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El 10 de abril de 1815 el volcán Tambora, situado en la isla de Sumbawa (Indonesia), entró en erupción. No fue un fenómeno volcánico más. ... Aquella fue la erupción más grande conocida en los últimos 10.000 años. La explosión fue tan violenta que la montaña del volcán quedó echa añicos, cambiando totalmente su fisionomía. De los 4.400 metros de altura que tenía la montaña antes de la erupción, se pasó a los 2.850 metros que tiene en la actualidad. Además, la columna eruptiva que se formó sobrepasó los 40 km de altura, inyectando más de 160 km3 de materiales a la atmósfera. ¿Cuáles eran estos materiales? La composición de gases emitidos por los volcanes varía dependiendo del tipo de magma y de la actividad volcánica. Los principales son el vapor de agua (50%-90%), dióxido de carbono (1%-40%), dióxido de azufre (1%-25%), sulfuro de hidrógeno (1%-10%) y cloruro de hidrógeno (1%-10%). Otros gases encontrados en menor cantidad incluyen disulfuro de carbono, sulfuro de carbonilo y fluoruro de hidrógeno. ¿Cómo se forma la famosa lluvia ácida de la que tanto se está hablando estos días? Al reaccionar con el vapor de agua, los distintos gases generan diferentes ácidos (principalmente nítrico, sulfúrico y sulfuroso) que se incorporan a las gotitas de las nubes. A la lluvia procedente de estas nubes se la conoce como «ácida» y, al caer sobre la superficie terrestre, puede producir efectos perjudiciales en la vegetación, en el suelo, en las aguas y, en ocasiones, en los humanos.
Volvamos a la tremenda erupción del volcán Tambora. Como estamos observando en la tragedia de La Palma, cuando un volcán entra en erupción, las poblaciones cercanas sufren terribles consecuencias. Sin embargo, lo ocurrido en la isla de Sumbawa tuvo consecuencias en zonas muy alejadas. El ruido provocado por la erupción del Tambora se escuchó a casi 3.000 km de distancia y las condiciones meteorológicas cambiaron en los sitios más insospechados. Debido a los intensos vientos estratosféricos reinantes en la zona, los materiales escupidos por el volcán (principalmente cenizas y dióxido de azufre) viajaron por todo el planeta. Esto provocó, entre otros fenómenos meteorológicos, una bajada muy significativa de las temperaturas a miles de kilómetros de Indonesia, consecuencia, entre otras causas, de la reducción de la luz solar por la capa de polvo en la estratosfera.
La lluvia se triplicó en algunas zonas del mundo (como en los polos) y nevó copiosamente en lugares cercanos al ecuador, como el sur de México y Guatemala. Tanto en el nordeste de Estados Unidos como en el norte de Europa, el invierno siguiente fue mucho más frío de lo habitual y, en la posterior primavera, no solo se registraron precipitaciones excesivamente altas, sino que incluso se produjeron nevadas sin precedentes en dicha época.
Las alteraciones meteorológicas no acabaron ahí. 1816 se conoce como 'El año sin verano'. Por culpa del velo volcánico procedente de la erupción ocurrida más de un año antes en Indonesia, agosto fue un mes muy frío y lluvioso en toda Europa (incluida España). Fueron muy habituales drásticas y rápidas oscilaciones de temperatura, pasando en cuestión de horas de las normales en verano (superiores incluso a 35 °C) a temperaturas cercanas al punto de congelación.
Pero las consecuencias de 'El año sin verano' no fueron únicamente meteorológicas, también agrícolas y económicas. Las cosechas de cereales, olivos y viñedos sufrieron grandes pérdidas por culpa del enfriamiento global consecuencia de la erupción del Tambora. Aunque los granjeros de algunas zonas del mundo consiguieron que las cosechas de maíz y otros granos llegaran a madurar, los precios subieron considerablemente. La avena, por ejemplo, casi multiplicó por ocho su precio, pasando de 12 centavos por bushel del año anterior a 92 centavos.
¿Y qué tiene que ver la famosa erupción del volcán situado en la isla de Tambora con Frankenstein y el conde Drácula? Veamos.
Suiza fue un de los países europeos donde las inclemencias meteorológicas se notaron con más fuerza. La bajada de temperaturas en este país centroeuropeo fue tal que muchas personas decidieron cambiar sus hábitos veraniegos. Entre este grupo de personas se encontraba un elenco de escritores e intelectuales de la época. Me refiero, ni más ni menos, que al mítico poeta del romanticismo Lord Byron, al escritor Percy Bysshe Shelley, al gran escritor inglés John Polidori y a una de mis autoras preferidas, la gran escritora dramaturga, ensayista y biógrafa británica Mary Wollstonecraft Godwin (más conocida como Mary Shelley tras casarse con Percy). Todos ellos veraneaban en la Villa Diodati, una mansión cerca de Ginebra situada a orillas del lago Lemán alquilada por Lord Byron.
Aburridos y hastiados por el mal tiempo y la lluvia incesante que les impedían salir de la mansión, Byron, Polidori y Shelley idearon entretenerse contándose historias de terror. Según se puede leer en varias fuentes, en una tormentosa noche de verano de 1816, Byron, Percy, Polidori y Mary Shelley imaginaron posibles relatos protagonizados por personajes terroríficos. ¿Y saben qué dos maravillas surgieron de aquellas conversaciones? Por un lado, Mary Shelley diseñó la que es considerada la primera historia moderna de ciencia ficción y una excelente novela de terror gótico: 'Frankenstein o el moderno Prometo'. Por otra parte, John Polidori concibió la idea para su novela 'El vampiro', que sirvió de inspiración a Bram Stoker para su célebre 'Drácula'.
Estimados lectores de LA VERDAD, treinta años antes de lo ocurrido en la isla de Sumbawa, el gran político, científico e inventor estadounidense Benjamin Franklin, considerado uno de los Padres Fundadores de los Estados Unidos, fue el primero en predecir la relación entre los episodios volcánicos y las anomalías climáticas. Lo hizo analizando las consecuencias de la erupción de un volcán llamado Laki, situado en Islandia. Lo que jamás se le pasó por la cabeza a Benjamin Franklin es que este tipo de fenómenos daría lugar a uno de los libros más famosos de la historia, 'Frankenstein', y a uno de los personajes más conocidos, el conde Drácula.
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