Movilidad con nuevo traje

Se ha apelado para ello a la responsabilidad y a la obligación de evitar el quebranto para las arcas municipales que hubiera supuesto la reversión de los distintos proyectos. No obstante, el edil de Movilidad no se han cansado de afirmar, por un lado, que su antecesora en el cargo «empezó la casa por el tejado» y, por el otro, que se va a articular un plan para poner en marcha medidas que modulen los efectos en el tráfico de las nuevas infraestructuras. Busca el Ayuntamiento, así, reducir los atascos en el centro de la ciudad, los cuales se agudizaron tras el verano, con el arreón final de los trabajos.

En relación a esta última cuestión, la primera gran decisión adoptada ha sido la de abrir al tráfico privado -aunque, en principio, solo durante estas navidades- el carril bus de la Gran Vía, medida que parece ir en contra de la filosofía de la propuesta del plan de movilidad de Serrano: sacar coches del centro. En lo que se refiere al fallo en el orden de los factores, tiene el Consistorio pendiente, por encima de todo, la puesta en marcha del nuevo sistema de autobuses.

Es esta la apuesta con la que se debe convencer a los vecinos de que existe una alternativa eficiente al automóvil. Sin embargo, el nuevo modelo de transporte público sigue todavía sin fecha, lo que, además, acaba por cabrear a muchos ciudadanos que contemplan unas plataformas exclusivas de bus con un uso muy por debajo del esperado. Tampoco se ha terminado de completar la red de parkings disuasorios planteada. Toca adaptarse al traje sin saber, aún, si se va de etiqueta o no.