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Los besos robados

Jueves, 31 de diciembre 2020, 00:02

A las puertas de la muerte, la vida ya se lo había quitado casi todo, incluida buena parte de la memoria, un marido y dos ... hijos al nacer. Quién le iba a decir a Josefa que un virus de origen chino le mandaría al hospital y también le arrebataría los besos y los abrazos que le dispensaba casi a diario el único hijo que le quedaba. Nueve meses después, las caricias han vuelto a las residencias de mayores de la Región. El mejor regalo antes del premio gordo de las vacunas, que están a punto de llegar para unos ancianos que han sufrido como nadie el impacto de la pandemia. Desde marzo, la Covid-19 se ha cobrado casi 200 vidas en estos centros, a lo que hay que sumar las secuelas físicas y psicológicas que han provocado el aislamiento, la soledad y la pena en esta montaña rusa de dolor. Josefa, la primera mujer que condujo ambulancias en España, muleña de 90 años, ha podido esquivar los peores estragos de una enfermedad que a tantos amigos suyos ha mandado al otro barrio de forma precipitada.

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