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Uno de los personajes del año es en realidad una sigla: ERTE, una figura laboral que desde hace tiempo vivía a la sombra de su ... hermana mayor, ERE, pero que desde que asomó la Covid y se le vitaminó adecuadamente ha pasado a desempeñar un papel trascendental en la economía, hasta el punto de que sería muy difícil imaginar, por no decir imposible, qué habría ocurrido sin su participación. Las innegables ventajas que ERTE ofreció a empresarios y trabajadores para afrontar la crisis pandémica generó una avalancha de solicitudes que pilló desprevenidos a los gestores públicos, lo que provocó el colapso en la tramitación administrativa, alguna destitución, errores por doquier e infinidad de quejas y denuncias por el retraso en el pago de la prestación. Pero todo ello era preferible a los despidos que se habrían producido de haber intervenido el despiadado ERE. En la Región de Murcia, y solo en la primera oleada del coronavirus, unas 15.000 empresas recurrieron a ERTE para que diera amparo a unos 80.000 trabajadores. En España rondaron los cuatro millones.

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laverdad ERTE sube a los altares