![Lo mejor de los tres mundos](https://s1.ppllstatics.com/laverdad/www/multimedia/2023/07/18/182338047--1200x840.jpg)
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La carrera hacia la cima de Carlos Alcaraz fue vertiginosa y, tras lo visto en la hierba de Wimbledon, ya no hay dudas de que el titán de El Palmar puede ser imparable cuando controla los nervios propios de la alta competición, disfruta ... cada segundo en la pista y despliega su mejor tenis. La derrota en Roland Garros, donde el estrés y la presión acumulada le produjo calambres incapacitantes ante Djokovic en la arcilla de París, fue la amarga lección que solo unos pocos meses después le permitió ganar el decisivo quinto set en la pista central del All England Club. A todos asombró su vertiginosa adaptación a una superficie en la que apenas había competido, aunque la mejor noticia de este domingo es que su resiliencia mental evoluciona igual de rápido que su aclimatación a todo tipo de pistas y escenarios. Tras haber perdido el primer set por un rotundo 6-1, Alcaraz dio la vuelta al partido al activarse un 'clic' en su cabeza que le hizo empezar a divertirse y a jugar con valentía.
El espectacular juego mental y físico del murciano me trae a la memoria la sensacional autobiografía de otro ganador de Wimbledon, Andre Agassi. Titulado 'Open' y escrito en colaboración con el premio Pulitzer J. R. Moehringer, el libro describe cómo el tenis poco menos que fue para Agassi una prisión de la que pasó unos 30 años tratando de escapar. Su padre, un inmigrante de origen armenio que trabajaba en un casino, construyó cuando Andre era solo un niño una pista de tenis en el patio trasero de su destartalada casa a las afueras de Las Vegas. Y allí le sometió a él y sus hermanos a un entrenamiento infernalmente intensivo. Solo Andre sobrevivió a la presión y acabó en una academia de tenis en Florida donde había una feroz competencia. «No empecé en el deporte por elección, yo odiaba el tenis con toda mi alma y lo odié la mayor parte de mi carrera –declaró en una ocasión Agassi–. Tenía que golpear miles de bolas cada día porque mi padre tenía la idea de que nadie me iba a ganar si entrenaba más que nadie. Yo solo tenía ocho años y era una carga que me hundía. Ese resentimiento me acompañó durante toda mi carrera». Solo en el último tramo de esa trayectoria, Agassi recuperó la alegría por el juego y alcanzó su mejor talla como tenista.
Alcaraz atesora tanto talento o más que Agassi y seguirá cosechando triunfos mientras se divierta jugando, controle la presión y se someta a las exigencias de preparación propias de la élite mundial del tenis. «Nunca he jugado contra un jugador como él», confesó Djokovic. «Carlos es un jugador muy completo. Es increíble su capacidad de adaptación, clave para la longevidad y una carrera exitosa en todas las superficies. Tiene lo mejor de los tres mundos: Federer, Nadal y yo», remachó.
Alcaraz desafío unas estadísticas que eran abrumadoramente favorables para el poseedor de 23 torneos de Grand Slam. Djokovic triunfó en las últimas cuatro ediciones de Wimbledon desde 2018 (no hubo en 2020 por la pandemia), venciendo en 34 partidos disputados consecutivamente en las pistas del All England Club. La trayectoria que acumulaba este año era espectacular. Ganador del Open de Australia y de Roland Garros, llevaba ganados 60 de los 65 sets disputados en torneos de Grand Slam. Novak lo tenía todo a su favor y el primer set, cuando de nuevo Alcaraz parecía superado por la presión y los nervios, apuntaba a que los pronósticos que le daban favorito iban a cumplirse. Pero no. Alcaraz acabaría venciendo, con nada menos que 66 golpes ganadores frente a los 32 de su rival. Con su victoria, Carlos Alcaraz es quien vuelve a protagonizar nuevos hitos, convirtiéndose en el tercer jugador más joven en ganar Wimbledon, tras Boris Becker y Bjön Borg. Su victoria ha sido recibida con entusiasmo por el mundo del tenis, pues con Rafa Nadal y Roger Federer fuera de juego, Novak Djokovic se encontraba sin rivales a su altura. Con su dominio casi absoluto, el tenis de las grandes citas se había vuelto predecible. Eso se acabó.
El éxito de Carlos Alcaraz es también el de todo su equipo, empezando por Juan Carlos Ferrero, su entrenador en su escuela de Villena. No es casual que gran parte de los grandes jugadores profesionales hayan estado en contacto con entrenadores españoles, que siguen métodos muy diferentes al empleado con Agassi en esa especie de academia-campo de concentración a donde le mandó su padre. El triunfo cosechado en Wimbledon es sobre todo mérito de quien se batió durante más de cuatro horas en la pista central de Wimbledon, situando otra vez a la Región de Murcia en el foco de atención internacional. No podía haber mejor embajador de nuestra tierra que Carlos Alcaraz, quien una vez más demostró su cariño con el lugar donde nació y donde vive.
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