata de nombre Marin Cilic barría al novato Carlos Alcaraz, con acné en el rostro y fuego en el brazo derecho.
El realizador de la televisión lusa abusaba de los planos aéreos, buscando esas mismas nubes amenazantes que habían descargado bastante agua el día anterior, obligando a suspender el encuentro entre el croata y el murciano. Las cámaras se centraban en el vaivén de las margaritas e incluso nos mostraban el batir de las olas en las cercanas playas de Cascais. Pero es que no había partido. Los saques de Cilic, ex 'top ten', número 6 del ranking hace unos años y ganador del US Open en 2014, rondaban los 200 kilómetros por hora. Los de Alcaraz apenas superaban los 120 km/h. El murciano solo ganaba el 25% de los puntos con su segundo servicio. Y así era imposible plantarle cara a un oponente de la talla de Cilic.
Se llevó la primera manga el croata en 40 minutos (6-3), pero en el último juego de ese set ya cambió el decorado. Porque Alcaraz se quitó los miedos y empezó a jugar como él sabe. Juan Carlos Ferrero, completamente solo en una silla ubicada en una esquina, le hacía un gesto inequívoco a su joven pupilo: «'piensa, piensa'», le recordaba.
Alcaraz salvó dos bolas de set, pero a la tercera acertó Cilic. Aunque se vio abajo en el marcador, se animó el murciano, quien venció en el tercer juego de la segunda manga tras levantar cuatro puntos de 'break'. 2-1 a favor y puso el turbo. Cilic, que había metido seis saques directos en la primera manga, ya no hizo ninguno más. Se enredó con su saque el croata, de 32 años, y ya no ganó los perdió todos. Tampoco vio la luz al resto, en un segundo set en el que Alcaraz enseñó todo lo que tiene. Talento puro, el murciano solo necesita ser más constante en su juego y que sus virtudes vayan arrinconando a sus defectos. Es cuestión de tiempo.
Cilic hizo sus primeras dobles faltas (cuatro) y Alcaraz, como un veterano a pesar de que todavía no ha soplado las 18 velas, vio que su rival empezaba a tener dudas y le castigó una y otra vez. Ahora con la derecha. Ahora con el revés. Una dejada por aquí y un liftado por allí. En 40 minutos se hizo con el segundo set el joven tenista de El Palmar (6-1).
Esperábamos todos una reacción de Cilic y llegó. Los campeones nunca se van del todo. Ganó los dos primeros juegos del tercer set. Pero Alcaraz, otra vez tirando de un aplomo impropio de su juventud, volvió a levantarse y niveló la contienda. Tuvo el 'break' en el quinto juego, pero el murciano dio por bueno un punto que el juez de línea cantó fuera. Pisó la tierra y le aplaudió Ferrero. Alcaraz, un caballero a sus 17 años. Se salvó Cilic y se fue hasta el 4-2, pero otra vez remó Alcaraz.
Con el 4-4 parecía más nervioso el veterano que el novel. Pero Cilic se agarró a la pista y salvó su saque. Alcaraz arriesgó demasiado con una dejada que se quedó en la red y que le dio un 'match-ball' a su rival. Ya había levantado uno el murciano. El segundo sí lo aprovechó Cilic, que pasó a la segunda ronda tras verse fuera del torneo durante un rato. Porque Alcaraz lo llevó al límite. Se acabó así la aventura del murciano en Estoril. Próxima parada: Madrid.
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